RELACION DOCENTE COMUNIDAD
Enviado por 3nir1da • 26 de Noviembre de 2013 • 2.135 Palabras (9 Páginas) • 672 Visitas
Por medio de la elaboración del siguiente trabajo se pretende llagar a ahondar un poco más en relación al tema de la sociología de la educación desde la perspectiva de la relación existente entre el educador con sus estudiantes y la comunidad en la que viven ambos.
Consideramos que la relación existente entre el educador, tanto con el educando como con la comunidad es de gran importancia en el ámbito educativo ya que fija, de una manera u otra, aspectos relevantes en las características de la educación.
El educador debe buscar por todos los medios existentes y posibles que exista una buena relación, de calidad, con sus alumnos.
Para conseguir esto es vital y fundamental que se trabaje conjuntamente con la comunidad que los rodea, ya que ella es parte educadora y agente socializador de los alumnos. Los factores económicos, sociales, culturales, religiosos, entre otros, que forman parte de una comunidad se deben ver reflejados en la educación, así como en la relación entre el educando y el educador.
Todos estos hechos, consideramos que facilitan el proceso de comunicación, haciéndola más efectiva y significativa, tanto para los docentes como para los alumnos, consiguiendo con esto que la relación (docente – alumno – comunidad), se lleve a cabo con éxito.
CONTENIDO
Toda persona que comienza a estudiar o ejerce la carrera docente debe tener bien clara la importancia de su labor como colaborador imprescindible del proceso de crecimiento personal y preparación para la vida.
A veces los problemas personales y las dificultades crecientes a las que se enfrentan las comunidades, ocasionan que algunos alumnos adopten actitudes que no condicen con esta esencial función, lo que determina la necesidad de una revisión continua y crítica, que incluye los conocimientos, metodologías y actitudes, del desempeño frente a los educandos. Un educador que enfrenta la realidad con mentalidad positiva y utiliza los conocimientos como herramientas para poner a los educandos en contacto con la vida, logra que éstos se motiven.
Difícilmente podrá orientarse adecuadamente una persona que recibe señales contradictorias respecto a lo que se espera de él o lo que se piensa es mejor para su realización como ser humano. Si existe madurez en la relación docente – comunidad (familia), la colaboración mutua favorecerá notablemente la transformación deseada para bien del estudiante. Por esto, si las condiciones no se dan, los padres tienen el derecho y el deber de exigir un ámbito de participación que les permita intercambiar ideas y colaborar con los responsables de la educación formal de sus hijos.
EDUCADOR – EDUCANDO:
Considerando la relación educador - educando, los estudiantes deben tomar conciencia que el proceso educativo es bidireccional. Por su propio bien, no pueden limitarse a ser meramente receptivos. Son los mejores críticos que pueden tener los docentes, quienes tienen obligación de escucharlos y valorar sus propuestas.
Este intercambio debe realizarse en un clima cordial por ambas partes, ya que solamente se obtienen frutos cuando se trabaja en un ambiente de tranquilidad y tolerancia mutua, benéfico para todos los involucrados en la tarea.
El propósito de la educación es establecer una relación de ayuda para que educadores y educandos a través de su experiencia dentro del fenómeno educativo, cumplan una parte de su misión de ser hombres, y se preparen para ir cumpliendo las etapas de la vida.
Es importante tomar en consideración que la práctica educativa se debe considerar como el proceso enseñanza-aprendizaje, como un trabajo creativo, congruente y responsable, en la medida en que la educación debe estar dirigida a la producción de conocimiento. Por lo tanto el eje de la relación educador-educando deberá ser la investigación, como elemento unificador del proceso enseñanza-aprendizaje.
El educador debe dejar de ser el centro de la actividad académica, y pasar a ser un facilitador del proceso de aprendizaje. En este sentido, el elemento más importante en la enseñanza-aprendizaje, es definitivamente el educando.
Existe la llamada pedagogía del diálogo, sostiene que dentro del marco de una sociedad democrática -y una educación también democrática-, el maestro, mucho más que despreciar la capacidad del educando, debe aprovechar sus conocimientos, respetarlos y evaluarlos. Desarrollar la pedagogía del diálogo implica respetar los principios democráticos en el sistema educativo y estimular el respeto recíproco entre educando-educador.
La primera función de la escuela es la de educar a personas que tengan la capacidad de crear y no sólo de reproducir lo que otras generaciones hicieron a su turno, en vista de que los individuos son activos y creativos por naturaleza. Y, por eso mismo, el educador debe tender a satisfacer el interés y las aspiraciones propias del niño, poniéndolo a él en el centro del proceso de enseñanza/aprendizaje.
La pedagogía del diálogo elimina el monólogo y el monopolio de la palabra del educador y, consiguientemente, el sistema bancario de la educación tradicional, en el cual el educador es el sujeto real, cuya función indeclinable es llenar a los educandos con los contenidos de su narración.
En una buena relación entre el educador y el educando, la propia actividad y curiosidad del alumno es un excelente medio para la adquisición de los conocimientos necesarios.
Nada se puede imponer mecánicamente desde fuera, y menos cuando el educando no está motivado. Es decir, el educando no debe ser forzado a aprender nada sólo porque está establecido en el programa escolar ni porque estará en el examen, sino porque él mismo ha visto la necesidad y tiene deseos de progresar hasta ciertas metas propuestas.
El educador debe aprender a conversar con el educando, reducirse a su estatura, para ayudarle a resolver los problemas que él no puede resolverlos por sí solo. Por medio del diálogo puede desarrollarse todo el proceso de enseñanza/aprendizaje, sin dejar de contemplar las demás necesidades que tiene el educando, desde las fisiológicas hasta las psicológicas.
En una buena relación el educando y el educador son sujetos, y ambos participan activamente en el proceso de enseñanza/aprendizaje. Entre ellos se da un respeto recíproco y una interrelación constante. No se admite que ningún educador decida de manera arbitraria lo que está bien o lo que está mal, sin que exista una intercomunicación real con el educando; más aún, cuando se sabe que todo lo que puede ser lógico para el adulto, puede ser ilógico para el
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