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Sócrates


Enviado por   •  13 de Mayo de 2015  •  Tesis  •  2.337 Palabras (10 Páginas)  •  135 Visitas

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El discurso apologético de Sócrates ha sido precedido por la lectura de la acusación (incluyendo el pedido de muerte), por uno de los acusadores llamado Anito. Este previene a los jueces del poder de convicción de Sócrates. En cambio Sócrates comienza el alegato explicando que el poder de convicción no es otra cosa que decir la verdad. Dice que entre las muchas cosas que se han mentido sobre el, es la de decir que ellos (los jueces) iban a ser engañados por el dada la “habilidad para hablar”. El no dice ser “hábil” salvo que llamen hábil a quien dice la verdad.

Además, afirma que de él escucharan expresiones improvisadas y que por ser la primera vez que comparece con un tribunal (pese a tener 70 años) viene a ser como un extranjero respecto del leguaje que se usa ahí. Por lo tanto solicita que se le permita hablar en su estilo, y que solo se atengan a si dice cosas justas o no.

Como primera medida Sócrates siente la necesidad de defenderse de las acusaciones falsas que han hecho los primeros acusadores; y después de las acusaciones posteriores hechas por acusadores posteriores.

Sócrates señala que “los primeros acusadores son los mas temibles, esos que han educado a muchos de ustedes (es decir a los atenienses) desde la infancia, acusándome falsamente y convenciéndolos de que hay un tal Sócrates, hombre sabio, preocupado por cosas del cielo como dado a investigar cuanto hay bajo tierra, y convirtiendo el argumento mas débil en el mas fuerte”.

Según el, estos les hablaron a muchos atenienses en aquella edad en la que mas probablemente le creerían, porque muchos de ellos eran niños y muchachos.

Es por eso que Sócrates habla de que sus acusadores han sido de dos clases: unos, los que acababan de acusarlo y otros son los que lo acusan desde hace tiempo.

Las antiguas acusaciones

Como primera medida Sócrates quiere aclarar esa imagen falsa de él. Sócrates es confundido con filósofos de la naturaleza (hoy llamados “presocráticos) y cuya ciencia Sócrates manifiesta desconocer. Por otro lado se lo confunde con sofistas (que hacen pagar las lecciones.)

Ahora bien: ¿que decían los que forjaron esa imagen falsa?

“Sócrates es culpable de indagar impertinentemente las cosas subterráneas y celestiales, y de hacer pasar por mas fuerte el argumente mas débil, y enseñar a otros estas mismas cosas”. Además afirman que en la comedia de Aristófanes hay un tal Sócrates que anda por los aires declarando muchas tonterías.

A todo esto Sócrates pregunta si alguna vez alguien que presenció sus charlas le oyó hablar sobre tales temas. O de si alguien le vió haciendo fortuna con sus lecciones.

El oráculo de Delfos y la sabiduría de Sócrates

Sócrates reconoce que, aunque no sea filosofo naturalista ni sofista, se ha hecho cierta fama de sabio. Es por ello que intentará explicar que es lo que le ha creado tal reputación y tal falsa imagen. Remonta esto a una consulta de su amigo Querefonte, quien acudió a Delfos para preguntar a la pitonisa de Apolo si había alguien más sabio que Sócrates, y la respuesta fue que Sócrates era el mas sabio.

Al enterarse de aquello, Sócrates fue al encuentro de los que eran considerados sabios, en el pensamiento de que allí, refutaría la sentencia del oráculo demostrándose que hay otras personas mas sabias que él, pese a lo que había dicho el oráculo.

Al dialogar con un sabio de reconocida reputación experimento lo siguiente: que muchos de los que estaban con el sabio creían que ese hombre era sabio, y sobre todo el mismo lo creía, pero en realidad no lo era. Paso seguido, Sócrates intento demostrarle al sabio que aunque el creía ser sabio, no lo era. La consecuencia fue que se atrajo el odio de él, y de muchos de los presentes.

Luego Sócrates hizo la siguiente reflexión: “yo soy más sabio que este hombre; en efecto, probablemente ninguno de los dos sabe nada valioso, pero este cree saber algo, aunque no sabe, mientras que yo no sé ni creo saber.”

Después se dirigió hasta otro de los que pasaban por ser sabios, y le paso lo mismo: también allá se atrajo el odio de aquel y de muchos otros.

Sócrates sacó la conclusión de que los de mayor reputación eran los mas deficientes, mientras que otros, considerados como inferiores eran hombres mas próximos a la posesión de la inteligencia.

Le ocurrió algo análogo con los artesanos y con los poetas. Sobre estos últimos Sócrates se da cuenta que los poetas no hacían lo que hacían por sabiduría, sino por algún don natural o por estar inspirados, ya que pese a decir cosas hermosas, ninguno de ellos sabia lo que significaban.

De esa encuesta se generaron muchos odios contra Sócrates, algunos muy acres y violentos, de los cuales surgieron muchos juicios acerca de él.

Para Sócrates el único sabio es Dios, la sabiduría humana vale poco y nada.

El origen de los odios contra Sócrates

La refutación por Sócrates de quienes pasaban por sabios irritaba a estos considerablemente, máxime teniendo en cuenta que había jóvenes seguidores de Sócrates que no solo disfrutaban lo que hacia Sócrates sino que algunos imitaban el procedimiento, dejando en ridículo a hombres mayores. Esto ha ido promoviendo la idea de que Sócrates corrompía a la juventud. Sobre esa base lo ataco Meleto, así como también Anito y Licón.

Meleto en nombre del odio de los poetas, Anito en el de los artesanos y políticos, y Licón en el de los oradores.

La presente acusación. Dialogo con Meleto

Sócrates lee el texto de la acusación escrita presentada por Meleto. En ella se lo acusa de corromper a la juventud y no aceptar los dioses de culto. A continuación desarrollaremos las partes mas importantes de su dialogo con Meleto.

SÓCRATES: ... has descubierto a quien corrompe a los jóvenes, según dices: soy yo, y me has traido ante ellos acusándome (de ello). Di entonces al que los hace mejores, y revelales quien es.

MELETO: las leyes.

SÓCRATES: pero no es eso lo que pregunto, sino qué hombre.

MELETO: los jueces.

SÓCRATES: ¿qué dices, Meleto? ¿Ellos son capaces de educar a los jóvenes y de hacerlos mejores?

MELETO: si, todos ellos.

SÓCRATES: bueno es esto que dices: gran abundancia de benefactores. Pero veamos, los oyentes que están aquí, ¿los hacen mejores o no?.

MELETO: también ellos.

SÓCRATES: ¿y los consejeros?

MELETO: también

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