Tu Sabes Por Que No Te Pongo La Pistola En La Boca
Enviado por • 6 de Julio de 2015 • 738 Palabras (3 Páginas) • 194 Visitas
Carlos era un hombre muy atento, buenmozo, profesional, de una buena familia, gracioso y sobretodo amoroso. Era el típico hombre que cualquier mujer desearía para casarse. Mis amigas celebraban y se alegraban por mí. Y yo creía que él sería mi pareja para toda la vida, porque en el tiempo que estuvimos conociéndonos me demostró que era el hombre que siempre había estado esperando. Era para mí como ese príncipe azul de las historias de amor que un tren deja en la estación cada año bisiesto.
En una de sus visitas al país, un día salimos a compartir con unos familiares y me sorprendió que no me dejara bailar ni siquiera una pieza con uno de mis tíos, a pesar de que él tampoco me invitaba a bailar, porque no sabía. Pensé que quería compartir más tiempo conmigo, pues había llegado de Los Ángeles, California (Estados Unidos), hacía dos días, y por el tiempo que tenía sin verme pensé que me extrañaba demasiado. Después de esa noche, nuestra relación amorosa continuó con toda normalidad, como una relación cualquiera.
Algunas semanas más adelante, un sábado cualquiera salí a compartir con mi círculo de amigas y dejé el teléfono en la casa. Cuando llegué a mi casa encontré 19 llamadas pérdidas de mi novio. Cuando lo llamé acordamos que me pasaba a buscar para salir a cenar. Cuando me subí a su vehículo, ni bien me saludó. Me agarró por el cuello, diciéndome: “¿Tú sabes porqué no te pongo la pistola en la boca ahora mismo? Porque papi anda con ella. Por eso tú te salvas”.
Le reclamé por lo que había hecho, me bajé de su auto y esa misma noche decidí finalizar esa relación porque entendí que la próxima vez no se quedaría sólo en amenaza.
Confieso que los primeros días fueron muy difíciles. Me sentía desconcertada y frustrada. Pero pudo más mi instinto de preservación. Ningún argumento pudo convencerme de volver con él.
El maltrato hacia la mujer es un tema muy complejo. Se expresa de muchas maneras, desde una mirada amenazante hasta las golpizas. Y, en muchos casos, termina en la morgue de algún hospital, con la mujer convertida en víctima de un feminicidio.
Las mujeres tenemos algunas de las llaves para frenar el maltrato cuando se inicia. Desde temprano en el noviazgo el hombre dice cómo va a ser. Hay muchas señales que lo evidencian por más que quieran aparentar ser diferentes. Lo que sucede es que muchas mujeres, por el amor que sentimos por nuestra pareja, y otras por autoestima baja, le dejamos pasar muchas “cositas” a los hombres que luego son irremediables.
Después que llega el matrimonio las cosas son más complicadas para las mujeres. Es muy fuerte el instinto materno, que impulsa a preservar la pareja para que los hijos no crezcan sin padre. La pobreza y la dependencia económica colocan a muchas mujeres en una situación muy difícil. Muchas madres son capaces de sentarse a esperar la
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