Violencia Y Familia
samirj31019 de Enero de 2014
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INTRODUCCION
"La violencia es una acción ejercida por una o varias personas en donde se somete que de manera intencional al maltrato, presión sufrimiento, manipulación u otra acción que atente contra la integridad tanto físico como psicológica y moral de cualquier persona o grupo de personas…"
Durante ya mucho tiempo nos hemos encontrado con problemas sociales que son recurrentes y que no son nada nuevos, que en muchas ocasiones nos hagan creer que el Estado encontró la solución a un problema que comienza en muchas de las ocasiones la podemos considerar como una falacia.
La falta de seriedad de parte del Estado ha logrado que la violencia familiar se esté convirtiendo en un verdadero problema social.
Puede pensarse en violencia hacia los mayores, entre cónyuges, hacia los niños, las mujeres, los hombres, los discapacitados, etc. Además siempre es difícil precisar un esquema típico familiar, debido a que la violencia puede ser física o psíquica, y ocurre en todas las clases sociales, culturas y edades la mayoría de las veces se trata de los adultos hacia una o varios individuos.
En la práctica el maltrato tiende a "naturalizarse" es decir se torna cotidiano sobre todo a través de conductas violentas que no son sancionadas como tales. Muchas personas que maltratan son considerados (y se consideran a sí mismos) como de mayor poder hacia quienes son considerados (se piensan a sí mismos) como de menor poder.
Cabe destacar que las personas que sufren estas situaciones suelen ocupar un lugar relativamente de mayor vulnerabilidad dentro del grupo familiar.
Por lo general quienes padecen estas situaciones tienen reticencia a denunciar lo que ocurre. Los motivos de este recelo ocupan desde hace muchos años a investigadores y profesionales. Por un lado porque se mantiene una espera de un cambio espontáneo de quién arremete, por otro lado se aceptan las disculpas (típicas) de quién arremete, y se creen las promesas que no se lo volverá a hacer (otro rasgo característico), también influye el temor al prejuicio social, las convicciones ético – religiosas, la dependencia económica, el miedo a represalias, la falta de esperanzas en la eficiencia de los trámites jurídicos, etc. Pero quizás el punto más álgido del razonamiento sobre el maltrato se evidencia en el sostenimiento del vínculo violento. En este sentido entran en consideración tanto el aplastamiento psíquico, la baja autoestima, la educación violenta, como también una consideración al suponer una relación signada de vicios y sistemas psíquicos o relacionales, o un posible montaje estructural subjetivo que impide romper el tipo de relación, etc.
Es el estado el que debe velar por la protección de las personas involucradas, mediante acciones concretas tales como el dictado de leyes y demás normativas jurídicas, y la generación de espacios educativos, de contención e intervención comunitaria. Cabe destacarse que la represión por parte del estado al agresor no soluciona el problema, por lo que resulta esperable el fomento de una pronta asistencia psicológica hacia el, la, o los agresores que en muchos casos ejerce violencia sólo en la intimidad familiar y privada, ya que en otros ámbitos poseen un comportamiento cordial y afectuoso.
El maltrato se presenta muchas veces como una espiral creciente de violencia que, se alimenta ante la pasividad o inadecuada respuesta de los organismos competentes, tanto judiciales como policiales, por lo que los efectos de la Ley penal para cortar esa espiral son enormemente importantes.
En la actualidad se entremezcla la violencia de género con la violencia familiar, la violencia de género es una violencia ejercitada específicamente en una de las personas del entorno familiar, generalmente la mujer.
La violencia familiar, es algo más extenso, en ella se pueden incluir tanto a la mujer como a los menores o también a los enfermos y por su puesto a los ancianos.
DESARROLLO
La violencia familiar es un problema que afecta a todas las sociedades, a todas las culturas y a todos los niveles económicos, pero no en todos los casos se le considera tan relevante como para que el gobierno considere legítima su intervención. En muchos países la violencia familiar aún es considerada un problema “privado”.
la violencia familiar es un problema de salud pública y de derechos humanos de grandes dimensiones que afecta sistemáticamente a importantes sectores de la población especialmente a mujeres, menores de edad, personas adultas mayores y discapacitados.
Para prevenirla es preciso afrontar las causas estructurales y sociales que sustentan las desigualdades de género, sociales y económicas ancladas en la estructura de nuestra sociedad, pero no por ello inamovibles.
Si bien es cierto que la violencia familiar es la expresión más cotidiana e invisibilizada de la violencia contra las mujeres en todos los ciclos de su vida, en la medida en que la mayor parte de las agresiones vividas en el ámbito familiar son dirigidas a mujeres y niñas y son perpetradas por hombres. Esta situación es reflejo de las relaciones de desigualdad social y tiene un origen multifactorial proveniente de: las relaciones de subordinación, los roles sociales, la distribución del poder, de educación, de cultura de acceso a la justicia, de medios de comunicación, de posturas políticas-religiosas, y en general formas toleradas por la sociedad.
Por lo tanto, la cultura es uno de los factores más significativos en el comportamiento violento. La violencia puede ser parte de las normas que conforman el comportamiento y la identidad de los grupos. Por ejemplo, golpear a las niñas/os suele ser culturalmente aceptado y con frecuencia les esas acciones les inculcan que la violencia es una forma aceptable de resolver conflictos.
Los estereotipos de género refuerzan la idea del “derecho” del esposo/pareja a controlar el comportamiento de su pareja y de que ese control puede ejercerse a través de distintas formas de violencia. La experiencia de determinadas culturas de la violencia tiene importantes repercusiones en los programas de prevención e intervención en el problema.
Por lo que, las políticas públicas encaminadas a su prevención y atención enfrentan importantes obstáculos para dar solución a la violencia familiar, en los valores, las creencias y las normas culturales y sociales que se producen y reproducen en el entorno social y que son compartidos incluso por las víctimas.
La violencia familiar reduce el poder personal y grupal en función de las habilidades, capacidades, necesidades e intereses, impactando negativamente en la capacidad de las personas para evaluar sus opciones de vida y sus posibilidades de elegir, controlar el poder sobre su vida y los recursos emocionales, financieros y de autocuidado.
En este sentido, las políticas y leyes dirigidas hacia este problema deben estar centradas en incidir en el cambio de las relaciones de poder entre hombres y mujeres, favoreciendo de manera particular la defensa, protección y el empoderamiento de las mujeres como colectivo.
Una concepción conservadora, jerárquica, individualista y sexista en las relaciones familiares genera violencia también hacia niños y niñas, personas adultas mayores, personas con discapacidad y lesbianas y homosexuales.
Diversas investigaciones en torno a los factores que pueden generar un ambiente propicio para la prevención y atención de la violencia familiar señalan la importancia que tienen las redes sociales familiares y comunitarias en las personas que viven violencia. Por otro lado, la ausencia de estas redes pueden generar la tendencia de que los familiares (madre-padre, vecinos y amistades, orienten a soportar la violencia como algo natural o como un destino; el entorno social reproduce y refuerza las normas tradicionales de genero, es fundamental generar estrategias para reconstruir el tejido social en contra de las relaciones violentas.
Por otro lado, las mujeres que asisten a centros de atención de la violencia familiar, relatan experiencias positivas. Valoran la posibilidad de contar con espacios para ser atendidas con apoyo psicológico y orientación especializada.
Estas mujeres experimentan cambios y se fortalecen dando signos claros de empoderamiento y desarrollando la posibilidad de tomar decisiones que les permita alejarse de la problemática de violencia que han estado viviendo.
Un nuevo enfoque de familias reivindica el respeto a los derechos humanos de cada uno y una de sus integrantes sobre “la familia” en abstracto. La institución familiar es central en la provisión de bienestar a las personas y en la generación de las condiciones para los procesos de reproducción material y de integración social.
Fortalecer la perspectiva de género y este nuevo enfoque de familias en el tratamiento de la violencia familiar es fundamental desde un marco de derechos y construcción de ciudadanía.
En consecuencia, es necesario reforzar a las Unidades de Atención y Prevención dela Violencia Familiarinsertas en el Sistema de Atención y Prevención dela Violenciaen las Familias para ampliar su campo de acción a todas las formas de violencia familiar desde una perspectiva de género.
El tratamiento de la violencia familiar desde el ámbito de lo social señala que las políticas públicas no pueden centrarse en la atención únicamente a las mujeres como grupo de población; sino a través de la intervención en las transformaciones de las relaciones de género para equilibrar las diferencias en el acceso a los recursos sociales y materiales (poder, tiempo, dinero, espacios publico-privado, toma de decisiones, etc.) de las y los integrantes
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