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Alexander Fleming Y Rudolf Virchow


Enviado por   •  3 de Febrero de 2013  •  4.447 Palabras (18 Páginas)  •  766 Visitas

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BIÓGRAFIA ALEXANDER FLEMING

Granjero, Científico, bacteriólogo Británico nació el 6 de agosto de 1881 en Lochfield, Gran Bretaña una pequeña ciudad escoses, en una familia campesina. Fue el tercero de los 4 hijos habidos en segundas nupcias por Hugh Fleming, el cual falleció cuando Alexander tenía 7 años. Fleming recibió, hasta 1894, una educación bastante rudimentaria, pero parece haber extraído el gusto por la observación detallada y el talento sencillo que luego habrían de caracterizarle. A los 13 años, se trasladó a vivir a Londres con un hermanastro que ejercía allí como médico. Completó su educación con 2 cursos en el Polytechnic Institute de Regent Street, empleándose luego en las oficinas de una compañía naviera. En 1900 se alistó en el London Scottish Regiment con la intención de participar en la Guerra de los Boers, pero ésta terminó antes de que su unidad llegara a embarcarse. Sin embargo, su gusto por la vida militar le llevó a permanecer agregado a su regimiento, interviniendo en la Primera Guerra Mundial como oficial del Royal Army Medical Corps en Francia. Antes de matricularse a estudiar medicina debido a una herencia, trabajó en una oficina de envío de unos cuatro años.

A los 20 años obtuvo una beca para el St. Mary's Hospital Medical School de Paddington, en la que desde 1901 trabajó durante toda su vida interesándose principalmente en el Departamento de Inoculaciones dedicado a la mejora y fabricación de vacunas y sueros. En 1906 entró a formar parte del equipo del bacteriólogo sir Almroth Wright, con quien estuvo asociado durante 4 años y quien despertó el interés de Fleming por nuevos tratamientos para las infecciones. En 1908 se licenció, obteniendo la medalla de oro de la Universidad de Londres. Nombrado profesor de bacteriología, Fleming fue iniciado en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado en 1909, en la logia Nº 2682 Santa María de Londres, y fue exaltado al grado de maestro en la logia Misericordi, también de Londres, Nº3286.

En 1915, se casó con Sarah Marion McElroy de Irlanda. Fleming servido todo la Primera Guerra Mundial como capitán en el Cuerpo Médico del Ejército. Después de la guerra, regresó a Santa María que fue un hospital universitario entonces.

En 1919, fue galardonado con el Hunterian cátedra por el Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra.

La carrera profesional de Fleming estuvo dedicada a la investigación de las defensas del cuerpo humano contra las infecciones bacterianas. Su nombre está asociado a dos descubrimientos importantes: la lisozima y la penicilina. El segundo es, el más famoso e importante ambos están, relacionados entre sí, ya que el primero de ellos tuvo la virtud de centrar su atención en las substancias antibacterianas que pudieran tener alguna aplicación terapéutica. Fleming descubrió la lisozima en 1922, durante sus investigaciones de un tratamiento a la gangrena gaseosa que diezmaba a los combatientes en las guerras; el descubrimiento ocurrió después de que mucosidades, procedentes de un estornudo, cayesen sobre una placa de Petri en la que crecía un cultivo bacteriano. Unos días más tarde notó que las bacterias habían sido destruidas en el lugar donde se había depositado el fluido nasal, manifiesto que la secreción nasal poseía la facultad de disolver determinados tipos de bacterias. Probó después que dicha facultad dependía de una enzima activa, la lisozima, presente en muchos de los tejidos corporales, aunque de actividad restringida por lo que se refleja a los organismos patógenos causantes de las enfermedades. Pese a esta limitación, el hallazgo se reveló altamente interesante, puesto que demostraba la posibilidad de que existieran sustancias que, siendo inofensivas para las células del organismo, resultasen letales para las bacterias.

En 1928 pasó a ser Catedrático, retirándose como profesor emérito de la bacteriología en la Universidad de Londres.

Trabajando Fleming en en su laboratorio que habitualmente estaba desordenado, lo que resultó una ventaja para su siguiente descubrimiento. En septiembre 22 de 1928, Fleming, durante un estudio sobre las mutaciones de determinadas colonias de estafilococos, comprobó que uno de los cultivos había sido accidentalmente contaminado por un microorganismo procedente del aire exterior, un hongo posteriormente identificado como el Penicillium notatum. Su meticulosidad le llevó a observar el comportamiento del cultivo, comprobando que alrededor de la zona inicial de contaminación, los estafilococos se habían hecho transparentes, fenómeno que Fleming interpretó correctamente como efecto de una substancia antibacteriana segregada por el hongo. Una vez aislado éste, Fleming supo sacar partido de los limitados recursos a su disposición para poner de manifiesto las propiedades de dicha substancia. . El propio Fleming se encargó, con ayuda de un micólogo, de estudiar dicho hongo, al que se le otorgó el nombre de penicilina. Así, comprobó que un caldo de cultivo puro del hongo adquiría, en pocos días, un considerable nivel de actividad antibacteriana. Realizó diversas experiencias destinadas a establecer el grado de susceptibilidad al caldo de una amplia gama de bacterias patógenas, observando que muchas de ellas resultaban rápidamente destruidas; inyectando el cultivo en conejos y ratones, demostró que era inocuo para los leucocitos, lo que constituía un índice fiable de que debía resultar inofensivo para las células animales.

8 meses después de sus primeras observaciones, Fleming comunicó su descubrimiento sobre la penicilina en el British Journal of Experimental Pathology en 1929. Hoy se considera un clásico en la materia, pero que por entonces no tuvo demasiada resonancia ya que sus colegas lo subestimaron. En 1933 asume la dirección del Institute of Pathology and Research. Pese a que Fleming comprendió desde un principio la importancia del fenómeno de antibiosis que había descubierto (incluso muy diluida, la substancia poseía un poder antibacteriano muy superior al de antisépticos tan potentes como el ácido fénico), la penicilina tardó todavía unos 15 años en convertirse en el agente terapéutico de uso universal que había de llegar a ser. Las razones para este aplazamiento son diversas, pero uno de los factores más importantes que lo determinaron fue la inestabilidad de la penicilina, que convertía su purificación en un proceso excesivamente difícil para las técnicas químicas disponibles. La solución del problema llegó con las investigaciones desarrolladas en Oxford por el equipo que dirigieron el patólogo australiano H. W. Florey y el químico alemán E. B. Chain, refugiado en Inglaterra, quienes, en 1939, obtuvieron una importante subvención para el estudio sistemático de las substancias antimicrobianas segregadas por los microorganismos.

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