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Resumen del criterio


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2012  •  Ensayo  •  1.698 Palabras (7 Páginas)  •  516 Visitas

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Resumen del criterio

Cuando las conocemos como son en sí, alcanzamos la verdad; de

Otra suerte, caemos en error. Conociendo que hay Dios conocemos una verdad, porque realmente Dios existe;

Conociendo que la variedad de las estaciones depende del sol, conocemos una verdad, porque en efecto es así;

Conociendo que el respeto á los padres, la obediencia á las leyes, la buena fe en los contratos, la fidelidad con

Los amigos, son virtudes, conocemos la verdad; así como caeríamos en error, pensando que la perfidia, la

Ingratitud, la injusticia, la destemplanza, son causas buenas y laudables.

Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir la realidad de las cosas. ¿De qué sirve

Discurrir con sutileza, ó con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad? Un

Sencillo labrador, un modesto artesano, que conocen bien los objetos de su profesión, piensan y hablan mejor

Sobre ellos que un presuntuoso filósofo que en encumbrados conceptos y altisonantes palabras quiere darles

Lecciones sobre lo que no entiende.

El buen pensador procura ver en los objetos todo lo que hay, pero no mas de lo que hay. Ciertos hombres

Tienen el talento de ver mucho en todo; pero les cabe la desgracia de ver todo lo que no hay, y nada de lo que

Hay. Una noticia, una ocurrencia cualquiera, les suministran abundante materia para discurrir con profusión,

Formando, como suele decirse, castillos en el aire. Estos suelen ser grandes proyectistas y charlatanes.

Otros adolecen del defecto contrario; ven bien, pero poco; el objeto no se les ofrece sino por un lado; si este

Desaparece, ya no ven nada. Estos se inclinan á ser sentenciosos y aferrados en sus temas. Se parecen á los que

No han salido nunca de su país; fuera del horizonte á que están acostumbrados, se imaginan que no hay más Mundo.

Un entendimiento claro, capaz y exacto, abarca el objeto entero; le mira por todos sus lados, en todas sus

Relaciones con lo que le rodea. La conversación y los escritos de estos hombres privilegiados se distinguen por su claridad, precisión y exactitud. En cada palabra encontrar una idea, y esta idea ves que corresponde á la

Realidad de las cosas.

El Criador, que distribuye á los hombres las facultades en diferentes grados, les comunica un instinto precioso

Que les muestra su destino: la inclinación muy duradera y constante hacia una ocupación, es indicio bastante

seguro de que nacimos con aptitud para ella; así como el desvío y repugnancia que no puede superarse con

Facilidad, es señal de que el Autor de la naturaleza no nos ha dotado de felices disposiciones para aquello que

Nos desagrada. Los alimentos que nos convienen se adaptan bien á un paladar y olfato, no viciados por malos

Hábitos ó alterados por enfermedad; y el sabor y olor ingratos nos advierten cuáles son los manjares y bebidas

Que por su corrupción ú otras calidades, podrían dañarnos. Dios no ha tenido menos cuidado del alma que del

Cuerpo.

que la naturaleza es muy poderosa; Que nos es muy desconocida:

Dos verdades que deben inspirarnos gran circunspección cuando se trate de fallar en materias de esta clase. Si

Á un hombre del siglo XV se le hubiese dicho que en lo venidero se recorrería en una hora la distancia de doce

Leguas, y esto sin ayuda de caballos ni animales de ninguna especie, habría mirado el hecho como

Naturalmente imposible; y sin embargo los viajeros que andan por los caminos de hierro, saben muy bien que

Van llevados con aquella velocidad por medio de agentes puramente naturales. ¿Quién sabe lo que se

Descubrirá en los tiempos futuros, y el aspecto que presentará el mundo de aquí á diez siglos? Seamos en hora

Buena cautos en creer la existencia de fenómenos extraños, y no nos abandonemos con demasiada ligereza á

Sueños de oro; pero guardémonos de calificar de naturalmente imposible lo que un descubrimiento pudiera

Mostrar muy realizable; no demos livianamente fe á exageradas esperanzas de cambios inconcebibles; pero no

Las tachemos de delirios y absurdos.

Teniendo algunos antecedentes de que se dará una batalla, ó se hostilizará alguna plaza, paréceme que he oído

Cañonazos, y me quedo con la creencia de que ha comenzado el fuego. Noticias posteriores me hacen saber

Que no se ha disparado un tiro; ¿quién tiene la culpa de mi error? no mi oido, sino yo. El ruido se oía en

Efecto: pero era el de los golpes de un leñador que resonaban en el fondo de un bosque distante; era el de

Cerrarse alguna puerta, cuyo estrépito retumbaba por el edificio y sus cercanías, era el de otra cosa cualquiera

que producía un sonido semejante al del estampido de un cañón lejano.

Hallaba á mis inmediaciones la causa del ruido que me producía la ilusión? ¿Estaba bastante ejercitado para

Discernir la verdad, atendida la distancia en que debia hacerse el fuego, la dirección del lugar, y el viento que á

La sazón reinaba? No es pues el sentido quien me ha engañado, sino mi lijereza y precipitación. La sensación era tal cual debia ser; pero yo le he hecho decir lo que ella no me decía. Si me hubiese contentado con afirmar

que oía ruido parecido al de cañonazos distantes, no hubiera inducido al error á otros y á mí mismo.

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