Sigismund Freud
Enviado por beka12345 • 12 de Septiembre de 2013 • Ensayo • 3.301 Palabras (14 Páginas) • 197 Visitas
Sigismund Freud, nació en Freiberg, en la antigua Moravia (hoy Príbor, Checoslovaquia), el 6 de mayo de 1856. . Con un poco más de tres años de edad se traslada junto con su familia a Viena, - después de pasar unos meses en Leipzig - donde permanecerá la mayor parte de su vida, viviendo siempre en Leopoldstadt, o segundo distrito. Freud vivió en la capital del Imperio prácticamente toda su vida y sólo abandona Viena al trasladarse a Inglaterra en 1938, cuando los alemanes ya estaban en su ciudad. Por la intervención de William C. Bullit , embajador de los Estados Unidos en París y después en Berlín
Viena, capital del gran y multiétnico Imperio Austro-Húngaro, era una verdadera usina cultural. Habitaban en ella personalidades revolucionarias como el propio Freud, los compositores Gustav Mahler y Arnold Schönberg así como los artistas plásticos Oskar Kkoshka y Gustav Klimt. Sus pensadores reformularan las propias tradiciones en diversas áreas y fundaran escuelas de pensamiento en varias de ellas (como Psicología, Historia del Arte y Música), en un intervalo de tiempo muy corto. Al mismo tiempo, la sociedad vienesa paso por una rápida e intensa transición política, caracterizada por el ascenso y caída del liberalismo burgués. En esa época, Karl Lueger comandaba un gobierno antisemita en Viena.
Su padre fue un comerciante en lanas. En su edad madura, Freud hubo de comentar que la impresión que le causó esta situación familiar un tanto enredada tuvo como consecuencia la de despertar su curiosidad y aguzar su inteligencia. En 1859, la crisis económica dio al traste con el comercio paterno y al año siguiente la familia se trasladó a Viena, en donde vivió largos años de dificultades y estrecheces, siendo muy frecuentes las temporadas en las que, durante el resto de su larga vida (falleció en octubre de 1896), el padre se encontraría sin trabajo. Freud detestó siempre la ciudad en la cual, por otra parte, residió hasta un año antes de su muerte, cuando, en junio de 1938 y a pesar de la intercesión de Roosevelt y Mussolini, se vio obligado, dada su condición de judío -sus obras habían sido quemadas en Berlín en 1933-, a emprender el camino del exilio hacia Londres como consecuencia del Anschluss, la anexión de Austria al rancio proyecto pangermanista de la Gran Alemania, preparada por los nazis con ayuda de Seyss-Inquart y los prosélitos austriacos. La familia se mantuvo fiel a la comunidad judía y sus costumbres; aunque no fue especialmente religiosa; al padre cabe considerarlo próximo al librepensamiento, y el propio Freud había perdido ya las creencias religiosas en la adolescencia. En 1873, finalizó sus estudios secundarios con excelentes calificaciones. Había sido siempre un buen estudiante, correspondiendo a los sacrificios en pro de su educación hechos por sus padres, que se prometían una carrera brillante para su hijo, el cual compartía sus expectativas. Después de considerar la posibilidad de cursar los estudios de derecho, se decidió por la medicina, aunque no con el deseo de ejercerla, sino movido por una cierta intención de estudiar la condición humana con rigor científico. A mitad de la carrera, tomó la determinación de dedicarse a la investigación biológica, y, de 1876 a 1882, trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von Brücke, interesándose en algunas estructuras nerviosas de los animales y en la anatomía del cerebro humano. De esa época data su amistad con el médico vienés Josef Breuer, catorce años mayor que él, quien hubo de prestarle ayuda, tanto moral como material. En 1882 conoció a Martha Bernays, su futura esposa, hija de una familia de intelectuales judíos; el deseo de contraer matrimonio, sus escasos recursos económicos y las pocas perspectivas de mejorar su situación trabajando con Von Brücke hicieron que desistiese de su carrera de investigador y decidiera ganarse la vida como médico, título que había obtenido en 1881, con tres años de retraso. Sin ninguna predilección por el ejercicio de la medicina general, resolvió adquirir la suficiente experiencia clínica que le permitiera alcanzar un cierto prestigio, y, desde julio de 1882 hasta agosto de 1885, trabajó como residente en diversos departamentos del Hospital General de Viena, decidiendo especializarse en neuropatología. En 1884 se le encargó un estudio sobre el uso terapéutico de la cocaína y, no sin cierta imprudencia, la experimentó en su persona. No se convirtió en un toxicómano, pero causó algún que otro estropicio, como el de empujar a la adicción a su amigo Von Fleischl al tratar de curarlo de su morfinomanía, agravando, de hecho, su caso. En los círculos médicos se dejaron oír algunas críticas y su reputación quedó un tanto ensombrecida. En 1885, se le nombró Privatdozent de la Facultad de Medicina de Viena, en donde enseñó a lo largo de toda su carrera, primeramente neuropatología, y, tiempo después, psicoanálisis, aunque sin acceder a ninguna cátedra. La obtención de una beca para un viaje de estudios le llevó a París, en donde trabajó durante cuatro meses y medio en el servicio de neurología de la Salpêtrière bajo la dirección de Jean Martín Charcot, por entonces el más importante neurólogo francés. Allí tuvo ocasión de observar las manifestaciones de la histeria y los efectos de la hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma. De regreso a Viena, contrajo matrimonio en septiembre de 1886, después de un largo noviazgo jalonado de rupturas y reconciliaciones como consecuencia, en especial, de los celos que sentía hacia quienquiera que pudiese ser objeto del afecto de Martha (incluida su madre). En los diez años siguientes a la boda, el matrimonio tuvo seis hijos, tres niños y tres niñas, la menor de las cuales, Anna, nacida en diciembre de 1895, habría de convertirse en psicoanalista infantil. Poco antes de casarse, Freud abrió una consulta privada como neuropatólogo, utilizando la electroterapia y la hipnosis para el tratamiento de las enfermedades nerviosas. Su amistad con Breuer cristalizó, por entonces, en una colaboración más estrecha, que fructificaría finalmente en la creación del psicoanálisis, aunque al precio de que la relación entre ambos se rompiera. Recién formado, en 1882 trabajo como interno en el Hospital General de Viena, pasando por varios departamentos, pero sus inclinaciones iniciales nunca desaparecieron totalmente. En el Hospital General de Viena en el departamento de neuropatología del Dr. Scholz acabó formándose como un excelente neurólogo. Con 29 años, en 1885 fue designado profesor de neuropatología.
En 1885 viaja a París al obtener una beca para completar sus estudios en el Hospital de Salpêtrière. El 25 de abril de 1886 abre su primer consultorio (Rthausstrasse 7) y en septiembre del mismo año se casa con Marta Bernays. Tuvo una vida conyugal feliz de la cual resultaran
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