Varones Del Estano
Enviado por maramaca • 1 de Octubre de 2013 • 1.327 Palabras (6 Páginas) • 968 Visitas
barones del estano
uis de Velasco fue virrey de Perú de 1596 a 1604. Dos años después de su designación le escribe una carta al rey de España:
“Son intolerables el trabajo y vejaciones que padecen los indios en las labores de minas, labranzas, crianzas y trajines de este Reino del Perú y se van acabando porque todo el trabajo se carga sobre los miserables [...]. Muchos mueren y otros huyen abandonando tierras, mujeres e hijuelos. Desde el Cuzco a Potosí están los villorrios despoblados y casi no se ven indios”.
Los historiadores coinciden en que la expedición de Gonzalo Pizarro a Perú, en 1540, le cuesta la vida a 2.500 cargadores quechuas. El lomo de las dóciles llamas de los Andes no soporta el peso de tanto mineral. La carga, entonces, se transporta en las espaldas de los nativos. Un día, un español tiene la idea de utilizar mulas. El mantenimiento del animal resulta un poco más caro que el de un indígena, pero aguanta más y no se le ocurre fugarse o, mucho menos, rebelarse.
La plata nace matando. En Huanchaca (“Puente de las penas”), a fines del siglo XIX trabajan 10.000 quechuas que son propiedad de los dueños de la mina. De 400 niños nacidos anualmente, 360 mueren antes de los tres meses[1].
A lo largo de todo el siglo XX persisten en Bolivia prácticamente las mismas condiciones de trabajo de la época virreinal. Es un país rico con un pueblo pobre.
[…] Para comprender la realidad boliviana […] es preciso tener en cuenta los orígenes de esos pueblos situados entre los 400 y los 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, para establecer que este país no conforma una nación integrada, sino un estado multinacional, donde nacionalidades mayoritarias (quechuas y aymaras) y otras minoritarias (guaraníes) carecen del derecho de ser reconocidas como realidades étnicas y culturales. El pueblo quechua comprende algo más del 30 por ciento de la población total de Bolivia y el pueblo aymara más del 20 por ciento. Ambos, pese a tener idiomas propios y cultura milenaria, se ven forzados a aceptar un idioma extraño en el que no pueden expresarse. Estos pueblos conforman principalmente las clases explotadas en Bolivia y están vinculados directamente con la producción tanto en el agro como en la industria[2].
En este país y en estas circunstancias nace, se forma, lucha y muere asesinado el intelectual, periodista, docente universitario y dirigente político Marcelo Quiroga Santa Cruz, fundador –junto con otros camaradas de su generación– del Partido Socialista Uno (PS-1), un hombre que también padeció la cárcel y el exilio. Entre su nacimiento en 1931 y su violenta muerte en 1980, desfilaron por el Palacio Quemado treinta presidentes, juntas de gobierno y dictadores. A dos décadas y media de su desaparición, Bolivia continúa debatiéndose en la misma encrucijada política, económica y social que impidió su despegue como nación en el transcurso del siglo XX.
Lo que sigue es la crónica del tiempo que le tocó vivir a ese hombre.
Los “barones” del estaño
El siglo XX comienza con un hecho decisivo para la economía de Bolivia. En 1900, Simón Patiño descubre la veta de estaño más rica del mundo en la mina La Salvadora, ubicada en Llallagüa, departamento de Potosí, a más de 4.600 metros sobre el nivel del mar. El empresario había adquirido el terreno a un precio ínfimo, como pago de una deuda comercial. En la cosmogonía de los aymaras y quechuas de los Andes, Llallagüa o Llallawa es un espíritu benigno que favorece la abundancia en los cultivos de la papa, el alimento básico para su subsistencia. “El campesino boliviano, antes de la usurpación de tierras promovida por la oligarquía a partir de fines del siglo pasado [XIX], estaba asociado sobre la base de lo que se dio en llamar la comunidad indígena y realizaba su trabajo dentro de la propiedad comunitaria de la tierra”[3].
Esa fecha fatídica marca el inicio la “era del estaño”. A principios de 1910, Bolivia
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