2 Fraudes científicos

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Ana María Domingos Ferro 1ºA

Índice

PRIMER FRAUDE        3

SEGUNDO FRAUDE        4

BIBLIOGRAFÍA        5

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1. PRIMER FRAUDE

2. El primer fraude científico que he encontrado se produjo en España, a manos de la bióloga Susana González, siendo así el mayor escándalo de la ciencia española.

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Este fraude es considerado un fraude grave y se trata de una falsificación, ya que la bióloga Susana utilizó en los cuatro estudios publicados las mismas imágenes en diferentes experimentos; con la finalidad de que afirmasen sus hipótesis y los resultados fuesen favorables en cada una de las investigaciones.

En este caso el fraude se pudo producir por un motivo muy importante, el económico, ya que la Comisión Europea acababa de concederle una subvención de 1,86 millones de euros. También era una de las científicas que aspiraban a llegar muy alto por su brillante currículum y la publicación de sus trabajos en prestigiosas revistas. Esto pudo llevar a Susana a cometer el fraude para alcanzar el éxito y sentirse realizada en su campo de investigación.

El fraude se podría haber evitado si alguien superior a ella o responsables de las revistas donde publicó, hubiesen revisado, contrastado y verificado todos los datos que se presentaban en el trabajo. Es muy importante para el avance científico que no se produzcan este tipo de errores ya que se pueden perder fondos económicos al utilizarlos en investigaciones sin sentido.

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1. SEGUNDO FRAUDE

El segundo fraude que encontré es de un científico canadiense llamado Andrew Wakefield que asoció la vacuna trivalente (sarampión, parotiditis y rubeola) con aumento de padecer autismo.

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Este grave fraude consistió en la fabricación de datos en el trabajo. Se descubrió que el científico había maquillado los datos de su investigación y lo peor de todo es que pudo ser realizado gracias a las ayudas económicas que recibió por parte de organizaciones antivacunas poderosas. Como siempre, el beneficio económico puede llevar a realizar acciones inadecuadas. Otra causa pudo haber sido el interés del científico por aumentar su prestigio profesional, ya que antes de esto se consideraba un investigador mediocre y sin ningún tipo de fama.

 Este supuesto hallazgo de Andrew provocó que muchas personas dejasen de vacunar a sus hijos por el miedo a que padeciesen autismo en un futuro; lo que produjo la aparición de enfermedades ya erradicadas tiempo atrás. También muchos padres con hijos autistas acusaron, a través de importantes medios de comunicación, a los médicos por autorizar el uso de esa vacuna. Fue un gran escándalo que al final resultó ser un fraude. Todo este revuelo se podría haber ahorrado si la revista “The Lancet” hubiese revisado con detalle el trabajo del científico canadiense.

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