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Alimentacion


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2014  •  2.508 Palabras (11 Páginas)  •  155 Visitas

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La alimentación es el conjunto de actividades voluntarias que realizamos desde que adquirimos las sustancias para su consumo, hasta el momento que las ingerimos, masticamos y deglutimos.

Con la deglución del alimento se inicia la nutrición; constituida por una serie de procesos inconscientes e involuntarios que se producen en nuestro organismo para transformar los alimentos en sustancias químicas más simples que puedan ser absorbidas en el ámbito intestinal para que conducidas a través de la sangre lleguen a los tejidos para su aprovechamiento.

De esto se desprende la interrelación entre alimentación y nutrición ya que para una nutrición adecuada se precisa de una variedad y proporción correcta de los nutrientes obtenidos de los alimentos y por tanto de una variedad y equilibrio adecuados de éstos.

Por tanto sólo con una alimentación correcta se conseguirá una nutrición adecuada. Se considera una alimentación correcta aquella que aporta cada día y en relación satisfactoria todos y cada uno de los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Tales nutrientes son:

Nutrientes Energéticos: Al ser “quemados” proporcionan calorías que el organismo necesita para mantener una adecuada temperatura corporal y realizar las actividades habituales. Son:

- Las grasas.

- Los hidratos de carbono.

Nutrientes Reguladores: Participan en los procesos metabólicos esenciales del organismo. Son:

- Las vitaminas.

- Agua.

- Fibras vegetales.

Una nutrición equilibrada tiene gran importancia, pues incide de forma directa en el mantenimiento de la salud en organismos sanos y favorece el restablecimiento en casos de enfermedad. Tiene especial relevancia en la infancia por ser la etapa de mayor desarrollo físico y psíquico cuya evolución marcará necesariamente el futuro de ese individuo.

Una educación para la salud debe pretender que los niños desarrollen hábitos y costumbres sanos, que los valoren como una de los aspectos básicos de la calidad de vida y que rechacen las pautas de comportamiento que no conducen a la adquisición de un bienestar físico y mental.

Se sabe, que es en la infancia donde se van modelando las conductas que dañan la salud; de ahí que desde la etapa de educación infantil resulte adecuado y necesario tratar de potenciar los estilos de vida saludables. Los hábitos alimenticios deben ser cuidados desde las primeras etapas del crecimiento por la importancia fisiológicas y social que la alimentación tiene en nuestros días. Así, que debemos proponernos como objetivos a primera vista, instaurar las siguientes normas alimenticias en un plazo que sea conveniente

Es evidente que un organismo no crece sin los aportes de nutrientes necesarios. Este aporte debe de ser suficiente, equilibrado y, a ser posible, natural y exento de elementos contaminantes, lo que, aunque parezca de lógica simple no siempre se consigue.

Por consiguiente es fundamental vigilar la alimentación en el niño o la niña, para que esta se lleve a cabo de la forma más equilibrada posible.

En los primeros años de vida del niño o la niña estos pasan por dos etapas fundamentales y bien diferenciadas, que son la lactancia y la educación alimentaria, con una etapa intermedia que sirve de puente entre ambas, que es la de introducción progresiva de alimentos.

Estas fases son las básicas en su desarrollo inmediato y futuro, tienen gran importancia en la prevención de posteriores enfermedades y darán la pauta de los hábitos alimenticios a lo largo de la vida. De aquí la importancia que hoy día está alcanzando la dietética y nutrición en edades tempranas.

Durante la fase de lactancia dada la inmadurez e indefensión que presenta el individuo es fundamental. Durante las primeras semanas de vida se alimenta exclusivamente con leche; es la lactancia exclusiva, bien como lactancia natural (la materna), lactancia artificial o siguiendo una lactancia mixta en la que se alternan las anteriormente citadas, suplementándose.

La lactancia exclusiva debe mantenerse hasta aproximadamente los cinco o seis meses, en que se puede ir introduciendo nuevos alimentos de forma progresivamente creciente hasta casi los dos años, disminuyendo también el aporte lácteo, entrando sin brusquedad en la etapa en que la leche ya no es el alimento principal, aunque si básico.

La fase de alimentación complementaria podemos centrarla, sin entrar en consideraciones especiales ni en características individuales de cada niño o niña, al rededor de los seis meses como hemos dicho anteriormente.

En los niños o niñas alimentados con la leche de la madre, siempre que sea posible y se confirme una buena evolución, no será necesario introducir alimentos complementarios durante los seis primeros meses. A partir de este momento se valorará el iniciar una alimentación complementaria a la leche materna.

En los niños y niñas alimentados con lactancia artificial, la incorporación de alimentos no lácteos podrá hacerse coincidir con el cambio a una leche de continuación, hacia los cinco meses. La introducción de estos nuevos nutrientes debe hacerse de forma lenta y progresiva que facilite al organismo la adaptación a las nuevas sustancias, permitiendo comprobar la tolerancia a estos primeros alimentos.

Durante la fase de educación alimentaria el niño o la niña irá adquiriendo los hábitos de alimentación que serán la base de aquellos que mantendrá a lo largo de su vida y constituirá un reflejo de su ambiente familiar y sociocultural. El niño o la niña en esta etapa aprenderá a escuchar las demandas de su organismo en cuanto a la alimentación. El forzarle a comer solo le llevará a una situación de rechazo de la comida por sistema y el utilizar la comida como premio, hará que la busque como algo gratificante ante diversas situaciones anímicas y de ansiedad que van a acompañarle a lo largo de su vida, dando lugar a un individuo cuyo hábito alimenticio sea comer por placer o para disfrutar y no para nutrirse. Con esto no queremos decir que la alimentación no conlleve cierta sensación placentera de la que podemos disfrutar, sino, que no debe exacerbarse.

En esta fase de formación de los hábitos podemos diferenciar una primera etapa, entre el año y el año y medio, en que la base de la alimentación sigue siendo la de la anterior fase con ciertas modificaciones y sin triturar tanto los alimentos, añaden diversos derivados lácteos o bien preparados de leche como natillas o flanes. Comienza a tomar trocitos de jamón de York, y en forma creciente para comprobar su tolerancia, margarina, tostadas, croquetas,

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