CORRECTA ALIMENTACIÓN Y EJERCICIO: BINOMIO PERFECTO CONTRA LA OBESIDAD Y GANANCIA DE PESO”
Enviado por Amelia B Manautou • 29 de Enero de 2016 • Ensayo • 1.793 Palabras (8 Páginas) • 385 Visitas
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE TAMAULIPAS[pic 1][pic 2]
FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA
MAESTRÍA EN SALUD PÚBLICA
Taller de Técnicas de Estudio y Redacción I
MSP Lic. Rubén Salazar Vázquez
Trabajo Final
“CORRECTA ALIMENTACIÓN Y EJERCICIO: BINOMIO PERFECTO CONTRA LA OBESIDAD Y GANANCIA DE PESO”
1er Semestre
Amelia Bertha Gutiérrez Manautou
Cd. Victoria, Tamps. A Sábado 21 de Noviembre de 2015.
Vivimos en un entorno marcado por las novedades tecnológicas, haciendo a éstas las principales causas que repercuten de manera directa sobre la salud dando como resultado a la obesidad como una epidemia. Ya que la utilización de tecnología no permite prestar completa atención a la ingesta de alimentos provocando un desbalance energético y resta dedicación a la actividad física promoviendo el sedentarismo.
Hoy en día consideramos el ejercicio como parte importante del tratamiento no farmacéutico, así como un nivel de prevención primario contra la obesidad. La importancia del ejercicio en la obesidad radica en los múltiples beneficios que se obtienen: mayor gasto energético, prevención de enfermedades crónicas, mejor circulación, reduce niveles de lípidos en sangre, quema exceso de grasa corporal, acelerar la pérdida de peso, aumenta notablemente los niveles de vitamina D que es esencial para contrarrestar el efecto de las enfermedades cardiovasculares y mantener una buena salud ósea y evitar la osteoporosis. Es por esto, que se recomienda el ejercicio físico como un complemento al tratamiento nutricional. El ejercicio evita el aumento de peso y ayuda a mantener el peso que se ha logrado reducir, alivia el estrés, aumenta el metabolismo y gasto de energía por el balance energético, ayuda a que de forma inconsciente el paciente pueda saciarse más rápido y tener más motivación para cuidar la salud.
(Fock & Khoo, 2013) mencionan que como tratamiento principal de la obesidad conocemos la dieta por déficit calórico y consideramos la actividad física como un complemento al tratamiento, pudiendo ser caminar, trotar, correr, nadar, etc; considerando que el tiempo y la intensidad del ejercicio varía dependiendo del sexo, la edad y la condición física del paciente. Primeramente, se debe evaluar la capacidad física del paciente, evaluar limitaciones ya sean enfermedades cardiovasculares o del aparato locomotor que pudieran provocar efectos negativos durante el tratamiento. Éste proceso debe ser llevado a cabo y supervisado por un profesional con el objetivo de adaptar y mejorar la capacidad respiratoria el paciente.
El objetivo principal del tratamiento nutricional en el paciente con obesidad es permitir una reducción de peso y mantener el peso a largo plazo. Para la pérdida de peso se necesita inducir al paciente a un balance energético negativo, es decir, que el gasto energético supere la ingesta de calorías por la dieta. Es posible lograr esto con dietas hipocalóricas mediante un déficit de calorías.(Manrique et al., 2009)
Éste tipo de dieta debe estar adaptada a las necesidades de cada individuo (sexo, talla, peso, edad, disponibilidad de alimentos y horarios de trabajo), su estructura debe ser equilibrada y variada.
Esto indica que al iniciar un régimen alimentario creando un déficit calórico de 1500 a 1800 kcal según (Fock & Khoo, 2013) también hay que moderar el consumo de carbohidratos y vigilar la calidad de los carbohidratos incluidos en la dieta que tiene como objetivo la pérdida de peso. Así mismo, se recomienda que en conjunto con el tratamiento dietético se añada una rutina de ejercicio físico como parte del tratamiento en base a las posibilidades físicas del paciente.
“Tras la realización de una dieta con déficit calórico dirigida a perder peso, la recuperación de peso es una experiencia muy común en la mayoría de los pacientes que han terminado un tratamiento nutricional para la obesidad y sobrepeso; al aumentar en ése momento los niveles de actividad física es ahí donde se aprovechan mejor los mecanismos biológicos del cuerpo a consecuencia del ejercicio físico” (Strasser, 2013). De igual manera, una vez cumplido el objetivo de perder peso, se puede aumentar el número de calorías para mantenimiento, pero a la vez, se recomienda que los pacientes aumenten el nivel de actividad física para mantener un balance entre las calorías consumidas y la energía que se gasta en la actividad física y de ésta manera evitar que se recupere el peso perdido inducido por la dieta baja en calorías.
Una de las principales preguntas que hay que resolver es si es relevante considerar la intensidad del ejercicio en un plan destinado a reducir el peso corporal. Teóricamente hay tres caminos en donde la intensidad del ejercicio puede modificar el balance energético: a) aumentando el gasto energético durante el ejercicio, b) aumentando el gasto energético después del ejercicio, c) disminuyendo el consumo energético después del ejercicio.
Con respecto al primer punto, se sabe que el gasto energético aumenta a medida que aumenta la intensidad. Esto se comprobó en un estudio que mostró que al aumentar la intensidad del ejercicio, se producía un mayor estimulo en el metabolismo energético y graso (Okura, Nakata, Lee, Ohkawara, & Tanaka, 2005); y que una actividad a intensidad moderada realizada 2- 3 veces por semana 20- 30 minutos por sesión, representaba una actividad compatible con el estado de salud del paciente obeso, lo que no representaría un gran estimulo (OMS, 2010). Por eso en personas obesas sin problemas cardiovasculares ni musculoesqueléticos se recomendarían ejercicios de alta intensidad siempre bajo supervisión adecuada. Hay que tomar en cuenta que ejercicios de alta intensidad, debido a una disminución de las reservas glucogénicas, puede llevar a un rápido ascenso en la oxidación de grasa, que puede compensar el alto consumo de grasa dietaria de la sociedad actual.
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