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Autismo DIFICULTAD EN LOS PROCESOS MENTALES


Enviado por   •  12 de Octubre de 2015  •  Apuntes  •  5.538 Palabras (23 Páginas)  •  121 Visitas

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DIFICULTAD EN LOS PROCESOS MENTALES

Los estudios sobre la etiología del autismo permite establecer teorías en relación con la expresión y la naturaleza de los síntomas autistas, las cuales enriquecen la visión del maestro en el aula. Es importante que el docente sepa identificar las conductas típicas de los niños autistas, encontrándole un sentido y una forma de abordarlo.

  1. Inconsistencia perceptual: esta es la dificultad que tiene los niños autistas para interpretar sensaciones internas presentando dominio de algunos receptores sensoriales. Tienen una sensibilidad poco común hacia algunos estímulos del medio, mientras que otros son completamente ignorados. Pueden sentiré alertas o concentrados con sonidos suaves y no reaccionan a sonidos fuerte; se extasían ante detalles diminutos y precisos de algunos objetos o ante sus manos y sus dedos  y sin embargo no notan objetos grandes o personas.

Esta inconsistencia en la percepción puede estar relacionada con inconsistencias en el SNC el cual regula las relaciones entre el suministro sensorial y las respuestas motoras, por lo cual los niños se sienten incapaces hacer discriminaciones perceptuales, utilizando comportamientos típicos para el autismo.

  • Movimientos corporales reiterados
  • Manipulación de objetos
  • El aleteo

Son acciones compensatorias frente a la falta de sentido de las percepciones defectuosas.

Las perturbaciones en la percepción que enfrenta el niño es una constante sobreexitacion o sobreinhibicion del suministro sensorial, situación que le impide relacionarse con el mundo. Lo cual genera frustración representada en berrinches, intolerancia a los cambios.

  1. Deficiencias en la memoria abstracta:  los niños autistas pueden presentar una memoria prodigiosa; sin embargo este es un comportamiento aparente puesto que están actualizando una memoria sin posibilidad de abstracción. Asimilan información del medio, muchas veces grandes informaciones, las cuales repiten de forma mecánica sin extraer ningún sentido de ellas, puesto que tienen dificultades en la codificación. Asimilan por cortos tiempos sin generar construcción ni modificación a la información. Haciendo uso a una memoria puramente retentiva.
  2. Defectos en la asociación de transmodales: estos niños presentan dificultades para recibir un estímulo en un canal sensorial y responder con el otro. Presentan dificultades para recibir un estímulo por el canal auditivo y responder de manera verbal o motora, igualmente no pueden transferir información visual a una motora, o a una táctil: presentan comportamientos de confusión cuando se reciben estímulos complejos que incluyen varias pistas sensoriales puesto que no tienen capacidad de generalización, terminan respondiendo unos e ignorando otros.
  3. Problemas en la comprensión del lenguaje:  los niños autistas presentan serios trastornos en sus funciones comunicativas los cuales no solo afectan sus posibilidades de articular palabras, sino que además comprometen funciones simbólicas orientadas a la comunicación, interacción y transmisión de información. Los niños autistas no entienden el lenguaje analógico, no verbal, el cual funciona con arreglo a códigos culturales específicos y tampoco hacen uso de él. No se comunican mediante gestos puesto que esto representa cierto grado de introyección. Estos problemas de lenguaje muestran la seria incapacidad que presenta los niños con respecto a la construcción del lenguaje interno o de conceptos verbales simbólicos, situaciones que impiden el ordenamiento de la realidad externa y la organización de su actividad consciente.

PRESCRIPCIONES GENERALES PARA LA FAMILIA

Los padres deben comprender que no deben abordar al niño con pautas de crianza habituales puesto que las vías de aprendizaje están cerradas parcialmente. Lo responde a la palabra, los gestos, al tono de voz de la madre, por este motivo los padres caen en la desesperanza y la frustración por las faltas de alternativas de enseñanza

Es indudable que un programa educativo orientado a so autistas, contempla el trabajo con padres para ayudar a sus hijos en los hogares y el punto de partida que ellos comprendan el sentido de la conducta de sus hijos  más allá de las interpretaciones inconscientes y fantasías interiores, puesto que no hacen uso del lenguaje simbólico.

El  comportamiento autista refleja la ausencia de significados, siendo la función de la familia y la escuela acercarlo al mundo de la cultura, proporcionándole instrumentos que lo ayuden a superar su situación de desventaja a situaciones complejas que no comprende.

A los padres se les debe poner en contacto con las estrategias que permitan reaccionar de forma inmediata frente a los comportamientos de sus hijos, recomenzando o desanimando.

Memoria

Los avances en el campo de la memoria han permitido refutar la visión del Autismo como un trastorno amnésico (Bowler, Matthews, y Gardiner, 1997; Renner, Klinger, y Klinger, 2000) y, de hecho, un cuerpo amplio de investigación destaca que la comprensión de una disfunción a este nivel ha evolucionado notablemente, hasta el punto de reconocer que los niños con TEA pueden contar con unas buenas y, en algunos casos, excelentes habilidades memorísticas (p. ej., memoria para sucesos que otras personas ignorarían o asociada a información poco relevante), pero simultáneamente pueden presentar dificultades en la realización de tareas que exigen altas demandas en la integración de información, la utilización de la memoria declarativa o la memoria operativa. En consecuencia, suelen mostrar problemas a la hora de almacenar grandes cantidades de material, hacer uso de información compleja, abstracta y secuencial o, por ejemplo, comprender textos (Bennetto, Pennington, y Rogers, 1996; Dawson, 1996; O’Shea y cols., 2005). Este patrón discrepante en la memoria tiene su origen en las etapas más tempranas del desarrollo (Sigman y Ungerer citado en Volkmar y cols., 2005) y, no es sólo persistente en el tiempo, sino que con frecuencia se hace más severo (Klin y cols., 1995; Williams y cols., 2006). A este respecto, O’Shea y colaboradores (2005) señalan que la naturaleza de las dificultades en la memoria declarativa de estos niños no refleja un déficit generalizado para establecer una relación entre el contexto y los elementos memorizados, sino que parece depender del tipo de información que debe ser recordada. Por ello, se hace más evidente cuando ésta implica aspectos sociales del contexto, como las expresiones faciales. Cabría, por tanto, decir que estas afirmaciones guardan relación con estudios previos a partir de los cuales ha sido posible sugerir que uno de los principales predictores de la presencia de un TEA es el corto tiempo de fijación de la mirada en la región ocular, cuando se trata de monitorear eventos sociales (Klin y cols., 2002a). Dado el rol que la discriminación facial juega en la socialización, en conjunto, estas consideraciones harían pensar que este compromiso de la memoria declarativa también puede tener un impacto negativo en la comprensión de las interacciones sociales (Klin y cols., 2002b). Por otra parte, los trabajos de O’Shea y colaboradores (2005) también han permitido demostrar que los niños con TEA pueden reconocer los detalles de una historia a un nivel comparable al de los niños normales. Sin embargo, no son capaces de utilizar la estructura de la historia como una herramienta para recordar espontáneamente el contenido de la misma. Estos hallazgos no parecen sorprendentes, pues estudios previos han señalado que estos niños no suelen hacer uso de las claves de recuperación, a no ser que éstas sean proporcionadas de forma explícita (Tager-Flusberg, 1991).

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