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Bourdieu


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2014  •  Síntesis  •  5.455 Palabras (22 Páginas)  •  175 Visitas

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LO QUE SIGNIFICA HABLAR∗

Pierre Bourdieu

Si el sociólogo tiene un papel, éste consiste más bien en dar armas que en dar lecciones.

He venido para participar en una reflexión y tratar de proporcionar a quienes tienen la

experiencia práctica de una serie de problemas pedagógicos los instrumentos que la

investigación propone para interpretarlos y comprenderlos.

Si mi discurso es decepcionante, incluso a veces deprimente, no es porque me divierta

desanimar, todo lo contrario. Es porque el conocimiento de las realidades conduce al

realismo. Una de las tentaciones del oficio del sociólogo es lo que los propios sociólogos

han denominado el sociologismo, es decir, la tentación de transformar leyes o

regularidades históricas en leyes eternas. De ahí la dificultad que presenta comunicar los

productos de la investigación sociológica. Hay que situarse constantemente entre dos

papeles: por una parte, el de aguafiestas y, por otra, el de cómplice de la utopía.

Hoy, aquí, quisiera tomar como punto de partida de mi reflexión el cuestionario que

algunos de ustedes han preparado para esta reunión. Si he tomado este punto de partida

es con el propósito de darle a mi discurso un arraigo lo más concreto posible y de evitar

(lo que me parece ser una de las condiciones prácticas de toda relación de comunicación

verdadera) que quien tiene la palabra, quien tiene el monopolio de hecho de la palabra,

imponga por completo el arbitrario de su interrogación, el arbitrario de sus intereses. La

conciencia de lo arbitrario de la imposición de la palabra se impone cada vez más hoy día,

tanto a quién tiene el monopolio del discurso como a quienes lo sufren. ¿Por qué en

determinadas circunstancias históricas, en determinadas situaciones sociales, resentimos

con angustia y malestar este abuso de autoridad que siempre implica tomar la palabra en

situación de autoridad o, si se prefiere, en situación autorizada, constituyendo la situación

pedagógica el modelo de esta situación?

Así, para intentar quitarme esta ansiedad, he tomado como punto de partida preguntas

que se le han planteado realmente a un grupo de ustedes y que pueden planteárseles a la

totalidad de ustedes.

Las preguntas versan sobre las relaciones entre lo escrito y lo oral y podrían formularse

así: “¿puede enseñarse el lenguaje oral?”.

Esta pregunta es una formulación en el sentido actual de una vieja interrogación que ya

se encontraba en Platón: “¿Puede enseñarse la excelencia?”. Es una pregunta capital:

“¿Puede enseñarse algo? ¿Puede enseñarse algo que no se aprende? ¿Puede

enseñarse aquello con lo que se enseña, es decir, el lenguaje?

Este tipo de interrogación no surge en cualquier momento. Si, por ejemplo, se plantea

en un diálogo determinado de Platón es, me parece, porque la cuestión de la enseñanza

se le plantea a la enseñanza que está cuestionada. Es porque la enseñanza que está en

∗ Tomado de: Cuestiones de sociología. Madrid, Istmo, 2000. Traducción: Enrique Martín

Criado. pp. 95-111.

crisis que se da en una interrogación crítica sobre lo que es enseñar. En épocas

normales, en las fases que se pueden denominar orgánicas, la enseñanza no se interroga

sobre sí misma. Una de las características de una enseñanza que funcione demasiado

bien —o demasiado mal— es la de estar segura de sí, la de tener esta especie de

seguridad (no es casualidad que se hable de seguridad a propósito del lenguaje) que

produce la certidumbre de ser, no solamente escuchado, sino también entendiendo,

certidumbre característica de todo lenguaje de autoridad o autorizado. Esta interrogación,

por tanto, no es intemporal; es histórica. Sobre esta situación histórica es sobre la que

querría reflexionar. Esta situación está vinculada a un estado de la relación pedagógica, a

un estado de las relaciones entre el sistema de enseñanza y lo que se llama la sociedad

global —es decir, las clases sociales—, a un estado del lenguaje, a un estado de la

institución escolar. Quisiera tratar de mostrar que a partir de las cuestiones concretas que

plantea el uso escolar del lenguaje se pueden plantear a la vez las cuestiones más

fundamentales de la sociología del lenguaje (o de la sociolingüística ) y de la institución

escolar. En efecto, creo que la sociolingüística habría escapado antes de la abstracción si

se hubiera dedicado, como lugar de reflexión y de constitución, a este espacio tan

particular pero tan ejemplar que es el espacio escolar, si hubiera tomado como objeto este

uso tan particular que es el uso escolar del lenguaje.

Tomemos el primer conjunto de preguntas: ¿Pretende usted enseñar el lenguaje oral?

¿Qué dificultades encuentra? ¿Encuentra resistencias? ¿Topa con la pasividad de los

alumnos?...

De inmediato tengo ganas de preguntar: ¿Enseñar el lenguaje oral? ¿Pero qué

lenguaje oral?

Aquí hay un implícito, como en todo discurso oral o incluso escrito. Hay un conjunto de

presupuestos que cada uno aporta al plantear esta pregunta. Dado que las estructuras

mentales son estructuras sociales interiorizadas, hay muchas probabilidades de introducir,

en la oposición entre lo escrito y lo oral, una oposición completamente clásica entre lo

distinguido y lo vulgar, lo culto y lo popular de tal manera que lo oral tiene muchas

posibilidades de ser investido de todo un aura populista. Enseñar el lenguaje oral sería,

así, enseñar el lenguaje que se enseña en la calle, lo que ya de entrada conduce a una

paradoja. En otras palabras, ¿no se cuestiona la naturaleza misma de la lengua

enseñada? Además, ¿este lenguaje oral que se quiere enseñar no es simplemente algo

que ya se enseña, y de manera muy desigual según las instituciones escolares?

Sabemos, por ejemplo, que las diferentes instituciones de la enseñanza superior enseñan

el lenguaje oral de manera muy desigual. Las instituciones que preparan para la política,

como Sciences Politiques o la ENA, enseñan mucho más el lenguaje oral y le conceden

una importancia mucho mayor en las calificaciones que la enseñanza que prepara para la

enseñanza o para la técnica. Por ejemplo, en la Politécnica se hacen resúmenes; en la

ENA se hace lo que se llama “gran oral”, que consiste en una verdadera

...

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