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Bourdieu El Poder Simbolico


Enviado por   •  31 de Octubre de 2014  •  10.489 Palabras (42 Páginas)  •  224 Visitas

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FOUCAULT 

 

LOS MEDIOS DEL BUEN ENCAUZAMIENTO 

 

El poder disciplinario tiene como función principal “enderezar conductas”. La disciplina “fabrica” individuos como objetos y como instrumentos de su ejercicio mediante un poder modesto que funciona según el modelo de una economía calculada y permanente. El éxito del poder disciplinario se debe al uso de tres instrumentos simples:

 

1. 1.     La vigilancia jerárquica

 

El ejercicio de la disciplina supone un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde los medios de coerción hacen visibles a aquellos sobre quienes se aplican. El modelo casi ideal es el campamento militar, donde se dibuja una red de miradas que se controlan unas a otras, en el que el principio subyacente es el encaje espacial de las vigilancias jerarquizadas. Una arquitectura que ya no está hecha simplemente para ser vista, sino para permitir un control interior, articulado y detallado. El viejo esquema simple del encierro y de la clausura comienza a ser sustituido por el cálculo de las aberturas, de los pasos y de las trasparencias. Las divisiones tenues y analíticas que han realizado las instituciones disciplinarias han llegado a formar un aparato de observación, de registro y de encauzamiento de la conducta.

El aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente: ojo al cual nada se sustrae y centro hacia el cual están vueltas todas las miradas. Se trata ahora de un control intenso, continuo, que toma en cuenta la actividad de los hombres, ya que se efectúa por empleados y vigilantes. A medida que aumentan el número de personas y la división del trabajo, las tareas de control se hacen más necesarias y más difíciles. Vigilar pasa a ser una función definida, se hace indispensable un personal especializado, constantemente presente y distinto de los vigilados. Ejemplos de esto se dan en las instituciones laborales y de enseñanza.

El poder disciplinario, gracias a las innovaciones técnicas, se convierte en un sistema “integrado,” vinculado a la economía y a los fines del dispositivo en que se ejerce. Se organiza también como poder múltiple, automático y anónimo, en un sistema de relaciones de arriba abajo, de abajo arriba y lateralmente (en redes): vigilantes perpetuamente vigilados. La organización piramidal le da un “jefe”, pero es el aparato entero el que produce “poder” y distribuye los individuos en ese campo continuo. Esto permite al poder ser indiscreto, siempre alerta, no dejando ninguna zona de sombra y controlando a aquellos mismos que están encargados de controlarlo; y discreto ya que funciona en silencio. Gracias a las técnicas de vigilancia, la “física” del poder, el dominio sobre el cuerpo se efectúa de acuerdo con las leyes de la óptica y de la mecánica, con todo un juego de espacios, y sin recurrir, en principio al menos, a la violencia.

 

1. 2.     La sanción normalizadora 

 

En el centro de todo sistema disciplinario funciona un pequeño mecanismo penal. En el taller, en la escuela, en el ejército, reina una verdadera micro penalidad del tiempo (retrasos, ausencias, interrupciones de tareas), de la actividad (falta de atención, descuido), de la manera de ser (descortesía, desobediencia), de la palabra (charla, insolencia), del cuerpo (actitudes “incorrectas”, gestos impertinentes, suciedad), de la sexualidad (falta de recato, indecencia). Al mismo tiempo se utiliza, como castigos, una serie de procedimientos sutiles, que van desde el castigo físico leve, a privaciones menores y a pequeñas humillaciones.

Lo que compete a la penalidad disciplinaria es la inobservancia, todo lo que no se ajusta a la regla. El orden que los castigos disciplinarios deben hacer respetar es de índole mixta: es un orden “artificial”, dispuesto por una ley, un reglamento, pero también definido por procesos naturales y observables: la duración de un aprendizaje, el tiempo de un ejercicio, que es también una regla. El castigo disciplinario tiene por función ser correctivo, reduciendo las desviaciones; dan privilegio a los castigos del orden del ejercicio (del aprendizaje intensificado, varias veces repetido; castigar es ejercitar).

El castigo disciplinario es un elemento de un sistema doble: gratificación-sanción. Este mecanismo de dos elementos permite cierto número de operaciones características de la penalidad disciplinaria. La calificación de las conductas y de las cualidades a partir de dos valores opuestos del bien y del mal; toda la conducta cae en el campo de las buenas y de las malas notas. Y así los aparatos disciplinarios jerarquizan a las “buenas” y a las “malas” personas.

La distribución según los rangos o los grados tiene un doble papel: señalar las desviaciones, jerarquizar las cualidades, competencias y aptitudes; pero también castigar y recompensar. La disciplina recompensa por los ascensos; castiga haciendo retroceder y degradando. El rango por sí mismo equivale a recompensa o castigo. En suma, el arte de castigar, en el régimen del poder disciplinario no tiende ni a la expiación ni a la represión. 

Utiliza cinco operaciones distintas: referir los actos, los hechos extraordinarios, las conductas similares a un conjunto que es a la vez campo de comparación, espacio de diferenciación y principio de una regla que seguir. Diferenciar a los individuos en función de esta regla de conjunto. Medir en términos cuantitativos y jerarquizar en términos de valor las capacidades, el nivel, la “naturaleza” de los individuos. En una palabra, normaliza. Se opone, por tanto, a una penalidad judicial, que tiene por función esencial la de referirse, no a fenómenos observables, sino a un corpus de leyes y de textos; no la de diferenciar a unos individuos, sino de especificar unos actos bajo cierto número de categorías generales. El poder de normalización obliga a la homogeneidad; pero individualiza al permitir las desviaciones, determinar los niveles, fijar las especialidades y hacer útiles las diferencias ajustando unas a otras. El poder de la norma en el interior de una homogeneidad que es la regla, introduce, como un imperativo útil y el resultado de una medida, las diferencias individuales.

 

1. 3.     El examen

 

El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. El examen se halla altamente ritualizado. La superposición de las relaciones de poder y de las relaciones de saber adquiere en el examen toda su notoriedad visible.

La escuela pasa a ser una especie de aparato de examen ininterrumpido que acompaña en toda

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