CAPITULO 4. “LA ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DE LA MEMBRANA PLASMÁTICA”.
Enviado por Enma0121 • 7 de Marzo de 2016 • Resumen • 2.105 Palabras (9 Páginas) • 593 Visitas
UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR
CAMPUS QUETZALTENANGO.[pic 1]
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
LICENCIATURA EN NUTRICIÓN
RESUMEN
“CAPÍTULO 4 Y 8, LIBRO, BIOLOGÍA CELULAR Y MOLECULAR”
BIOLOGÍA
MÉDICO PEDIATRA. LUIS OCTAVIO GÓMEZ ULIN
ENMA JUANA PRISCILIA ROSALES DIONISIO.
CARNÉ: 15896-14
QUETZALTENANGO 15 DE FEBRERO DE 2016.
CAPITULO 4. “LA ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DE LA MEMBRANA PLASMÁTICA”.
Las membranas plasmáticas son estructuras notablemente delgadas, pero tienen una función clave en muchas de las funciones más importantes de la célula. Entre las generalidades de las funciones de la membrana plasmática se encuentra: que separa a la célula viva de su ambiente; representa una barrera con permeabilidad selectiva que permite el intercambio de ciertas sustancias al tiempo que impide el paso de otras; contiene la maquinaria que transporta sustancias de un lado de la membrana al otro; contiene receptores que se une con ligandos específicos en el espacio externo y pasan la información a los compartimientos internos de la célula; media las interacciones con otras células; proporciona un marco de trabajo en el que pueden organizarse los componentes; es un sitio en el que la energía se traduce de un tipo a otro.
Las membranas son ensambles de lípido y proteína en el que los componentes se mantienen unidos en una hoja delgada mediante enlaces no covalentes. La membrana se mantiene unida por medio de una bicapa lipídica consistente en una capa bimolecular de lípidos antipáticos cuyos grupos cabeza polares se dirigen hacia afuera y las colas grasas acilo hidrófobas se dirigen al interior. Entre los lípidos se incluyen fosfoglicérdos, como la fosfatidilcolina; lípidos basados en esfingosina, como el fosfolípido esfingomielina y los cerebrósidos y gangliósidos que contienen carbohidratos y colesterol. Las proteínas de la membrana pueden dividirse en tres grupos: proteínas integrales que penetran y cruzan la bicapa lipídica, con porciones expuestas en ambas superficies de la membrana, citoplásmica y extracelular; proteínas periféricas que están completas fuera de la bicapa lipídica, pero tienen enlaces no covalentes con los grupos cabeza polares de la bicapa lipídica o con la superficie de una proteína integral, y proteínas ancladas a los lípidos que están fuera de la bicapa lipídica, pero con enlaces covalentes con un lípido que forma parte de la bicapa. Los segmentos transmembrana de las proteínas integrales casis siempre se encuentran como hélice ∝, formadas sobre todo por residuos hidrófobos.
Las membranas son estructuras muy asimétricas cuyas dos hojas tienen propiedades muy diferentes. Como ejemplos, todas las cadenas de carbohidratos de la membrana están dirigidas al lado contrario al citosol; muchas de las proteínas integrales tienen sitios en su superficie externa que interactúan con ligandos extracelulares, y sitios en la superficie interna que interactúan con proteínas periféricas que forman parte del esqueleto interno de la membrana; además, el contenido de fosfolípido de las dos mitades de la bicapa es muy asimétrico. La mejor forma de revelar la organización de las proteínas dentro de la membrana es con réplicas de fractura congelada, en la que las células se congelan, sus membranas se dividen por el centro de la bicapa mediante un plano de fractura, y las caras internas expuestas se visualizan mediante el desarrollo de una réplica metálica.
El estado físico de la bicapa lipídica tiene consecuencias importantes para la movilidad lateral de los fosfolípidos y las proteínas integrales. La viscosidad de la bicapa y la temperatura a la que presenta la transición de fase dependen del grado de insaturación y de la longitud de las cadenas grasas acilo de los fosfolípidos. El mantenimiento de una membrana fluida es importante para muchas actividades celulares, como la trasducción de señales, división celular y formación de regiones de membrana especializadas. La difusión lateral de proteínas dentro de la membrana se demostró por primera vez mediante la fusión celular y puede cuantificarse con técnicas que siguen los movimientos de las proteínas marcadas con compuestos fluorescentes o marcadores densos a los electrones. La medición los coeficientes de difusión de las proteínas integrales sugiere que la mayoría está sujeta a influencias limitantes que inhiben su movilidad. Las proteínas pueden restringirse por la relación con otras proteínas integrales o con proteínas periféricas situadas en la superficie de la membrana. A causa de estos tipos diversos de restricciones, las membranas alcanzan un grado considerable de estabilidad organizacional en la que se distinguen regiones particulares de la membrana.
La membrana plasmática del eritrocito contiene dos proteínas integrales principales, banda 3 y glucoforina A, así como un esqueleto interno bien definido formado por proteínas periféricas. Cada subunidad de banda 3 cruza la membrana al menos una docena de veces y contiene un conducto interno por el cual se intercambian iones bicarbonato y cloro. La glucoforina A es una proteína muy glucosilada de función desconocida que tiene un solo dominio transmembrana consistente en una hélice ∝ hidrófoba. El principal componente del esqueleto de la membrana es la proteína fibrosa espectrina, que interactúa con otras proteínas periféricas para brindar soporte a la membrana y limitar la difusión de sus proteínas integrales.
La membrana plasmática es una barrera con permeabilidad selectiva permite el paso de solutos por varios mecanismos, incluida la difusión simple por la bicapa lipídica o conductos de membrana, difusión facilitada y transporte activo. La difusión es un proceso independiente de energía en el que un soluto se desplaza en favor de un gradiente electroquímico, lo que disipa la energía libre almacenada en el gradiente. Los pequeños solutos inorgánicos, como O2, CO2, y H2O, penetran con facilidad la bicapa lipídica, al igual que los solutos con grandes coeficientes de partición. Los iones y los solutos orgánicos polares, como los azucares y aminoácidos, requieren transportadores especiales para entrar o salir de la célula.
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