CRITICAS A LA LOCOMOTORA MINERA

La locomotora minera ha sido la gran esperanza económica de los últimos gobiernos y la que probablemente jalonaría el resto de las ramas de la economía. El plan nacional de Desarrollo (PND) 2010-2014 “Prosperidad Democrática” de Juan Manuel Santos, es un claro ejemplo de ello. De sus tres áreas básicas, una corresponde al desarrollo económico y es definida como “Crecimiento Sostenible y Competitividad.

Esta área básica del PND plantea la necesidad del crecimiento económico como indicador del aumento del bienestar económico en el país, promoviendo la búsqueda de este a como dé lugar y conociendo que aun así este (crecimiento) no se puede ejecutar. Además el bienestar social que este proyecto debería acarrear excluye a buena parte de la población colombiana, es decir, a las clases pobres. Por lo tanto puede asegurarse que hay concentración de riqueza en unos pocos.

Las medidas que se pretenden imponer para “asegurar el crecimiento” son por un lado la innovación, por otro las políticas de competitividad, por último se proponen mejorar la productividad. Y por lo tanto activar las locomotoras (entre las que encontramos la locomotora minera de interés para este trabajo puesto que es la más polémica) que se supone generara crecimiento económico y empleo.

La locomotora minero energética se propone aprovechar una supuesta coyuntura en el sector, para alcanzar las metas trazadas dentro del PND y es menester mencionar, que refleja la farsa que este plan y por lo tanto esta locomotora trae detrás de sí, ya que no la explotación no es responsable, ni sostenible, ni equitativa y mucho menos cuidadosa con el medio ambiente.

Los objetivos de la locomotora minera son claros, 1. Duplicar la producción actual de carbón. 2. Cuadruplicar la producción de metales preciosos. 3. Convertir al país en uno de los tres principales destinos de la inversión minera en América Latina. 4. incrementar el área de exploración minera en tres veces la actual. 5. Optimizar el proceso de contratación minera y atención al cliente. 6. Aumentar el conocimiento del subsuelo e incrementar el PIB minero por encima del latinoamericano.

¿En donde quedan las tan anheladas políticas públicas?

Es evidente que el Estado Colombiano (Estado Moderno y por lo tanto Neoliberal) no está cumpliendo con sus actividades, es decir, el Estado no ha iniciado un proceso de análisis para dar respuesta a las necesidades o demandas de la sociedad.

Por el contrario se ha encargado de hacer reformas para impulsar y convertir el sector minero en una gran locomotora de este modo se cree que el sector crecerá de manera permanente. Dentro de estas reformas normativas podemos encontrar, 1. La formalización de la producción 2. Erradicación de la extracción ilícita de minerales 3. Incremento del conocimiento del subsuelo para conocer los recurso allí presentes 4. Expansión y acceso a infraestructura que minimice los costos de transporte. 5. Mejoramiento de la relación gobierno-industria 6. “Regulación social -ambiental que reduzca el impacto productivo”.

Pero si estas reformas no favorecen a la población en su conjunto, entonces ¿Quiénes son los favorecidos? Claramente, estas reformas tienen como objetivo construir un panorama favorable a la Inversión Extranjera Directa, pues al permitirle facilidades financieras, con el propósito de mover grandes cantidades de capital se esperan altos márgenes de ganancias y como no después de las prerrogativas tributarias, los mínimos costos de transporte, la colocación de infraestructura para su servicio, los estudios a los suelos ya realizados y que a la vez minimizan los objetivos de la inversión a lo que se suma que los recursos que se extraen poseen gran demanda y por ende unos muy buenos precios a nivel internacional. Además el Estado no puede participar del negocio minero, lo que amplía la privatización. Pero lo más triste y denigrante es que se erradica la minería artesanal y de esta manera un sinfín de comunidades se ven afectados.

¿Cuáles son y qué hacer con los inconvenientes causados por la locomotora minera?

1. La locomotora minera, lleva al precipicio la economía, pues la extracción minera empobrece al país, nación que ya ha sufrido periodos de déficit económico causados entre otras cosas por la violencia clásica. Pero esta pobreza no solo es económica, también es intelectual puesto que no se percibe que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) no es sinónimo de crecimiento, básicamente porque de él no se sustrae el costo que implica reparar los daños ambientales; pero esa pobreza intelectual o mejor dicho miseria intelectual recae con mayor proporción en la población colombiana que en primer lugar sigue reeligiendo los mismos linajes como presidentes, que en segundo lugar no es consiente del robo económico y natural del que es víctima por parte del Estado y de las multinacionales y por lo tanto tampoco es consciente de los otros muchos aspectos ilegales de la economía colombiana y en tercer lugar porque es consiente del daño ambiental y no hace nada para minimizarlo.

2. La locomotora minera eleva el impacto socio-ambiental, (en este momento trabajaremos estas dos premisas en conjunto, pero posteriormente se analizaran por separado) y decimos que se eleva el impacto porque se reduce el recaudo o el ingreso del Estado producto de los descuentos tributarios y la desregulación de la explotación a este sector, gravamen que deberían usarse en beneficio de la población colombiana en su conjunto y en su protección ambiental.

3. La locomotora minera se traduce en riesgos sociales y culturales, por una parte si se reduce el recaudo del estado producto de los bajos impuestos que pagan las multinacionales puede deducirse que la compra de predios que a la par del proyecto se llevara a cabo, reducirá las ganancias de las comunidades que han tenido posesión de estos recursos históricamente, así que este es el primer peligro socio-cultural. Otro riesgo es la perdida de las costumbres indígenas que son deshonradas, discriminadas, desplazadas y negociadas.

4. La locomotora minera producirá daños Sociales, en

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