Caso Clinico Veterinario: Piometra
Enviado por LuisDeantes • 13 de Junio de 2014 • 1.953 Palabras (8 Páginas) • 493 Visitas
Profilaxis dental
Placa y Sarro
La placa es una película orgánica formada en su mayor parte por bacterias de la cavidad oral en una matriz compuesta por glicoproteínas salivares y polisacáridos extracelulares que se adhiere a la superficie del diente. El sarro es básicamente la placa calcificada. La placa y el sarro contienen aproximadamente 300.000.000 bacterias por gramo. La placa de la superficie dental se conoce como placa supragingival. Una vez se extiende bajo el borde gingival hacia la zona conocida como surco gingival (entre la encía y los dientes o el hueso maxilar o mandibular) se denomina placa subgingival. La placa supragingival probablemente interviene en el crecimiento, acumulación y patogenia de la placa subgingival durante las etapas iniciales de la enfermedad periodontal reduciendo el oxígeno disponible y protegiendo a la placa subgingival. Además, los agentes nocivos producidos por la placa supragingival probablemente sean los que desencadenen la inflamación gingival. Sin embargo, una vez que se ha formado la bolsa periodontal, el efecto de la placa supragingival y del sarro es mínimo.
Las bacterias iniciales de la placa supragingival son predominantemente cocos aerobios grampositivos inmóviles. La gingivitis está causada más por el aumento del número de estas bacterias que por un cambio en el tipo de bacterias. La enfermedad periodontal establecida, sin embargo, está causada por un cambio en el tipo de bacterias a un tipo de bacilos anaerobios gram-negativos más móviles.
Progresión de la Inflamación
Las bacterias de la placa subgingival segregan toxinas y productos del metabolismo. Entre estos productos destacan las quimiotoxinas, mitógenos, antígenos, y enzimas como la hialuronidasa, el condroitín sulfato y las enzimas proteolíticas. También se producen citotoxinas como el ácido sulfhídrico y amoníaco y endotoxinas bacterianas. Estos pueden invadir los tejidos por sí mismos y causar a su vez inflamación en las encías y los tejidos periodontales. Esta inflamación provocará lesiones en los tejidos gingivales dando lugar inicialmente a una gingivitis que progresará a periodontitis provocando en última instancia la destrucción de la inserción entre los tejidos periodontales y los dientes. Además de estimular directamente la inflamación, los productos del metabolismo bacteriano también provocan una respuesta inflamatoria por parte del animal. Los leucocitos y otros mediadores de la inflamación migran desde los tejidos blandos periodontales hacia el espacio periodontal debido al aumento de la permeabilidad vascular y al incremento del espacio entre las células epiteliales creviculares. Los leucocitos no solamente fagocitan las bacterias sino que también pueden liberar sus enzimas para destruir a los invasores bacterianos. Estas enzimas, cuando son liberadas en el surco, provocarán aún más inflamación en los delicados tejidos gingivales y periodontales. En realidad, es la combinación de la virulencia de las bacterias junto con la respuesta del hospedador la que determina la progresión de la enfermedad. La respuesta del hospedador puede lesionar los tejidos periodontales, sin embargo, los pacientes con enfermedad periodontal puede provocar un aumento de los lípidos inflamatorios así como del nivel lipémico global. Este es un estado de inflamación orgánica total que desemboca en procesos morbosos crónicos y deficiencias en la respuesta inmunitaria. Aunque estos estudios no son definitivos, sabemos que éste es un proceso infeccioso y que el paciente debe vérselas con estas bacterias diariamente,lo que puede derivar en un estado de enfermedad crónica. Por esta razón, debemos aprender a considerar a la enfermedad periodontal no sólo como un problema dental que provoca halitosis y pérdida de piezas dentales, sino como un desencadenante de consecuencias sistémicas mucho más graves.
-Locales:
Además de las pérdidas de piezas dentales y las posibles consecuencias sistémicas, existen tres secuelas locales frecuentes de la enfermedad periodontal grave. La primera y más frecuente se conoce como fístulas oronasales.
1. Fístulas oronasales
Son bastante frecuentes en perros de edad avanzada y razas de pequeño tamaño (especialmente en razas condrodistróficas). Se debe a que la enfermedad periodontal progresa hacia la superficie palatal de los caninos maxilares. Las raíces de estos dientes son adyacentes y paralelas a la cavidad nasal y están separadas de ella solamente por una fina lámina ósea. La enfermedad periodontal suele destruir esta estructura junto con la inserción normal del diente. Esto provoca una comunicación entre las cavidades oral y nasal. Las bacterias de la boca, junto con partículas de alimento y otros restos entran en esta zona y provocan la infección de la cavidad nasal (sinusitis). Los signos clínicos son descarga nasal crónica (sangre o pus), estornudos, y ocasionalmente anorexia y halitosis. Esto puede diagnosticarse definitivamente introduciendo una sonda periodontal en el espacio periodontal de la superficie palatal del canino maxilar bajo anestesia general. A menudo no se detecta el fondo de la bolsa. Además, tras la colocación de la sonda puede observarse sangre en el ollar. Es interesante destacar que este proceso puede producirse incluso si el resto de los tejidos periodontales del paciente están relativamente sanos. Esto incluye al resto de superficies del diente canino. Desgraciadamente existen pocas alternativas para este problema que no sean la extracción de la pieza y el cierre del defecto mediante un colgajo gingival. Sin embargo, si la presencia de bolsas periodontales profundas se descubre antes de que se forme la fístula puede realizarse una cirugía periodontal con regeneración tisular guiada para salvar los dientes.
2. Fracturas patológicas
La pérdida periodontal crónica debilitará el hueso en las zonas afectadas.
En la mandíbula (especialmente en la zona del primer molar) puede debilitarse hasta el punto de provocar una fractura patológica. Esto también es más frecuente en perros de edad avanzada de razas pequeñas. Las fracturas suelen producirse por traumatismos leves o durante el proceso de extracción, sin embargo, algunos perros han llegado a fracturarse la mandíbula mientras comían. La consolidación de estas fracturas suele ser muy difícil debido que no existe hueso suficiente y a la dificultad a la hora de fijar de forma rígida
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