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Crítica inmanente a la investigación fenomenológica


Enviado por   •  25 de Mayo de 2020  •  Apuntes  •  3.559 Palabras (15 Páginas)  •  90 Visitas

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                                 Crítica inmanente a la investigación fenomenológica.

  1. Examen crítico de las cuatro características de la conciencia pura.

 

  1. La filosofía “científica”: la psicología en cuanto ciencia básica de la filosofía. La teoría de la conciencia.

  Resumiendo: a mediados del siglo XIX llegó a ser dominante cierta filosofía “científica” que tiene un sentido triple. Dicha filosofía se calificaba a sí misma de científica:

  Primero, por ser filosofía de la ciencia, es decir, teoría del conocimiento científico, porque su verdadero objeto era el faktum de la ciencia.

Segundo, porque mediante ese cuestionamiento acerca de la estructura de las ciencias dadas encuentra ella misma un tema que investigar siguiendo un método propio, sin venir a recaer ennel dominio de consideración de las ciencias particulares. Es “científica” porque posee un dominio y un método que les son propios; un método que al mismo tiempo conserva su seguridad mediante la constante orientación por los procedimientos fácticos de la propia ciencia. De esa manera se evita la especulación de las concepciones del mundo.

  Tercero, porque pretende procurar un fundamento a las diferentes disciplinas que se ocupan de la conciencia, mediante una ciencia originaria de la conciencia misma , es decir, mediante la psicología. Si el conocimiento es un acto de la conciencia, habrá una teoría del conocimiento sólo cuando se haya establecido lo que es la vida psíquica.

  Psique significa anima entre los griegos, es decir, alma. Son expresiones vitales de un individuo, que se expresan en sentimientos y procesos intelectuales. Los fenómenos psíquicos no pueden ser pesados ni medidos como pretende la ciencia que todo lo cuantifica matemáticamente, sino solamente pueden ser sentidos intuitivamente. Una tensión emocional no puede medida con métodos científicos-naturales.

  A fines del silgo XIX la filosofía “científica”, en todas y cada una de su7s direcciones tiene por tema la conciencia. Sabe de su nexo con Descarte, quien por primera vez determina que el asunto básico de la filosofía es la conciencia, (res cogitans). Baste con señalar que desde 1840 actúan dentro de este movimiento una “tradición aristotélica”, iniciada por Trendelenburg. Nace en oposición a Hegel, asimilando la investigación histórica que Schleiermacher y Böckh habían puesto en marcha en el campo de la filosofía griega. Discípulos de Trendelenburg fueron Dilthey y Brentano.

  La situación de la ciencia a mediados del siglo XIX se caracteriza por la consigna en todas las ciencias de: hechos empíricos, nada de especulación y conceptos vacíos. El éxito de esta consigna tiene varias razones: el quiebre de los sistemas idealistas. Las ciencias concentran todas sus fuerzas en los dominios de lo empírico, es decir, en la propensión a los hechos. El dominio del mundo histórico y el dominio empírico de la naturaleza, que ya entonces comenzaban a separarse.

  Lo que en aquella época quedaba vivo de la reflexión filosófica tenía el tint de un materialismo árico y tosco: materialismo naturalista del mundo. Las ciencias de la historia renunciaron a cualquier reflexión filosófica. Lo único importante para ellas era el trabajo concreto: la propensión a los “hechos”. Su tarea fue fijar las fuentes. Así, se daba a la crítica filológica, de la técnica de la interpretación. La interpretación efectiva se confiaba a la formación intelectual del historiador. Desde los años setenta se alimentaron de la política. El debate era si la historia era historia de la cultura o historia política. No se penetró en la esfera de los fundamentos, ya que faltaban los medios para ello.

  Las ciencias naturales de aquella época están determinadas por la gran tradición de Galileo y Newton (véase Capra. Punto crucial, cap. El mecanicismo de Newton). ¿Qué carácter tiene el proyecto galileo de la naturaleza? Por ejemplo, en la manzana que cae a Galileo Galilei no le interesa la manzana  ni el árbol del que cae, sino únicamente la altura de caída que se puede calcular, que se puede medir.

  Galileo, da por existente, da cierto un espacio homogéneo en el cual algún punto de masa se mueve y cae regido por una ley. La pregunta es ¿qué acepta Galileo en esta suposición? Galileo acepta sin cuestionar: espacio, movimiento, tiempo, causalidad.

  Heidegger se pregunta ¿qué significa que yo acepte algo así como espacio? Yo acepto que hay algo así como espacio. Esta aceptación no es arbitraria, sino que contiene relaciones necesarias con el espacio, el tiempo, la causalidad, en las cuales me hallo.

  El ser humano se encuentra ya en referencia al espacio, al tiempo. Estamos ante fenómenos que exigen desde ellos mismos un modo de percatarse de ello, es decir, de ser percibimos. Acerca de esto aceptado ya desde los griegos y desde la filosofía. Esta aceptación son algo que no pueden ser determinadas por parte de la ciencia natural.

  La aceptación tiene tres significados diferentes:

  1. Aprobar, asumir, consentir, suponer,
  2. Supuesto: conjeturar, pensar, idear, imaginar; suponiendo que....; si…, entonces. Suponer algo como condición. Aceptación como hipótesis, como aceptación.
  3. Aceptación como un don, mantener-se-abierto  para una cosa, aceptación.

  Entonces aceptación como suposición, (2)  como hipótesis, Suponer como condición y (3) aceptación como admitir aquello que se nos muestra a partir de  sí mismo, lo patente, por ejemplo la existencia de la mesa que está ante nosotros, que no puede ser comprobada mediante suposiciones. Aquello que es percibido en el admitir no requiere prueba alguna.

  Hay que distinguir estrictamente dónde debemos exigir pruebas y buscarlas, y dónde no se requiere ninguna prueba y, sin embargo, se halla la forma más elevada de fundamentación. No toda fundamentación debe y puede ser una prueba; por el contrario, toda prueba es una especie de fundamento.

  Ambos modos de aceptación (el suponer y el aceptar) no están en el mismo nivel de modo que uno puede elegir uno u otro arbitrariamente. Cada suposición se fundamenta ya siempre en un determinado modo de la aceptación. Solamente cuando la presencia de algo es aceptada, puede uno subordinarle suposiciones.

  Se admite lo que aparece, el fenómeno. Hay dos tipos de fenómenos:

  1. Fenómeno perceptible, que son = fenómenos ónticos;  por ejemplo, la mesa, el lápiz, la ventana, etc.
  2. Fenómenos no perceptibles sensiblemente, por ejemplo, el existir de algo = fenómenos ontológicos.

  Los fenómenos ontológicos, no perceptibles sensiblemente, se han mostrado ya siempre antes necesariamente  a todos los fenómenos perceptibles sensiblemente. Antes de que podamos percibir sensiblemente una mesa como ésta mesa, tuvimos ya que haber percibido que hay algo como una presencia (existencia).

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