Cual es la Conferencia General de Pesas y Mediada
ANARKKI95Trabajo9 de Agosto de 2017
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- Índice
1 Introducción 2
2 Objetivos 3
2.1 Objetivo general 3
2.2 Objetivos específicos 3
3 Desarrollo 4
3.1 Historia 4
3.1.1 Fortin (fundidor) 5
3.1.2 Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM) 7
3.1.3 Comité Internacional de Pesas y Mediadas (CIPM) 7
3.1.4 Conferencia General de Pesas y Mediadas (CGPM) 7
3.1.5 Construcción de los prototipos 7
3.1.6 La comisión francesa 8
3.1.7 Se define litro, masa y peso (1901) 9
3.1.8 La Comisión Electrónica Internacional (IEC) 9
3.1.9 Definición de metro (1954) 10
3.1.10 Adopción de las siglas SI 10
3.1.11 Definición del segundo (1967) 10
3.1.12 Definición del mol (1971) 10
3.1.13 Definición de la candela (1979) 11
3.1.14 Se definió la velocidad de las ondas electromagnéticas 11
3.1.15 Adopción de prefijos zepto y zetta (1991) 11
3.1.16 Actualidad 12
4 Conclusiones 13
5 Recomendaciones 14
6 Bibliografía 15
7 Anexos 16
Introducción
La metrología ha evolucionado a través del tiempo por el cual conoceremos el desarrollo y la historia de cómo se creó y se ha ido actualizando la metrología y la normalización a los tiempos actuales y en este mundo tan globalizado. También conoceremos algunas referencias metrológicas importantes, como la conquista en gran parte del mundo donde originó la divulgación de los sistemas de pesas y medidas. Ya en tiempos más recientes, durante varios siglos se han creado sistemas de preferencia y a nivel mundial, basado en principios científicos más avanzados de los que se conocían en esa época.
Los instrumentos de medición son utilizados para realizar medidas muy sencillas hasta medidas muy simple o de magnitudes microscópicas en laboratorios o ciertos ensayos; se usan a nivel: científico, industrial e ingeniería. A nivel mundial el organismo encargado de la estandarización de medidas y magnitudes es el Sistema Internacional de Unidades (SI).
Objetivos
Objetivo general
Realizar un estudio investigativo sobre el desarrollo histórico de la metrología y la normalización donde se encontrará que las civilizaciones muy antiguas tenían ya los conceptos de pesar y medir y como se ha llevado a cabo una actualización de las mismas e instituciones y normas que han generado un control de calidad para la emisión de resultados metrológicos.
Objetivos específicos
Investigar el desarrollo histórico de la metrología y normalización y como la civilización la han ido integrando en sus necesidades cotidianas para las mediciones uniformes y que permiten los análisis de distintas resultados y tomas de decisiones.
Analizar los conceptos de metrología y normalización y cuál fue la necesidad o finalidad de su creación por nuestros antepasados, así mismo la utilización de medidas y magnitudes en los diversos campos que se aplican.
Analizar los antecedentes históricos de la metrología y normalización anterior a nuestra época y la institución actual competente, que administra todos los datos y procedimientos a nivel mundial.
Desarrollo
Historia
Desde la más remota antigüedad, el hombre ha constatado la necesidad de medir: el terreno, las telas que compra, la cuerda que ha trazado, el bloque de piedra que ha tallado. Se puede admirar en el museo de Louvre una estatua de la época caldea (aproximadamente 2500 a.n.e) llamada El arquitecto y la regia, en la que se observa sobre las rodillas, sin duda, la representación de una regla graduada. EI hombre ha tornado los primeros patrones de su propio cuerpo; así se ha medido en pulgadas, en pies, en pasos, y esto en muchas ocasiones suscito controversias porque el patrón variaba de un individuo a otro, se precisó que se refiriera al pie o la pulgada del jefe de la tribu, del príncipe, del rey. Como las unidades variaban, no solamente de un país a otro, sino de provincia en provincia, hasta de ciudad en ciudad, se creó un desorden indescriptible en los cambios comerciales, lo que duro largo tiempo. Desde el siglo XIV, los reyes de Francia trataron sin gran éxito de unificar las unidades del reino, pero las costumbres locales y los hábitos del comercio, hacían que se volviera a lo anterior. En el siglo XVII se da un paso adelante; las diversas unidades aún conservando su nombre, se relacionan entre sí, por razones fijas.
Así la toesa (Hamada de Chatelet, de aproximadamente 1.95 m), se subdividió en seis pies (aproximadamente 32 cm cada pie y el pie en 12 pulgadas), la pulgada en 12 líneas (aproximadamente 2.25 mm) y la línea en 12 puntos (aproximadamente 0.10 mm). La toesa fue materializada por una barra de tierra que tenía dos pernos salientes y estaba empotrada en un muro en el Gran Chatelet, cerca de Paris, para que cualquiera pudiese comparar su instrumento de medida. En 1668, como este patrón se había alargado a consecuencia del uso, se hizo un segundo, más pequeño de 5 líneas (aproximadamente 11.3 mm) para volver aproximadamente a la toesa primitiva. En 1776, fue necesario recomenzar, pero esta vez la nueva toesa fue guardada en el observatorio de Paris. A solicitud de un gran número de ciudades francesas, se propuso a la Asamblea Constituyente un proyecto para un sistema de pesas y medidas más racional, que fue aprobado el 8 de mayo de 1790. Se decidió que se abandonaran todas las antiguas unidades; que la nueva unidad sería una unidad física, es decir, inalterable y reproducible en todo tipo y en todo lugar. Se pensó que así sería más fácilmente adoptada por los otros países.
La comisión de estudio nombrada por la Asamblea y de la que formaban parte sabios como Borda, Lagrange y Laplace, estudio inicialmente la proposición de tomar como unidad de medida, la longitud del péndulo como periodos de un segundo a 45° de latitud. Pero, por no mezclar la unidad de tiempo con la unidad de longitud, la comisión prefirió la 40 000 000 parte del meridiano terrestre que pasa por el observatorio de Paris.
Después que la Asamblea Nacional (26 de marzo de 1791) y el rey Luis XVI (30 de marzo de 1791) hubieron aceptado esta proposición, Delambre y Méchain iniciaron la medición de una parte del meridiano correspondiente a los 9° 2/3 que separan Dunquerque de Montjuich (cerca de Barcelona). La medida se hizo de 1792 a 1798; la unidad de medida utilizada fue la toesa. Resulto de esta medida que la nueva unidad sería denominada metro y debería medir 36 líneas y 11296 puntos a 13° R. (Rankin.)
Fortin (fundidor)
Otro investigador, Fortin (fundidor) realizo con estos datos una barra en platino de una sección de 25 x 405 mm; las caras terminales se ajustaron cotejando el nuevo metro a la toesa por medio de un comparador. La incertidumbre de esas medidas se evaluó en 1/100 mm, lo que se consideró en esa época como "insensible". El 22 de junio de 1799 la regla fue depositada en los archivos y por ley del 10 de diciembre declarada "metro verdadero y definitivo", desde entonces, esta barra fue designada como "metro de los archivos". También se hizo una copia en platino para conservarse en el observatorio de Paris. Así, se realizó por primera vez esta "unidad natural", pero su materialización fue menos exitosa porque su sección no fue suficientemente rígida, el material no fue lo bastante duro, por lo que la probabilidad era de desgaste rápido, ya que en esa época era necesario palpar para comparar. Además, otras medidas posteriores del meridiano mostraron que el metro 40 000 000 parte del meridiano, era una utopía. Fue necesario abandonar la idea de la unidad natural y volver a una definición más práctica, por lo que el metro fue definido por la distancia que separa las dos caras terminales del metro de los archivos, a la temperatura de O °C. Podría parecer extraña la selección de esta temperatura, pero es necesario recordar que los medios para mantener una temperatura constante no estaban en esa época tan perfeccionados como ahora. No había más que dos temperaturas que se podían obtener fácilmente y mantener tanto tiempo como se deseara: estas eran O °C introduciendo hielo en el agua y 100 °C llevando el agua hasta la ebullición. Se escogió O °C por ser más cómodo para trabajar. Hacia mediados del siglo XIX, un gran número de países de Europa, habían admitido o adoptado legalmente el sistema métrico; así el deseo de universalidad expresado por la Asamblea Constituyente de 1790 estaba parcialmente cumplido. No obstante, apareció una dificultad; se había notado entre los patrones nacionales de los diversos países, divergencias hasta 1/100 mm, y la comparación de esos patrones con el metro de los archivos dependía enteramente de la buena voluntad de Francia, la propietaria. Si tales diferencias eran en esa época, despreciables para la industria, no era lo mismo para los laboratorios científicos. Se llegó a la conclusión de que sería de interés general constituir un organismo internacional y neutral que realizara copias tan perfectas como fuera posible del prototipo internacional; esas copias se pondrían a disposición de los países y esta organización se encargaría de su comparación periódica con el patrón primario. Una primera conferencia reunió en agosto de 1870, un gran número de sabios pertenecientes a 24 naciones; las dificultades creadas por la guerra no permitieron un trabajo fecundo (recuérdese la Comuna de Paris en 1871). Con la paz firmada, se reunió una nueva conferencia (24 de septiembre de 1872) en la que participaron treinta países; las discusiones tomaron largo tiempo. Al término de la Conferencia Diplomática del Metro fue firmada la Convención del Metro, el 20 de mayo de 1875, por los treinta Estados entre los cuales se encontraban Inglaterra y Estados Unidos. Las dos decisiones más importantes de la comisión internacional fueron la creación de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM) y la de una serie de prototipos métricos.
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