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Demócrito y Epicuro: el átomo como elemento y como límite onto-lógico.


Enviado por   •  26 de Marzo de 2017  •  Ensayo  •  1.429 Palabras (6 Páginas)  •  339 Visitas

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Instituto Tecnológico de Ensenada

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9 de Septiembre de 2016

Ensayo Demócrito y Epicuro: el átomo como elemento y como límite onto-lógico.

Fundamentos de Física

Tizoc Fernando Huerta Garcia

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Demócrito y Epicuro: el átomo como elemento y como límite onto-lógico.

En este escrito hablare acerca de 2 cosas, sobre la ontología eleática, “El ser no puede generarse a partir del no-ser” y sobre la hipótesis de Demócrito que establece que las piezas constitutivas de la materia y las partículas atómicas poseen infinitos tamaños diferentes para evitar las dificultades que planteaba el programa pitagórico y facilitar lo complicado de la diagonal y el lado del cuadrado, esta hipótesis anticipa la relación de la moderna nación de fluxión o infinitésimo, es rechazada la valides por la teoría aristotélica del continuo, forzó a la segunda generación de atomistas empezando por Epicuro a intentar un nuevo enfoque del problema con la creación de la teoría de las minimae partes, que se identifica con los limites geométricos de las figuras atómicas.

El motivo de reflexión que llevo a Leucipo y Demócrito a la teoría atomista fue el desafío que los eleatas habían lanzado a la confianza espontanea de la mente humana, era digno de ser creído de la información dada por los sentidos, al negar, hyperbantes ten aísthesin  ("yendo más allá de la sensación"), la pluralidad y el movimiento. Esto se sustentó en el testimonio de Aristóteles. El verdadero ser no admitía diferencias internas, con el no-ser. Después, había una unidad que excluía la existencia de intervalos y el movimiento y el cambio en general, en su forma que defiende los cambios drásticos en la estructura política y económica de generación y destrucción. Y esto en el mundo griego era igual a negar la naturaleza, aquella región del ser que constituye la principal manifestación de la substancia o entidad y de ente. Se trata del prototipo de entidad sin más, a partir del cual conocemos por analogía: el todo concreto de materia y forma. Disolver laphysis en el logos del ser-verdadero se priva en toda posibilidad de enunciar ese logos porque se tendría que extender en sujeto y predicado, dividiendo su inseparable unidad. Leucipo y Demócrito suponían que de podían oponer a rechazar la idea racional al “racionalismo” eleático y en nombre de lo practico negaron la conclusión para ver cuáles de las premisas del razonamiento negador de la naturaleza podían unirse a ella para formar un nuevo razonamiento para una conclusión respetuosa con los fenómenos naturales por las premisas que tenían del enunciado de esos mismos fenómenos. Con estas premisas eleáticas podía el ente seguir considerándose unitario, sin mezclar el no ente, considerado todavía la negación absoluta de aquel y se conservaba su condición de ingenerado e indestructible. La conclusión que obtuvieron Leucipo y Demócrito de su inversión del razonamiento parmenídeo es, si el ser es pura y plenamente ser y otro tanto cabe decir del no-ser, pero existen también el cambio y la pluralidad, solo es posible conciliar esas tres proposiciones identificando el ser con una pluralidad de núcleos de plena realidad separados por la nada del vació. Para los padres del atomismo, la “bifurcación” solo se encuentra después de haber dado los primeros pasos por la vida del conocimiento sensorial. La sensación es un estado de cosas real, pero “en bruto”. Las diferencias cualitativas y substanciales se bifurcan antes de adentrarse en la vía de la verdad, solo las distinciones cuantitativas podrá seguir por ella. El átomo Leucipo-democriteo es un principio epistemológico, es la sustancia del mundo real.

Explicativo-natural es el otro elemento a tratar de que consta de: el no-ser. La originalidad leucípo-democritea es mayor para consolidar el método dialectico como método filosófico por antonomasia. Los testimonios aristotélicos dicen que la proposición del ser como principio explicativo es inseparable de la del no-ser. Y que los nombres que se le dan, paralelamente a los que recibe aquel, convergen en la idea de la falta de determinaciones. Juan Filopón hizo un comentario al tratado Aristotélico de la generación y la corrupción sobre una formulación silogística del razonamiento que llevo a los padres del atomismo a confirmar la existencia del cambio y la pluralidad. La divisibilidad de los entes naturales exigirían la existencia de un no-ser que separara y distinguirá y para no tocar la premisa mayor del razonamiento eleático tuvieron que negar la premisa menor y afirmar la paradójica “existencia del no-ser” como vaco. Esta paradoja se convirtió en paradigma del modo de conceptualización a la polisemia, del verbo “ser” como prototipo de las aporías onto-lógicas inherentes al significado de cualquier functor veritativo. Charles H. Kahn en su estudio del verbo einai, distingue tres usos-sentidos principales: el copulativo, el veritativo y el existencial, dice que el uso sobre el que giraban los demás es el copulativo. La afirmación paradójica “el no-ser es…” Se salva de la contradicción merced al peculiar estatus semántico cuasivacío de “ser”, Hegel mostro en Wissenschaji der Logik, lo une a su negación en el momento en que se trata de determinarlo. La indeterminación del no-ser exige que se la determine como ser. El rescate logikós kaí kenós, verbalista y vacío consistió en restaurar, como estructura óntica y necesaria, la dualidad negada por los eleatas al privilegiar una de las morphás…d” o…tôn mían ou chréon estin. Después de esto Parménides había roto la tradición helénica del “pensamiento bipolar”, donde nada se explica sin su contrario y viceversa. De ahí empezaron las leyes primordiales del pensamiento puro que constituían límites insalvables a la vez que guías seguras para la organización de las ideas. Pero no tomo en cuenta una condición esencial del conocimiento-lenguaje, que toda negación implica una afirmación y toda afirmación se constituye en los límites de su negación. El ente/lleno es no más necesario para explicar la realidad que él no ente/vacío, nada determinado y perdería su ser mismo. Los elementos democriteos son físicos en tanto que ontológicos. Meliso había negado explícitamente la corporeidad de su ente infinito pero por otra parte Perménides rechazaba la veracidad de toda información de los sentidos y excluyo de su ente todos aquellos rasgos de la corporidad que comportan distinción de partes, divisibilidad, como la aposteriori por rechazar la posibilidad del movimiento a través de la imposibilidad del recorrido. Los atomistas privaron a estos de cualquier atributo que no sea geométrico, a menos de decir que son “macizos” pero se consideran metáforas de propiedades puramente matemáticas o abstractamente espacio-temporales. Entonces, estos dos últimos podríamos llamarlos “fiscalista” por excluir los atributos de la corporidad no cuantitativos. Con su afirmación del mundo real, para explicar el mundo como idéntico a que ente simple o como constituido en su realidad profunda por la doble infinitud de aquella dualidad. Negaban la complejidad esencial de lo real y se sustentaban en la afirmación implícita de una corporidad depurada, reducida a magnitud y creyeron poder modificar y racionalizar el cosmos. Discutieron Leucipo y Demócrito sobre la que concibe los entes primordiales, a la par de infinitos números, finitos en “masa” e irreductibles a entidad alguna más primaria, indivisible. Los atomistas por desarrollar dialécticamente las implicaciones de esa concepción para dar cabida a la variedad y variación natural, supusieron la existencia de infinitos mundos, por otra parte la razón de postular infinitos átomos podría residir en la previa determinación de estos como infinitamente pequeño. Hay dos antinomias, la primera encontraría la “solución” de la dualidad de principios ente-nada, en que determinación e indeterminación, se complementas perfectamente sin que ninguna de ellas se solape sobre la otra, “contaminándola” o “disolviéndola”. Y la segunda antonomia elaboro lo que consideramos un primer e imperfecto diseño de noción de magnitud de los números racionales, aplicada, como los números “materializados” de los pitagóricos, a la explicación de la estructura de la realidad.

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