EL ORIGEN DEL HOMBRE Charles Darwin
Enviado por Daniela Castañeda • 5 de Octubre de 2015 • Síntesis • 2.492 Palabras (10 Páginas) • 281 Visitas
EL ORIGEN DEL HOMBRE
Charles Darwin
CAPÍTULO I.
Pruebas de que el hombre desciende de una forma inferior.
Darwin se propone demostrar que el hombre es el descendiente modificado de alguna forma inferior. Llega a esta conclusión tras pensar que las variaciones manifestadas en el hombre en cuanto a la conformación corporal, (enfermedades, embrión, órganos, etc.), y también intelectual, están sometidas a las mismas leyes de los animales inferiores. Así, por ejemplo, el hombre posee enfermedades comunes con algunos animales; igual sucede con ciertos parásitos que son comunes; el embrión humano es semejante al de otros animales; la similitud de los distintos miembros del cuerpo es notoria, etc.
En el primer capítulo se dirige a probar ciertas semejanzas entre el hombre y algunos animales: en la forma del esqueleto, sistema nervioso, enfermedades, órganos rudimentarios, entre otros.
Basándose en distintas pruebas, concluyendo que “el hombre y todos los demás vertebrados han sido construidos según un mismo modelo general“; también admite que todos ellos tienen un origen común, y se niega a la idea de que sean productos separados de creación.
CAPÍTULO II.
Facultades mentales del hombre y de los animales inferiores
Habiendo descubierto señales de que el hombre, en su forma corporal, procede de una forma inferior, analiza si a esa suposición se opone la diferencia de las facultades mentales del hombre sobre las de los demás animales. Ante esto se sostiene que entre el hombre y los mamíferos más elevados no hay ninguna diferencia fundamental. Todas las facultades mentales son el resultado del desarrollo de instintos que se adquirieron por la selección natural de variaciones a partir de instintos más simples. Las causas por las que surgieron esas variaciones son desconocidas. Este planteamiento compara al animal con el hombre en todos los aspectos, lo que posibilita que estén sometidos a las mismas emociones, que en el caso de los animales superiores son comunes a las del hombre: amor, orgullo, vergüenza, miedo, burla, etc.
Además estudia las facultades más intelectuales (imaginación, razón, etc.) y concluye que existen en animales superiores. Reconoce que el lenguaje articulado es particular del hombre, pero admite que pudo haberse originado por evolución desde monos, a base del uso continuo de los órganos de la voz, a lo que habría ayudado el desarrollo del cerebro. El desarrollo del lenguaje podría haber perfeccionado la inteligencia. Por consiguiente se concluye que ninguna de las facultades intelectuales impide que el hombre se hubiera desarrollado a partir de una forma inferior.
Algunos autores distinguen al hombre de los animales por facultades como la conciencia, la personalidad, la abstracción, etc. Aunque, Darwin sostiene que los animales igualmente poseen una forma de conciencia de sí mismos, pues son capaces, por ejemplo, de reflexionar sobre placeres pasados.
En este capítulo analiza la creencia en Dios, y piensa que, siendo evidente la demostración racional de su existencia, es erróneo pensar que “el hombre haya estado dotado primitivamente de la creencia en la existencia de Dios omnipotente“. Sin embargo, todas las razas tienen el sentimiento de la religión, entendida como creencia en agentes invisibles o espirituales, que tiene origen según Darwin en los sueños, después de un desarrollo suficiente de facultades como la imaginación, la curiosidad, entre otras. Este sentimiento religioso aparece de modo semejante en los animales: Darwin recolecto algunas opiniones a favor de esto, y la de un autor que sostuvo que el perro veía a su amo como a un dios. Así, “las mismas facultades mentales que han impulsado al hombre a creer primero en influencias espirituales invisibles, luego al fetichismo, al politeísmo, y finalmente al monoteísmo, le han arrastrado también a distintas costumbres y supersticiones extrañas“; éstas son consecuencias indirectas de las facultades más elevadas del hombre y “pueden ponerse al lado de los errores incidentales de los instintos de los animales inferiores“.
CAPÍTULO III.
Las facultades mentales del hombre y de los animales inferiores. (Continuación).
En este capítulo, se trata una cuestión muchas veces expuesta como diferencia entre el hombre y los animales: la conciencia.
Se identifica la conciencia con la conciencia moral, y ésta con el sentimiento del deber. Apoya que ésta es la diferencia más importante para distinguir al hombre de los demás animales. No obstante, Darwin atribuye a esto una importancia relativa, pues dice que cualquier animal dotado de instintos sociales pronunciados podría haber adquirido un sentido moral. Para fundamentar esto, parte de que la sociabilidad es una característica del hombre también poseída por otros animales, y piensa que las líneas de conducta nacieron en los primeros antepasados del hombre a partir de sentimientos innatos de amistad y de simpatía fortalecidos por el hábito e iluminados con la luz de la razón. Así se alcanzaba la conciencia del “deber”.
EL sentido moral nació para la prosperidad de la comunidad que se entiende no como la felicidad general, sino como mayor producción de descendientes con facultades plenas, porque se deriva de los instintos sociales, que pueden ser innatos o adquiridos en parte. Los instintos sociales sirven de guía y están orientados a dominar las malas acciones. El sentido moral originó el deseo de ayuda a los demás. Así el hombre llegó a estar sometido a las reglas morales; las normas superiores están basadas “en los instintos sociales, y se refieren a la prosperidad de los demás; están apoyadas en la aprobación de nuestros semejantes y en la razón”; “las inferiores (...) cuando arrastran a un sacrificio personal, se enlazan principalmente con el individuo en sí, y deben su origen a la opinión pública, cultivada por la experiencia”. Conforme el hombre se une a comunidades mayores, la razón indica que se deben extender sus instintos sociales y su simpatía a todos los individuos de la comunidad, aunque no se conozcan. Y el mayor grado de cultura moral se adquiere cuando el hombre domina sus pensamientos y los mantiene alejados de las acciones malas que hizo.
Es posible que se produzca una lucha entre el instinto social y los deseos del hombre de orden inferior, que pueden llegar a ser más fuertes que aquél. No obstante, en la medida en que los hábitos sociales de virtud toman mayor fuerza en las generaciones futuras, al ser fijados por la herencia, esa lucha es cada vez más débil y la virtud triunfará.
El resumen de la moral de Darwin encuentra su fundamento en la frase de Kant “haz a los hombres lo
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