EL USO DE LOS TRANSGENICOS EN COLOMBIA: UN ARMA DE DOBLE FILO

Universidad de xxx, Calculo II, Noviembre 20xx

ELUSO DE LOS TRANSGENICOS EN COLOMBIA: UN ARMA DE DOBLE FILO

La tecnología crece día tras día intentando solucionar los múltiples problemas de la sociedad, haciendo una vida más fácil, ayudando al ecosistema y mejorando la calidad de vida de cada individuo. Es así como nace la biotecnología que se basa en el uso de organismos vivos o sus derivados y de sistemas biológicos para mejorar los procesos en áreas como la agricultura, farmacia, medicina, entre otros, trayendo gran cantidad de beneficios a mediano plazo, y consecuencias por su mal manejo.

Los transgénicos fueron implementados en Colombia alrededor de la década de los noventa con la apertura económica: los tratados de libre comercio, generando la importación de productos agrícolas subsidiados, haciendo que la producción nacional sea inviable y no competitiva ya que los productores nacionales, debido al alto precio de los fertilizantes, insecticidas y demás insumos agrícolas, no pueden competir con los bajos costos de estos alimentos. El gobierno Colombiano apoya a las transnacionales en la corporación de los alimentos transgénicos mediante el decreto 4525/2005 que separa la evaluación de los riesgos y la aprobación de transgénicos en tres autoridades así: Ministerio de agricultura, Ministerio de Ambiente y Ministerio de protección social. (Grupo semillas, 2012)

Es increíble que a pesar de tener tres autoridades se presenten irregularidades en la introducción de estas semillas ya que, en primer lugar, los estudios son hechos por las industrias biotecnológicas a las que le conviene vender en gran cantidad, incrementando su propio capital, y dominando la economía nacional y mundial, sin tener en cuenta la afectación cultural, ambiental, social, y de salud que se presenta. Un claro ejemplo se presentó en el 2006 en donde: “se aprobó la liberación comercial del algodón Bollgard (Bt) de Monsanto (resistente a plagas de Lepidopteros), el cual se basó en un procedimiento de la evaluación de riesgos insuficiente y manipulado por Monsanto. Adicionalmente el procedimiento administrativo dentro del Consejo Técnico Nacional de Bioseguridad, CTN, fue irregular. Es por esta situación que, algunas organizaciones de la sociedad civil entablaron dos demandas judiciales (Acciones Populares) en contra del Ministerio de Agricultura, del ICA, del Ministerio de Ambiente y de Monsanto”. (Grupo semillas, 2012).

Ahora bien, los problemas van más allá de la comercialización de estos productos, el impacto a la salud ha sido evidente a través de dos recientes estudios; en el primero, científicos australianos establecieron una conexión directa entre el uso de alimentos manipulados y los daños estomacales en los cerdos; el segundo experimento estuvo a cargo de científicos de la Universidad de Caen (Francia), quienes alimentaron durante cerca de dos años a doscientas ratas, con tres raciones de maíz genéticamente tratado, propiedad de la multinacional Monsanto, encontrando aparentes efectos negativos sobre la salud de los roedores. (Hurtado, 2013). Y es aquí donde surge un interrogante: si los transgénicos aparentemente son nocivos para la salud, ¿Por qué se permite la introducción de estas semillas? Lo primero que se debe aclarar es el negocio de las transnacionales, hablando claramente de Monsanto: la transnacional que se ha impuesto en el área de la agricultura y que en la actualidad domina la mayor parte del mundo, el cual se basa en la producción de semillas estériles con el fin de que los agricultores no las puedan cosechar nuevamente y tengan la necesidad de comprar nuevas semillas para la próxima producción; estas semillas tienen la característica fundamental de ser tolerantes al glifosato, un herbicida que impide el crecimiento de malezas, y que es vendido por la misma marca bajo el nombre de Roundup, es decir, es un negocio cerrado rentable única y exclusivamente para la transnacional. La corrupción, la rentabilidad para las empresas privadas y para las grandes naciones desarrolladas, la falta de estudios en relación a los problemas al llevar una alimentación con esta clase de comestibles, y la aparente ventaja al ser estos cultivos tolerantes a los herbicidas y resistentes a los insectos, son factores importantes que permiten comprender el porqué de los hechos.

Por otro lado, la afectación social que trae la implementación de esta biotecnología es muy grande, los indígenas y campesinos no son tenidos en cuenta, se les quiere quitar la tradición de sembrar con semillas locales/nativas y bajo un mecanismo heredado, se les vulneran los derechos en su propio territorio,

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