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EL VALOR DE LA SONRISA


Enviado por   •  23 de Agosto de 2014  •  1.106 Palabras (5 Páginas)  •  222 Visitas

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tención en las cosas grandes y espléndidas que le gustaría hacer, pues, a medida

que pasen los días, verá que, inconscientemente, aprovecha todas las oportunidades

requeridas para el cumplimiento de su deseo, tal como el zoófito del coral obtiene de la

marea los elementos que necesita. Fórjese la idea de la persona capaz, empeñosa, útil, que

desea ser, y esa idea lo irá transformando hora tras hora en tal individuo ... El

pensamiento es supremo. Observe una actitud mental adecuada: la actitud del valor, la

franqueza y el buen talante. Pensar bien es crear. Todas las cosas se producen a través del

deseo y todas las plegarias sinceras tienen respuesta. Llegamos a identificarnos con

aquello en que se fijan nuestros corazones. Lleve, pues, retraído el mentón y erguida la

cabeza: Todos somos dioses en estado de crisálida.

Los chinos eran hombres sabios, sabios en las cosas de este mundo, y tenían un

proverbio que usted y yo deberíamos recortar y pegar en el tafilete del sombrero. Dice

más o menos así: "El hombre cuya cara no sonríe no debe abrir una tienda".

Su sonrisa es una mensajera de bondad. Su sonrisa ilumina la vida de aquellos que la

ven. A pesar de haber visto docenas de personas fruncir el entrecejo, de mal humor o

apáticas, su sonrisa sigue siendo como el sol que rompe a través de las nubes.

Especialmente cuando alguien se encuentra bajo la presión del patrón, los clientes o

maestros, de sus padres o de sus hijos, una sonrisa puede ayudar a comprender que no

todo es en vano, que aún hay alegría en el mundo.

Unos años atrás, un gran almacén de la ciudad de Nueva York, reconociendo la presión

de trabajo durante la temporada de Navidad por la que pasaban sus empleados, decidió

exponer esta filosofía casera en su publicidad a los clientes.

EL VALOR DE LA SONRISA

No cuesta nada, pero crea mucho.

Enriquece a quienes reciben, sin empobrecer a quienes dan.

Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura a veces para siempre.

Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, y nadie tan pobre que no pueda enriquecer

por sus beneficios. Crea la felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios

y es la contraseña de los amigos.

Es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados, sol para los tristes, y el mejor

antídoto contra las preocupaciones.

Pero no puede ser comprada, pedida, prestada o robada, porque es algo que no rinde

beneficio a nadie a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente.

Y si en la extraordinaria afluencia de último momento de las compras de Navidad alguno de

nuestros vendedores está demasiado cansado para darle una sonrisa, ¿podemos pedirle que

nos deje usted una sonrisa suya?

Porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien no le queda ninguna que dar.

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REGLA 2

Sonría.

SI NO HACE USTED ESTO, VA A PASARLO MAL

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Allá por 1898, en Rockland County, Nueva York, ocurrió un hecho trágico. Había muerto

un niño, y ese día los vecinos se preparaban para ir a los funerales. Jim Farley fue al establo

para enganchar su caballo en el coche. El suelo estaba cubierto de nieve, el aire era frío; no se

ejercitaba al caballo desde hacía días, y cuando se lo llevaba al abrevadero se encabritó

juguetonamente, tiró un par de coces al aire, y mató a Jim Farley. La aldehuela de Stony Point

tuvo, pues, aquella semana, dos funerales en lugar de uno.

Jim Farley dejó en el mundo a su viuda y tres hijos, y unos centenares de dólares

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