ENSAYO ACERCA DEL DOCENTE INVESTIGADOR
Enviado por anibenavente • 6 de Junio de 2015 • 560 Palabras (3 Páginas) • 230 Visitas
Si queremos reflexionar sobre la práctica educativa tenemos que empezar por definir su finalidad como la capacidad, en primera instancia, de cultivar seres humanos integrales, completos y autónomos. A la hora de Impartir educación se ignora, con cierta frecuencia, la ética académica como papel fundamental, en cambio, se le presta demasiada atención al componente administrativo. La ética como valor en la formación proporcionada por los educadores debe ser inseparable de su práctica educativa, sin importar si se trabaja con niños, jóvenes o adultos y la mejor manera de conservarla es convertirla en un principio de nuestra vida cotidiana.
La vida escolar es al mismo tiempo fuente y reflejo de la sociedad en la que está insertada, siendo la institución la que tiene a su cargo la generación de soluciones, de propuestas, de tecnología, para la gestión del bien común. La escuela y la universidad tienen que ser gestoras de la formación de seres humanos críticos y espacio para la cultura. En segunda instancia deberá estar orientada a enseñar profesiones, manteniendo como eje la formación de conciencias críticas y propositivas.
Además, no es poco frecuente encontrar escuelas en todos sus niveles que dan énfasis exclusivamente a los contenidos académicos, de manera que los alumnos están obligados exclusivamente a acumular conocimientos que se evalúan con una calificación que señala el buen éxito de lo aprendido y en muchas ocasiones no se toma en cuenta al alumno como individuo, capaz de interactuar con el maestro. Lo que es peor, se impide el libre desarrollo del alumno ignorando el ritmo propio de aprendizaje que presenta cada uno en lo particular.
Sin duda, el viejo paradigma en el cual el maestro lo sabe todo y al alumno se le considera un total y absoluto ignorante, donde el maestro impone la disciplina y el alumno es disciplinado y se somete; donde el maestro habla, dicta y explica mientras el alumno sólo escucha y en el mejor de los casos escribe para después repetir lo más fielmente posible lo dicho por el maestro, es una situación que, finalmente y para bien, tiende a desaparecer en este nuevo milenio.
El profesor que realmente se precie de amar su profesión deberá entender que enseñar no es únicamente transferir conocimiento sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción. En el curso de su labor docente es básica la integración dinámica entre la teoría y la práctica y en ese orden de cosas, debemos considerar siempre la vocación, más que la profesión, como un aspecto importantísimo tanto para los profesores como para los alumnos. Es decir, la profesión, dado que es un sistema de conocimiento, se puede concretar en programas de estudio del currículo mientras que la vocación en cambio es la respuesta humana a su situación de vida, es la manifestación del ser humano individual, corresponde a su vivencia más íntimamente personal.
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