El Arte De Resolver Problemas
Enviado por jose232 • 21 de Octubre de 2013 • 5.184 Palabras (21 Páginas) • 460 Visitas
Resumen
Hay una abundante literatura acerca de los métodos y estrategias de resolución de problemas para diferentes
disciplinas. Sin embargo, hay poco escrito acerca de los hábitos cotidianos del sujeto y su relación con las
estrategias que emplea para resolver problemas (por no hablar de sus creencias, valores y actitudes). Este ensayo
presenta algunas de las prácticas diarias (más algunos principios) que intervienen en el arte de resolver problemas;
suponemos que, difícilmente podrá resolver un problema, quien no ha incorporado las variables de aprendizaje a su
quehacer cotidiano. Concluye con algunos comentarios de personas creativas acerca de su proceso de resolución de
problemas.
2 Introducción
2.1 Antecedentes
El término "arte" proviene del griego y significa "habilidad, capacidad". De aquí que "inercia" sea la incapacidad de
cambiar el propio estado de movimiento (o de reposo). Elegí el término "arte" como título no sólo por el sentido
estético implícito sino, también porque, como en cualquier arte, sólo se pueden dar principios de ejecución, de
ningún modo reglas precisas e inflexibles.
Por otro lado, la palabra "problema" viene del griego pro que significa "hacia adelante" y bállein "arrojar". Otras
palabras afines son "metabolismo" (arrojar más allá), "catabolismo" (arrojar hacia abajo), "parábola" (arrojar a un
lado). Sin alejarnos del original sentido etimológico consideraremos "problema" como un "obstáculo", esto es: algo
que detiene la marcha normal de la inteligencia, obliga a detenerse y a considerar cómo eliminar (o rodear) al
obstáculo. Y si hay un obstáculo, perdónese la obviedad, es que hay una meta. Pero… las metas del estudiante que
se enfrenta a problemas (de tarea, de examen) son muy diferentes a las del profesor. Luego, las habilidades que
pondrá en juego cada quien dependen de las metas. Como lo ilustra el siguiente diálogo:
-¿Quieres decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí?
-Eso depende mucho de a dónde quieres ir --respondió el Gato.
-Poco me preocupa a dónde ir --dijo Alicia.
-Entonces, poco importa el camino que tomes --replicó el Gato.
-Con tal que conduzca a alguna parte --añadió Alicia como conclusión.
-¡Oh! Puedes estar segura de que llegarás a alguna parte --dijo el Gato-- si caminas lo suficiente.
Alicia en el país de las maravillas
Añadamos a lo dicho que en la escuela la resolución de problemas suele verse como una actividad adicional a las
sesiones de exposición; éstas son responsabilidad del maestro, las otras, del ayudante. No hablemos de la ideología
detrás de esta división del trabajo. Pero supone dos etapas bien definidas en el aprendizaje: la recepción (en el aula)
y la organización (en la sesión de problemas). O bien, el estudio de la teoría, y luego, la aplicación de ésta en
problemas. ¡Como si el entender no fuera un problema! ¡Como si sólo lo fuera el aplicar la teoría!
Ahora bien, la resolución de problemas (guardadas las proporciones) es una investigación, un juego donde no se
conoce el desenlace pero se disfruta el mero ejercicio de las facultades junto con la sorpresa y la pasión; por ello
debe encararse con ánimo deportivo. Nadie disfruta un juego si no hay entrenamiento ni esfuerzo, ni lo disfruta si
conoce el resultado final.
Por ello son sumamente limitadas las propuestas que apuntan únicamente a "un mejor aprendizaje", o "el éxito en
los negocios" o "resolución efectiva y eficiente de problemas". La principal limitación de tal enfoque está en el
Resumido y adaptado por MV
peso dado al producto, al resultado y la solución. ¡Se olvida precisamente el placer de la acción y del proceso! No es
raro que en un entorno pragmático como el dominante, sólo se atienda a los resultados y que éstos deban lograrse
con el menor esfuerzo, con la mayor eficiencia, con la mayor competitividad que permita un posicionamiento dentro
de las demandas del mercado laboral y globalizador, bla bla blá.
Y mal hará la escuela al adoptar esta aproximación utilitarista y frívola a la resolución de problemas pues es
importante, y no poco, el placer de enfrentarse a un problema, de ponerse a prueba a uno mismo. Reconozcamos,
sin embargo, que quien busca comprender más que aprobar, disfrutar más que repetir, pensar más que aplaudir, está
fuera de la norma. La independencia de pensamiento siempre ha sido subversiva, sí, pero también ha sido esencial
al pensamiento científico.
En lo que sigue me referiré sólo a los problemas cuya necesidad es sentida interiormente, esto es, los problemas que
producen una comezón intelectual, los que no son impuestos desde fuera, los que recurrentemente aparecen en el
campo consciente del sujeto, los que, aún sin haber llegado a “la solución” (supuesto que la haya) producen placer y
tensión.
Lo anterior implica “sensibilidad a los problemas” donde “problema” es una categoría muy amplia. Lo mismo se
refiere a contradicciones e inconsistencias (p.ej. entre lo ya conocido y lo que se acaba de conocer, entre lo esperado
y lo obtenido), pero también a discordancias, desarmonías (en sentido estético), a huecos y a explicaciones poco
elegantes.
Sea profesor, investigador o alumno las habilidades puestas en juego son fundamentalmente las mismas (caso que
sean metas intelectuales y no promocionales):
1. curiosidad
2. imaginación
3. perseverancia
4. espíritu lúdico
5. manejo de códigos, de lenguajes
6. dominio de automatismos
7. narcisismo
8. memoria
La resolución de problemas
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