FONDOS COMUNES DE CONOCIMIENTOS (SABERES FAMILIARES)
Enviado por Canducho • 2 de Agosto de 2015 • Documentos de Investigación • 3.912 Palabras (16 Páginas) • 278 Visitas
FONDOS COMUNES DE CONOCIMIENTOS (SABERES FAMILIARES)
Paradigma teórico que sustenta la investigación
En el contexto de los saberes familiares o fondos comunes conocimiento, se puede considerar no solo el conocimiento observable, evidente, sino también el escondido, solapado, secreto o silencioso, que se despliega en las actividades cotidianas como parte de la producción familiar o para enseñarles a otros. Por consiguiente Moll (1990), señala que:
Es relevante considerar que los contenidos o conocimientos que utilizan las familias raramente son triviales. Si pensamos a las familias como zonas de desarrollo, podemos comenzar a entender aspectos cruciales de la perspectiva histórica cultural; por un lado cómo la cognición se incrusta en el mundo social y cultural; y por otro, cómo los adultos facilitan el que las nuevas generaciones descubran y se apropien de los artefactos culturales, entendidos éstos desde una perspectiva amplia como objetivaciones de las necesidades e intenciones humanas ya investidas con contenido cognitivo y afectivo".
En tales circunstancias, la familia es considerada la célula fundamental de la sociedad, cumpliendo ese doble papel de objetivo y medio, a la vez, de realización del mejoramiento de las condiciones de vida. De esta manera, la familia y la escuela son los primeros agentes socializadores por excelencia de un país. Es por ello que en las comunidades locales las familias tienen saberes que de una u otra forma deberían ser incorporados al desarrollo del currículo en los planteles educativos y así relacionarlos con experiencias propias de los estudiantes vividas en el seno de sus propias familias.
Al respecto, señala Fuenmayor (2007:38) que “la familia y la escuela constituyen el primer modelo que encuentran los niños. Los introducen en las relaciones íntimas y personales, proporcionándoles las primeras experiencias, la de ser tratados como individuos en valores, para formar su personalidad…”
En consecuencia, la escuela al tomar en cuenta el contexto familiar de los estudiantes y aprovechar este conocimiento para enriquecer con sus experiencias y conocimientos, los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales del programa oficial de educación básica (nivel de educación primaria) estaría propiciando un aprendizaje significativo.
La familia como célula fundamental de la sociedad es donde el niño forja su personalidad. Como se señaló en su oportunidad, en el CBN (Currículo Básico Nacional), es allí donde se “generan dinámicas internas que se reflejan en comportamientos (autoestima, tolerancia, comprensión, cooperación) que influyen en la actuación del alumno en la escuela” (CBN, 1997:29).
Sin embargo en la actualidad, se nota a través de observaciones empíricas que las estrategias para enseñar y aprender utilizadas por los docentes del Nivel de Educación Primaria de la escuela bolivariana “Carlota de Castro” del Sector San José de Coro, no son comprendidas en un contexto determinado, es decir, no se relacionan con la historia social de las familias y mucho menos se toman en cuenta “los fondos de conocimiento” arriba descritos.
En relación a ello, se puede observar que la escuela y los docentes han centrado su trabajo en el aprendizaje académico que se deriva de las distintas disciplinas del conocimiento, muchas veces sin ningún significado para el alumno y dentro de un esquema memorístico, superficial y fragmentado, que ha impedido que el sujeto que aprende logre entender la utilidad de estos conocimientos para su desenvolvimiento en la vida.
De esta manera en los procesos de enseñanza-aprendizaje que se desarrollan en las aulas de clases en la escuela bolivariana “Carlota de Castro”, se olvida que son las relaciones sociales las que proporcionan un motivo y un contexto para aplicar y adquirir conocimiento. Y que para lograr la conformación de una escuela en donde se fomenten estrategias educativas que permitan a los estudiantes aprender a aprender, aprender a convivir en sociedad, aprender a hacer y aprender a ser, se deben tomar en cuenta las costumbres, los mitos y las creencias de las familias que forman el entorno inmediato de la escuela donde asisten los niños, niñas y adolescentes que pertenecen a él; así como también las actividades económicas y laborales de las mismas, sin dejar de tomar en cuenta sus manifestaciones artísticas.
Al respecto, es conveniente retomar la idea de fondos de conocimiento que introduce Moll y Greenberg (1990), investigadores de la Universidad de Arizona enEstados Unidos, para apoyar desde ella una revisión en cuanto a la praxis pedagógica de los docentes de la E. B “Carlota de Castro” del Sector San José de Coro, que conecte la escuela con las familias. En su opinión, aquello que los niños aprenden en la escuela no puede ser ajeno a esos “fondos” que se relacionan, en último extremo, con conocimientos domésticos, estrategias para sobrevivir y que, sobre todo, no son independientes de la práctica y están distribuidos socialmente. De esta manera los autores antes señalados acotan que:
Los hogares (...) comparten no solamente los conocimientos relacionados con la reparación de la casa o del automóvil, con los remedios caseros, las plantas y la jardinería, tal como mencionábamos, sino también fondos de conocimiento específicos de la vida urbana, por ejemplo, el acceso a la asistencia institucional, a los programas escolares, el transporte, las oportunidades ocupacionales y otros servicios. Brevemente, los fondos de conocimiento domésticos son amplios y abundantes. Son esenciales en la vida cotidiana y en las relaciones de las familias con otras personas de la comunidad”. (Moll y Greenberg, 1990, p. 323).
De acuerdo a las ideas expresadas anteriormente, no cabe duda que para la formación de seres humanos con identidad cultural y pertinencia social, se hace necesario que en las aulas de clases de las instituciones educativas se experimenten vivencias que relacionen la educación formal con la educación que el niño trae, experimenta y desarrolla en sus hogares; así de esta manera la escuela se convertirá en parte de la comunidad profundamente arraigada en su destino, identificada plenamente con su cultura y condiciones socioeconómicas. En definitiva, los niños y niñas no aprenden sólo en la escuela sino que llegan a ella cargados de conocimientos y es importante aprovecharlos.
De allí que, desde esta perspectiva, surge la necesidad inmediata de que los maestros identifiquen las particularidades, las necesidades y preocupaciones de la población para tener un amplio bagaje sobre los contextos específicos en donde viven los estudiantes y entre más flexible sea el docente para definir qué es lo
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