Fedro

Sócrates está paseando con Fedro y Fedro le dice a Sócrates que lo acompañe para que le cuente que ha estado hablando con Lisias acerca de un libro que habla del amor.

Lisias dice que los enamorados se arrepienten de las cosas buenas que hacen cuando dejan de estar enamorados, y los no enamorados no. Los enamorados no están en sus 5 sentidos y no pueden controlarse.

Sócrates se convence del discurso de Lisias, pero… que no está bien articulado y no es claro. Fedro le pide a Sócrates que le plantee un nuevo discurso, y Sócrates acepta.

Sócrates dice que el amor es una clase de deseo, y los enamorados desean a los guapos. Dice que en cada uno de nosotros hay dos principios que nos conducen: el apetito innato de placeres, y un modo de pensar adquirido que busca a lo mejor. Dice que el apetito que, prevaleciendo irracionalmente sobre ese modo de pensar que impulsa a la rectitud, tiende al disfrute de la belleza, y triunfa el impulso a la hermosura del cuerpo.

Quién es esclavo del deseo pone al enamorado en situación de darle el máximo placer. El amante no soporta que el amado sea superior a él y será celoso. Por tanto, el hombre enamorado no es buen maestro.

Pero cuando Sócrates acaba este discurso se retracta ya que dice que estuvo influenciado por Fedro, y se dispone a relatar otro discurso, uno que no ofenda a los dioses, ya que el Amor es hijo de Afrodita.

Dice Sócrates que el favor se debe conceder  al enamorado pues éste está loco. Pero la locura que no es mala porque es otorgada por los dioses. También explica cómo el alma usa el símbolo con los dos caballos, uno bueno y uno malo. El alma que pierde sus alas y cae a la tierra, se sirve de un cuerpo, esta unión es el ser humano. Las almas consiguen ver algunas ideas del lugar que hay por encima del cielo, pero luego vuelven al cielo. Las almas se reencarnan, las alas tardan en volver a crecer muchos miles de años, menos las de los filósofos. Éstas, si eligen ese tipo de vida tres veces en 1000 años, se retiran para siempre. La mente del filósofo sigue apegada a las ideas que consiguió ver.

Luego Sócrates y Fedro discuten sobre los discursos, sobre cómo quedan bien o no. Sócrates sostiene que sólo el que conoce las cosas como son realmente y conoce la oratoria también, puede dar un buen discurso.

Por último hablan sobre la conveniencia o no conveniencia de la escritura. Sócrates cuenta un mito sobre Egipto con el que da a entender que la escritura es mala porque solo da apariencia de sabiduría, ya que el discurso escrito no puede defenderse a sí mismo, y puede ser malinterpretado.

Preguntas a familiares y conocidos, después de tratar de explicar lo leído obtuve las siguientes respuestas:

1. Guadalupe Salas. 42 años: Su reacción fue rara y me dijo “Entonces estas tratando de decir que si estoy enamorada estoy loca, pero en una locura “buena” (hizo ademanes con los dedos), y después ya no supo que decir.
2. Rubén Reyes. 21 años: Primero me corrigió pues él ya había leído ese libro y me dijo que de cierta forma me dijo que no lo explicaba muy bien, pero su respuesta fue: “Mira el amor nos vuelve locos por que dejamos de pensar con la cabeza y pensamos con el “corazón” es por eso que dicen que te vuelves loco de amor, y algo muy padre que hoy en día existe es: estar enamorado. Pues hoy en día nadie se enamora de verdad…” es lo más rescatable que pude sacar, después divago y se proyectó.
3. Antonio Iván. 10 años: No me entendió y me dijo, no me molestes.
4. Carlos Arias. 17 años: Yo creo que Sócrates era un maldito genio, no entiendo como en aquel tiempo era capaz de deducir todo eso y como hoy en día es aceptado, en verdad creo que alguien tan sabio supo cómo trascender y me sorprendo como las personas siguen llevando acabo sus ideales, miles de años después. Y con la lectura, creo que estoy más de acuerdo con su primer discurso aunque este influenciado y ofenda a los Dioses, pues estar enamorado es estar loco, pero un loco “bueno” pero que a la vez no está en sus 5 sentidos, pero al mismo tiempo adquiere nuevos sentidos.

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