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Fedro filosofia resumen


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2015  •  Trabajo  •  1.185 Palabras (5 Páginas)  •  281 Visitas

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Hay algunos que por no saber dialogar, no son capaces de determinar qué es la retórica y a causa de esta incapacidad y por lo conocimientos previos que tenían, pensaron que habían descubierto la retórica misma, comenzando a enseñar estas cosas a otros, creyendo haber enseñado el arte mismo.

Pero como se conoce el arte mismo de la retórica?

> Pericles el más perfecto en la retórica, por sus excelentes dotes naturales y adquiriendo los necesarios con Anaxágoras, el cual había llegado a la naturaleza misma de la mente y de lo que no es mente.

La retorica y la medicina tienen las mismas características. En ambas conviene precisar la naturaleza, en un caso la del cuerpo y en otro la del alma. No solo por la rutina y la experiencia sino por arte, dando a uno la medicación y el alimento que le trae salud y le hace fuerte, al otro palabras y practicas de conducta que lograran trasmitirle la convicción y la excelencia deseada.

Respecto a la naturaleza misma, primero hay que ver si es simple o tiene muchos aspectos eso en que queremos ser técnicos nosotros mismos, y hacer que otros puedan serlo. En el caso de ser simple, examinar su poder, cuales es su capacidad para actuar sobre algo o padecer algo, y si tiene más formas, importante enumerarlas y analizar cada uno como si fuera simple.

Al momento de entregar palabras técnicas de algo, es fundamental poner de manifiesto lo esencial de la naturaleza de aquello en su discurso, y esto debería ser el alma. Por lo tanto todo su empeño de la retórica será levantar en ella la persuasión.

Si se enseña con seriedad el arte retórico, se debe en:

  • 1er lugar describir con exactitud el alma, observando si es de una naturaleza o de muchos aspectos.
  • 2do lugar y de acuerdo a su naturaleza, identificar de que actúa y sobre qué, y qué es lo que padece y por efecto de quién.
  • 3er lugar persuadir.

Para quien queda hacer retórica y escribir con arte, es necesario que sepa del alma, las formas que tiene, viniendo de ahí el que unos sean de una manera y otros de otra. Con esto, es posible ver que hay tantas especies de discursos, y cada uno de su estilo. Hay quienes por un determinado tipo de discurso y por tal o cual causa, son persuadidos de una manera, y otros que por las mismas causas, difícilmente se dejar persuadir.

Cuando sea capaz de decir quien es persuadido y por que clase de discursos, hay que dirigir y de tal manera los discursos, para persuadir de tal y tal cosa. Al momento este en posesión de estos y sabiendo la oportunidad y el momento conveniente de aplicarlo, entonces es cuando ha llegado a la belleza y perfección en la posesión del arte, no antes. Si alguna de estas cosas le faltara en el decir, enseñar o escribir, no seria arte.

El que intente ser un buen retórico, no necesita tener conocimiento de la verdad, todo va en lo convincente de su discurso y esto es precisamente lo verosímil, y es hacia ello lo que conviene que se oriente el que pretenda hablar con arte. A veces no es necesario mencionar las mismas cosas tal y como han ocurrido, si esas cosas no tienen verosimilitud.

Siempre que alguien exponga algo, debe perseguir lo verosímil, manteniendo esto a lo largo de todo discurso, siguiendo el arte en plenitud.

Lo verosímil es semejante con lo verdadero y lo semejante es encontrado por quien ve la verdad.

De lo conveniente o no del escribir.

Dios Theuth vino a enseñar sus artes a Rey Thamos, quien desaprueba el arte de las letras, conocimiento que, según el dios, hará mas sabios a los egipcios y mas memoriosos, pero al rey le parece todo lo contrario, porque es olvido lo que producida en quien la aprenda; al descuidar la memoria, ya que se confiara de lo escrito y llegara al recuerdo desde afuera.

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