Fractura De Escapula
Enviado por marko16 • 1 de Abril de 2015 • 2.546 Palabras (11 Páginas) • 458 Visitas
Fracturas glenoideas de la escápula
Miguel Capomassi, Ernesto Glasberg y Esteban Suárez
Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA) e Insituto Jaime Slullitel (IJS), Rosario
Recibido el 17-5-2009.
Correspondencia: Dr. MIGUEL CAPOMASSI miguelcapomassi@gmail.com
Introducción
Las fracturas glenoideas permanecen como un área sombría de la traumatología ya que, por su baja incidencia, la curva de aprendizaje para el cirujano ortopedista es muy lenta. Existe escasa bibliografía actual del tema y aún ciertos aspectos siguen siendo controvertidos.
Las fracturas de la escápula representan el 1% del total y el 5% de las fracturas de la cintura escapular. A su vez, las que comprometen la fosa glenoidea se aproximan al 10% de las fracturas escapulares. Este tipo de lesiones son raras y se producen como consecuencia de traumatismos de alta energía, con una incidencia mayor en las personas de entre 35 y 45 años, víctimas en su mayoría de accidentes industriales o de tránsito. Esto explica la alta incidencia de lesiones asociadas, que ascienden hasta un 90%.7a 9 La baja frecuencia de las fracturas escapulares se debe a que:1
1. La escápula se encuentra protegida por delante por la caja torácica y, por detrás, por un grueso manto muscular.
2. La movilidad de la articulación escápulo-torácica permite disipar parte de las fuerzas traumáticas aplicadas.
La consolidación viciosa en las fracturas del cuerpo de la escápula suele ser bien tolerada, mientras que las fracturas glenoideas a menudo conducen a enfermedad degenerativa sintomática.
Clasificación
Ideberg revisó más de 300 fracturas glenoideas y propuso el primer sistema de clasificación en cinco tipos de creciente complejidad.8,9 Las fracturas de tipo I comprometen el anillo los últimos cuatro tipos afectan la fosa glenoidea propiamente dicha. Más tarde Goss modificó esta clasificación: subdividió el tipo V y agregó el tipo VI (fractura conminuta)6,7 (Fig. 1).
Figura 1. Esquema de la clasificación de Ideberg.
Patomecánica
Las fracturas del anillo glenoideo se producen al transmitirse una energía excéntrica a través de la articulación glenohumeral, mecanismo indirecto similar al de las luxaciones del hombro. Por su parte, las fracturas de la fosa son, con mayor frecuencia, consecuencia de traumatismos directos aplicados sobre el aspecto lateral del hombro.
En las fracturas de la fosa, la mayoría de los patrones fracturarios presentan un trazo transverso, motivado por un área de menor resistencia mecánica que representa la unión de dos núcleos de osificación secundarios: uno superior, del cual se genera a su vez la coracoides (proceso glenoideo superior), y otro inferior (proceso glenoideo inferior).
De acuerdo con el sentido de la fuerza aplicada la dirección del trazo puede ser diversa, agrupando los distintos patrones fracturarios.
Diagnóstico
a) Examen clínico: estas fracturas suelen observarse en el contexto del paciente politraumatizado. En ocasiones se diagnostican en el rastreo radiográfico o tomográfico del tórax en la unidad de cuidados intensivos.
El paciente consciente presenta el brazo en aducción, refiere dolor en la región del hombro, limitación de la movilidad y exacerbación del dolor con la abducción pasiva.
b) Diagnóstico por imágenes: se deben tomar radiografías en los tres planos de ser posible: frente propiamente dicho (tomado con una inclinación de 20° para evaluar la luz articular), perfil escapular, y con foco axilar. La tomografía computarizada (TC) facilita la visualización y evaluación de los fragmentos a través de cortes axiales, sagitales y coronales. La reconstrucción tridimensional es de gran utilidad y la sustracción humeral permite observar en detalle la geometría de la fractura, esencial para la planificación preoperatoria (Fig. 2).
Figura 2. Fractura glenoidea de tipo III. A. Radiografía AP verdadera. B y C. Tomografía multislice con sustracción humeral.
Lesiones asociadas: como ya se dijo, la alta energía cinética del trauma determina en alrededor del 90% de los casos lesiones asociadas, las cuales deben detectarse mediante un exhaustivo examen clínico general. Las más frecuentes son los traumatismos torácicos graves y otras fracturas (Tabla).
Tabla. Lesiones asociadas con las fracturas glenoideas9
Tratamiento
El tratamiento conservador está indicado en gran parte de las fracturas glenoideas (70% a 90%) que presentan mínimos desplazamientos (escalones articulares o diastasis menores de 5 a 7 mm) sin subluxación ni inestabilidad glenohumeral.
El tratamiento quirúrgico se reserva para las fracturas desplazadas que responden a los siguientes criterios.4,6,13
1. Escalones articulares o diastasis mayores de 5 a 7 mm.
2. Subluxación articular.
3. Inestabilidad glenohumeral.
Tratamiento conservador
Se realiza inmovilización por 10 días con cabestrillo, y se comienza con movimientos pendulares y controlados lo antes posible. El cabestrillo se utiliza hasta la sexta semana, momento en el cual la consolidación ósea permite la libertad del miembro. El programa de rehabilitación debe continuar hasta recuperar la amplitud de movimiento completa, la fuerza y la función del miembro (tiempo estimado entre 3 a 6 meses). Este programa de movilización precoz obtiene buenos resultados y tiene como objetivo evitar la rigidez articular (Fig. 3).
Figura 3. A y B. Fractura de tipo III con mínimo escalón articular, sometida a tratamiento conservador.
Tratamiento quirúrgico
A) Posición del paciente:
Se coloca al paciente en la mesa quirúrgica de acuerdo con la vía de abordaje, la necesidad de imágenes intraoperatorias y el estado general.
1) Posición en silla de playa con un rollo debajo de la escápula para proyectar el hombro hacia adelante, indicada para abordajes anteriores y anterosuperiores.
2) Decúbito ventral. Es el más utilizado en nuestra práctica y de elección en los abordajes posteriores.
3) Decúbito lateral. Permite accesos extendidos o combinados sin necesidad de cambio de posición del paciente.
B) Vías de abordaje:
• Anterior
Deltopectoral: vía clásica utilizada para múltiples patologías, que entre otras ventajas facilita el control de las imágenes intraoperatorias. Las indicaciones de este abordaje son: fracturas del reborde anterior y proceso superior. Puede ser extendida con desinserción parcial del deltoides anterior, permitiendo la reducción y osteosíntesis de las fracturas Ideberg de tipo III.
• Posterior
Se pueden considerar tres tipos de abordajes posteriores:
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