Garantismo
Enviado por paolo.arcuti • 14 de Noviembre de 2012 • 460 Palabras (2 Páginas) • 325 Visitas
a educación tal vez sea uno de los medios más
eficaces para rescatar a los seres humanos de las
garras de la fatalidad pues nos permite, de una
manera u otra, torcer el curso del destino, descubrir
su rostro y hasta desentrañar sus leyes. Todo
ello responde a la necesidad que tenemos de perpetuarnos
en el tiempo y el espacio. Es un esfuerzo
por formar e informar sobre lo que las personas
debemos saber para el desarrollo continuo de
la raza humana, por lo que responde a una necesidad
social, política y, desde luego, antropológica.
Toda educación parte de una concepción más o
menos clara de lo que es la persona humana o,
mejor dicho, de lo que debería ser. ¿Cómo educar
hoy, en la era planetaria en la que vivimos?
Edgar Morin, Roger Ciurana y Raúl Domingo
Motta, en su libro Educar en la era planetaria,
publicado en 2002 por la Unesco y la Universidad
de Valladolid, nos plantean algunos puntos
que pueden ayudar a responder de manera personal
y colectiva esa pregunta.
La palabra educación, del latín educare, llevar
a buen puerto, nos hace pensar que la educación
se asemeja más a un andar permanente que a un
estado fijo; implica dinamismo y creatividad. También
consiste en transmitir algo y, sin duda, en
una manera de transmitirlo; no hay, pues, educación
sin un camino por recorrer, sin un método.
Este camino que se recorre, que se crea y nos
recrea, es el que quizá nos pueda llevar a buen
puerto. Para educar en la era planetaria, al decir
de Morin, Ciurana y Motta, se requiere formar
hombres y mujeres pensantes, cabezas bien hechas
para hacer frente a las zozobras del altamar
existencial, social y político. Educar, en la era
planetaria, nos ha de llevar a asumir la realidad
toda, a abrazarla desde las diversas dimensiones,
disciplinas y ciencias, con el fin de evitar todo tipo
de dicotomías. La educación conduce a un aprendizaje
caracterizado por la búsqueda constante,
afirman los autores, sabiendo que la verdad a la
que se llega se vuelve punto de partida. Hay que
educar con criticidad a fin de no caer en el absolutismo,
recomiendan. Toda educación seria nos
impele a reflexionar, a pensar el mundo para descubrir
su diversidad, para sentir que la verdad no
es eterna sino frágil, plural y en permanente construcción.
La razón sabe que para indagar la verdad
necesita las alas de la imaginación, la lucidez
de la intuición y la viveza y desnudez del sentimiento.
Si la educación, según el autor de El hombre y
la muerte, responde a un ideal de ser humano que
se quiere
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