Implicancias Tiene El Ambiente Como Soporte Emocional En El Desarrollo De Un Apego Seguro.

Introducción:

Antes de hablar sobre las implicancias que tiene el ambiente en el desarrollo de un apego seguro, se debe explicar qué es el apego, y éste se define como un proceso de maduración donde el cuidador principal de un menor adquiere la calidad de un objeto de amor, es la conducta que reduce la distancia de las personas y objetos que suministrarían un estado de protección.

Por otro lado se debe hablar del vínculo de apego, que es la relación afectiva que se establece entre dos personas, generalmente entre padres e hijos, que se establece en el espacio vital del crecimiento del niño, tiene ciertas características que la convierten en una relación afectiva única y especial.

Estos dos conceptos fueron los que se observaron en el Documental visto, los cuales mediante diferentes técnicas y cuidados organizados, fueron creando un ambiente acogedor en lactantes que crecían en el Instituto Lóczy, creado por Emmi Pikler, Pediatra de los años 1930, con el fin de que los bebés crecieran en un ambiente lo más cálido posible con las cuidadoras.

Desarrollo:

Dentro de las condiciones básicas para la formación de un vínculo de apego, que permiten la sobrevivencia y organización del bebé con su cuidador, que el bebé se sienta seguro, y además de ayudar a construir la imagen de sí mismo, son: que sea duradera en el tiempo para fortalecer el apego en el menor; que sea estable y consistente en el tiempo, sin interrupciones, ni carencias de quiebres, o separaciones prolongadas, ni cambios que sean bruscos en la conducta de la crianza del bebé; por otro lado que sea específica y exclusiva, es decir que sea un cuidador, que la relación sea específica, estable y confiable; por último que tenga un patrón de regulación del estrés, que el cuidador sea capaz de calmar los estados de desequilibrio ya sea biológicos, afectivos o sociales del bebé.

Para que el apego hacia el bebé sea seguro, estable y de calidad, la relación que se da entre los padres y el bebé, debe estar determinada por la capacidad que tienen ellos para calmar y contener todo tipo de estrés del bebé, deben tener una empatía hacia el bebé, además de detectar e identificar las señales comunicativas (ya sean gritos, llantos, gestos, etc.) del menor, e interpretar lo que estas señales indiquen (hambre, frío, calor, mal estar, etc.), poder regular adecuadamente estas señales y reaccionar prontamente con el fin de satisfacer las necesidades de niño.

Así fue como Emmi Pikler, en su instituto Lóczy, recibió a lactantes que estaban privados de sus padres, no necesariamente niños huérfanos, donde desarrolló diferentes técnicas y cuidados organizados, para crear las condiciones óptimas para el desarrollo los menores, con el fin de los bebés obtuvieran un desarrollo lo más similar posible al de aquellos niños que crecían con su familia de origen. El objetivo fundamental del Instituto, era ofrecer a los pequeños que ahí se criaban, una experiencia de vida que evite las carencias afectivas de ellos, por la ausencia de un lazo de sus padres o de una familia.

Si bien dentro del Instituto, los cuidadores cumplían un rol importante en el cuidado, ofreciendo

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