LA ESTRUCTURA DEL ÁTOMO.
Enviado por ftrm • 24 de Septiembre de 2014 • Síntesis • 4.321 Palabras (18 Páginas) • 284 Visitas
CAPÍTULO 1. LA ESTRUCTURA DEL ÁTOMO.
Para entender a cabalidad cómo funciona el organismo humano, cuáles son las causas de
las enfermedades, cómo combatirlas y sobre todo prevenirlas, es necesario tener conocimientos
de Química ya que todas las formas de vida, desde las más simples, dependen de los centenares
de reacciones químicas, reguladas con absoluta precisión, que tienen lugar en las células.
En la vida diaria estamos acostumbrados a interactuar con sustancias que tienen
determinadas propiedades: un clavo de hierro se oxida fácilmente a la intemperie, la sal común y
el azúcar son sólidos blancos que se disuelven con facilidad en el agua, pero con diferentes
sabores, el aceite y el vinagre no se mezclan entre sí y así muchos otros ejemplos.
La explicación a las propiedades de las sustancias está precisamente en el tipo de átomos
que las constituyen y cómo están unidos. La inmensa cantidad de sustancias que existen, la
mayoría de ellas sintetizadas por el hombre gracias al desarrollo científico y tecnológico, están
constituidas por un número relativamente pequeño de tipos de átomos: los elementos químicos.
Es decir, las propiedades de las sustancias y sus aplicaciones en la práctica o las funciones
que desempeñan en el organismo, dependen de cuáles átomos y cómo estos están unidos entre sí.
Conocer, pues, qué son los átomos, cómo están constituidos, en que se diferencian unos
de otros, cuáles son sus propiedades, nos permitirá entender las propiedades físicas y químicas de
las sustancias.
1.1 Breve recuento histórico acerca del desarrollo de la teoría atómica.
Desde tiempos muy remotos el hombre se preocupó por entender y explicar, entre otras
cosas, cómo estaba constituido el mundo que lo rodeaba. Los filósofos de la antigüedad
intentaron dar esta explicación desde diferentes puntos de vista. Demócrito, filósofo griego
materialista (460-370 a.n.e.) fue el primero en emplear el término átomo (del griego sin división)
para plantear sus ideas acerca de que todo estaba constituido por partículas extremadamente
pequeñas e indivisibles, con determinada forma, y que estaban en continuo movimiento.
Sin embargo, estas ideas fueron reemplazadas por las del filósofo idealista griego
Aristóteles (384-322 a.n.e) quien negó la existencia de los átomos e introdujo la concepción de
que todas las sustancias provenían de la combinación de cuatro elementos materiales: el fuego, el
aire, el agua y la tierra que podían convertirse unos en otros.
Las ideas de Aristóteles prevalecieron prácticamente durante casi 2000 años y sirvieron
como base teórica al período inicial de desarrollo de la Química conocido como Alquimia (300
a.n.e.-1650) y que tuvo como objetivos obtener la piedra filosofal capaz de obtener oro mediante
la transformación de otros metales como el plomo y el mercurio y el elixir de la vida, que hiciera
al hombre inmortal.
En los siglos XVI y XVII prosperó la Iatroquímica, (una rama de la alquimia) dedicada a
la preparación de medicinas a partir de sustancias químicas Su representante más significativo fue
el médico suizo Theophrastus von Hohenheim, conocido como Paracelso. La Iatroquímica es
considerada la precursora de la farmacología.
Por supuesto que los alquimistas no lograron sus objetivos sin embargo, posibilitaron el
desarrollo de muchas técnicas y operaciones del laboratorio químico empleadas hasta nuestros
días y obtuvieron un gran número de sustancias nuevas como el ácido sulfúrico, el ácido
clorhídrico, los hidróxidos de sodio y de potasio, etc.
8
A principios del siglo XVII las ideas atomistas volvieron a resurgir debido, entre otros
factores, al fracaso de los alquimistas y al perfeccionamiento de los métodos experimentales y
sobre todo los cuantitativos para estudiar y entender las propiedades y el comportamiento de las
sustancias.
A finales del siglo XVIII había sido descubierto el hecho de que durante las reacciones
químicas se conserva la masa y se había estudiado la composición cuantitativa de muchas
sustancias.
Todos estos avances permitieron corroborar la idea de la existencia de los átomos lo que
llevó a John Dalton (químico, matemático y filósofo inglés) en los años 1803-1808 a plantear que
los elementos estaban constituidos por átomos que tenían una forma, una masa y determinadas
propiedades en dependencia del elemento que se tratara y que durante las reacciones químicas
ocurría solo la separación, combinación o reestructuración de los átomos, ya que estos ni se crean
ni se destruyen. Dalton propuso además que las sustancias compuestas eran el resultado de la
combinación de átomos de diferentes elementos en proporciones definidas. La teoría atómica de
Dalton tuvo un papel decisivo en el desarrollo de la química moderna, aunque algunos de sus
planteamientos fueron posteriormente modificados.
Las dudas acerca de la indivisibilidad del átomo comenzaron a rondar las mentes de los
científicos con los descubrimientos relacionados con la electricidad que tuvieron lugar en las
primeras décadas del siglo XIX. En los años 1822-33 Michael Faraday realizó una serie de
experimentos de descomposición de algunas sustancias mediante la electricidad (proceso
conocido como electrólisis) que llevaron a George Stoney en 1874 a sugerir que las unidades de
carga eléctrica estaban asociadas a los átomos y a proponer en 1891 que estas unidades se
llamaran electrones. Otros experimentos relacionados con el paso de la corriente eléctrica a través
de los gases proporcionaron más evidencias acerca de la existencia del electrón y por tanto de la
divisibilidad del átomo.
En el año 1859 fueron descubiertos los llamados rayos catódicos al hacer pasar una
corriente eléctrica en un tubo prácticamente al vacío. Estos rayos fueron estudiados y se
determinó que eran haces de partículas cargadas negativamente que se movían a una gran
velocidad y que fueron nombradas electrones.
Estudiando los rayos catódicos en 1895 Wilhelm Röntgen1 descubrió que cuando estos
rayos incidían sobre el vidrio y los metales se emitían unos rayos capaces de penetrar la materia,
que oscurecían las placas fotográficas y que no tenían carga. Por desconocer la naturaleza de
estos rayos los llamó Rayos
...