La Dimensión ética De La Educación Ambiental

Documento de reflexión acerca de la ética y la ética ambiental que contenga algunas propuestas de valores que el participante incluya en su futura práctica dicente

Ricardo Sada Fernández en su obra Curso de ética general y aplicada, da una definición real de lo que es la ética, a saber; “La ética es la ciencia que estudia la moralidad del obrar humano; es decir, considera los actos humanos en cuanto son buenos o malos”

Partiendo de esta definición es necesario aclarar que Ricardo Sada Fernández menciona que los actos humanos son: todos aquellos que el hombre realiza en libertad y conciencia, dos términos que son indispensables para poder hablar de actos humanos, ya que las acciones que hace el hombre inconsciente o sin libertad son denominados “actos del hombre”; como el respirar, el crecimiento físico etc.

Los que nos interesan son los primeros; los actos humanos. La importancia de ellos es que cualquier acción realizada por el hombre y que es realizada con libertad y conciencia entra en la posibilidad de ser calificado como bueno o malo, pero lo curioso es que, en el hombre, todo su obrar es para alcanzar su finalidad que es la felicidad, por ello todo su obrar es porque detrás de esa acción encuentra algo que le hace feliz, pero lo importante es descubrir si realmente es válido el modo de alcanzar la felicidad, por ejemplo un adicto prefiere seguir en su adicción porque en ella se siente “feliz”, en ese momento, aunque después de que pase el efecto de su adicción, ya no se sienta tan “feliz”, ¿Pero qué tan moralmente aceptable es esa adicción? O por el otro lado una persona ejercita su cuerpo y dentro del ejercicio se siente feliz, cabe la misma pregunta ¿qué tan moralmente aceptable es el ejercicio? Para dar respuesta a estas interrogantes el ser humano echa mano de la ética, para descubrir la validez de la acción para alcanzar dicha felicidad.

Ahora bien, los actos humanos afectan (para bien o para mal) de un modo mayor o menor a las demás personas, continuando con los ejemplos anteriormente aludidos, el adicto afecta al que le surte su adicción, a las personas que le rodean, a quienes lo atenderán para dejar su adicción, etc., y el que hace ejercicio también afecta (para bien o para mal) a las personas que le rodean desde el lugar en que se ejercita hasta la relación familiar, social etc.,

Lo anteriormente dicho sirva como preámbulo al problema de la ética ambiental por lo siguiente: el hombre del siglo XXI comúnmente encuentra cierta felicidad en la obtención de buenos resultados bajo el criterio del mínimo esfuerzo, es por ello que conscientemente se hace de bienes que le ayuden a un “buen vivir” como automóvil, celulares, comida rápida, etc., y que una vez que ya no le son útiles los desechan sin tomar en cuenta la afectación que esos desechos le hacen a las demás personas, no les interesa que su automóvil contamine y por eso no lo llevan al que le den servicio, (sólo cuando ya es súper necesario lo hacen) o para no pagar multas, se deshacen de aparatos electrónicos arrojándolos directamente a la basura sin tomar en cuenta que pueden ser reutilizables algunas de sus partes o juntando la basura orgánica de la que no lo es, incluso arrojando desechos como pilas y otros objetos que son mucho más contaminantes que los orgánicos.

Un hombre encuentra felicidad en fumar un cigarro y también encuentra felicidad en deshacerse de la colilla de cigarro porque el cargar dicha colilla le es incómodo, pero no mide consecuencias al arrojarlo directamente a la calle, y es ahí donde la ética ambiental juega un papel importante ya que dicha ciencia se percata que es consciente el sujeto de que está fumando y libremente arroja los desechos del cigarro, la ética ambiental requiere de tomar cartas en el asunto y hacer ver a las personas que actúan como en el ejemplo anterior, de que su obrar no es el correcto porque están contaminando el aire que tanto ellos como las demás personas respiran, lo mismo pasa con el automovilista encuentra placer al transitar en su unidad pero provoca una contaminación al tocar el claxon de modo desmedido.

Se puede seguir ejemplificando cómo es que el ser humano mediante sus actos busca la felicidad y también se puede mostrar el modo inapropiado en que lo hace, pero lo más importante es que desde un punto de vista específico, el de la ética ambiental, el hombre actúa de modo: consciente, libre e irresponsable.

La ética ambiental requiere de nuevos bríos para mermar el mal actuar del ser humano y el campo con mayor probabilidad de éxito está en las aulas, en ellas el docente tiene en sus manos la posibilidad de que el pensamiento laxo del alumno mengüe y el compromiso ético ambiental cobre nuevas fuerzas.

La propuesta para alcanzar el impulso ético ambiental es el siguiente: Lograr que en el alumno se despierten, al menos los siguientes tres valores: respeto, responsabilidad y compromiso social. El modo en el que se pretende lograr fomentar estos valores es el siguiente:

Recordar a los alumnos que ellos recibieron, al inicio del ciclo escolar, un espacio en el aula (su pupitre) y que si estaba sucio, rayado, destruido etc., ellos tuvieron que limpiarlo, pintarlo y repararlo porque requerían de un lugar digno para poder estudiar y que ese espacio no les pertenece sino que es un lugar que se les presta para que lo administren durante un ciclo escolar y que requieren de dejarlo en óptimas condiciones para los alumnos del siguiente curso. Con esta acción se pretende que el alumno respete la propiedad ajena, al mismo tiempo se responsabilice por un mueble que se le deja a su cuidado y sobre todo que sepa que tiene un compromiso de cuidarlo para que otros alumnos posteriormente lo utilicen.

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