La inmortalidad

La inmortalidad

Kundera generalmente da para pensar. Y leer “la inmortalidad” me permite otorgarle unas cuantas líneas al hombre y la visión propia que tiene de si. En una conversación entre Goethe y Heminway el primero dice “esa preocupación por la propia imagen, es ahí donde reside la fatal inmadurez del hombre”. Y unas páginas antes Kundera formula sobre el joven que se une al partido comunista para salir a luchar que lo que lo seduce no es la justicia por la cual supone luchar, no, lo seduce mucho más la propia visión que tiene de si mismo combatiendo por lo que cree. Es la hipertrofia del alma el motor de la historia. El afán de la inmortalidad. El deseo del ser humano por tener un lugar en la sociedad, aquel que le otorgue valor.

Kundera distingue entre la fama, la que amplifica cualquiera de nuestros movimientos y los hace visibles para toda la sociedad con sus consecuentes secuelas y el éxito. Yo he escuchado gente que dice no querer la fama, dicen odiarla y comprendo a que se refieren, odiar la fama no es lo mismo que odiar el éxito y el reconocimiento por ese éxito. Odiar la fama es detestar las miradas constantes de desconocidos que, como dice Kundera, tienen pretensiones respecto a uno, lo ven, lo observan y lo juzgan.

La búsqueda de éxito es quizá la búsqueda amplificada de reconocimiento, no nos basta con el reconocimiento íntimo de nuestros cercanos y deseamos que más gente pueda observar nuestra grandeza para así saber que nuestro valor no nos lo dan quienes por condescendencia, por protocolo, lo debiesen hacer. En un foro criticaban la patologización a la que se veían arrastradas muchas actitudes humanas, en este caso decir que la búsqueda de reconocimiento, o de éxito para ser más precisos, recurría a algo más (o algo diferente) que la carencia de autoestima como lo estiman algunos psicólogos actualmente. Pero por qué el ser humano iría en búsqueda de algo que no le falta? Porque como aquí dice la carencia de valor sucede al sometimiento necesario para construir nuestra sociedad, que a su vez se articula en diferentes capas las cuales muchas veces son sinónimo del valor que posee la persona. Entonces realmente sí hay una carencia, la pérdida de valor tiene que ser compensada con el reconocimiento de los otros, que quizá nos pongan por encima de ellos y eso podrá mitigar nuestra insignificancia inicial.

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