Manejo De Enfermedades Del Tomate
lanevuj14 de Noviembre de 2012
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Manejo de Enfermedades del Tomate
Dumping off o secadera de plántulas
Principalmente es un problema fuerte en plántulas desde la preemergencia hasta un
mes de edad. Las plántulas se pueden marchitar rápidamente causando una drástica
reducción de la población. En campo obliga a efectuar labores de resiembra y en
invernaderos o almácigos afecta la programación de planteo.
Sintomatología. Las semillas se pueden pudrir antes de la emergencia dando la apariencia
de fallas de germinación. Después de la emergencia, las plántulas muestran lesiones en la
base del tallo, que lo rodean, y las plantas se marchitan y caen sobre el sustrato.
En el caso de Pythium, las lesiones son obscuras y acuosas que se inician en las
raíces y avanzan por el tallo hasta arriba del nivel del sustrato; en el caso de Rhizoctonia,
las lesiones son de café rojizo a obscuras, y pueden afectar las raíces y el cuello de las
plántulas. Después de un mes de edad, o después del transplante, las plantas normalmente
son muy tolerantes y las lesiones se restringen a la zona cortical.
Etiología y Epidemiología. La enfermedad puede ser causada por un complejo de hongos
que incluye a Pythium, Rhizoctonia, Phytophthora y Fusarium, sin embargo, en Sinaloa el
problema más importante son los dos primeros, principalmente P. aphanidermatum y
Rhizoctonia solani. Estos hongos sobreviven generalmente por largos períodos en el suelo,
y peden persistir en residuos de plantas enfermas o en raíces de malezas. El Damping off
tiende a ser más severo bajo condiciones de alta humedad del suelo, compactación,
ventilación deficiente, y ambiente húmedo, nublado y fresco. En invernadero, puede ser
más común en suelos sin pasteurización apropiada o cuando se emplean materiales de
reuso. El salpique del agua puede mover suelo infestado de plantas enfermas a sanas y
dispersar esta enfermedad.
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Control. A nivel de campo, las rotaciones con cereales, y la fumigación y solarización del
suelo puede ayudar a reducir el Damping Off. La enfermedad es menos severa si se mejora
el drenaje del suelo y se planta en camas altas, evitando además los riegos pesados. En
invernaderos se deben usar materiales estériles y mejorar la ventilación. El tratamiento de
las semillas con Captán, Dichlone y Thiram; y las aspersiones programadas con Metalaxyl
y Captán, pueden ser de gran ayuda en el control de esta enfermedad.
Pudrición de la corona
Hasta inicios de la década de los 70´s se consideró que la enfermedad era causada
por un nuevo biotipo de la marchitez por Fusarium, sin embargo, en ese tiempo se
demostró que la causa realmente era una forma especial diferente del patógeno
mencionado, aunque es trataba de la misma especie. Existen diferencias marcadas entre
estas enfermedades, entre las que se pueden mencionar: la agresividad por variedades, la
rapidez de recontaminación del suelo, los síntomas y algunos aspectos relacionados con el
control.
Sintomatología. Los síntomas consisten de amarillamiento tenue del borde de las hojas
más viejas, que posteriormente progresa a las hojas superiores. El amarillamiento avanza en
dirección a la nervadura central y el tejido afectado muere. Algunas plantas se marchitan
rápidamente y mueren al madurar los primeros frutos, pero generalmente la flacidez es
gradual y las plantas sobreviven hasta el final de la temporada. La raíz primaria puede
pudrirse por completo al igual que las secundarias; en la raíz principal la necrosis se
extiende a la corona y puede ascender hasta 30 cms en el tallo.
Etiología y Epidemiología. El patógeno que causa la pudrición de la corona es Fusarium
oxysporum f. sp. radicis-lycopersici, el cual puede sobrevivir en el suelo, en plantas
infectadas de tomate, y en raíces de otras hospederas como berenjenas, chiles y
leguminosas, por muchos años. Los conidios se pueden dispersar en el suelo por la
maquinaria agrícola, el agua de riego, y por el aire. La infección se inicia en las raíces
alimenticias y por heridas causadas por la formación de raíces secundarias. La temperatura
de 20º C el desarrollo de la enfermedad.
Control. El uso de variedades resistentes es el método más eficiente para el control de esta
enfermedad. Algunos estudios indican que la enfermedad se pudiera manejar con la
incorporación al suelo de abonos orgánicos basándose en estiércol, así como la siembra e
incorporación de leguminosas de cobertera o gramíneas forrajeras. La pasteurización del
suelo seguido por la aplicación de fungicidas específicos en el riego por goteo pueden
reducir las pérdidas de esta enfermedad. Algunos criterios afirman que la fumigación del
suelo, física o química, puede ser contraproducente.
Cáncer bacteriano del tomate
La enfermedad ocasiona pérdidas en muchos países del mundo. En México, la
enfermedad se ha detectado prácticamente en casi todas las áreas productoras de tomate. En
Sinaloa, el cáncer bacteriano se identificó desde hace más de 2 décadas, sin embargo, su
importancia se incrementó durante los últimos 10 años, coincidiendo con el uso intensivo
de tecnologías modernas de producción que incluyen al riego presurizado y variedades
novedosas de alta productividad.
Sintomatología. El primer síntoma es una flacidez marginal de las hojas más viejas.
Las hojas pueden mostrar una marchitez unilateral y líneas ligeramente coloreadas a lo largo de
pecíolos y tallos, las cuales rompen la corteza y se forman cánceres. de un ojo de pájaro.
Etiología y Epidemiología. La enfermedad es causada por la bacteria Clavibacter
michiganensis subsp. Michiganensis. La bacteria penetra en los tejidos a través de heridas,
aunque también puede penetrar por los estomas y tricomas de las hojas. La infección
primaria se origina principalmente de semilla infectada a través de los estomas de los
cotiledones. Después se distribuyen rápidamente a los tallos, hojas y frutos. La marchitez se
atribuye a la producción de polisacáridos extracelulares que taponean los vasos del xilema.
La diseminación por semilla es una de las formas más importantes, principalmente de una
región a otra. La diseminación secundaria se lleva a cabo por el salpique de lluvia, riego, y
durante las prácticas culturales de transplante y podas, así como por implementos agrícolas
infestados. La bacteria sobrevive de un año al siguiente en semillas de plantas enfermas, en
residuos de cosechas, en hospedantes perennes, y en el suelo en forma saprofítica hasta por
3 años. En general, se considera que todas las condiciones óptimas para el desarrollo del
tomate, lo son también para la enfermedad, como temperatura de 28°C, alta humedad
relativa (80-90%), y una buena intensidad de luz.
Control. La mejor manera de prevenir la enfermedad es mediante el uso de semilla sana y
plántulas provenientes de semilla certificada y desarrollada en almácigos libres del
patógeno. La semilla se puede desinfectar con una solución de ácido acético al 0.6 %
durante 24 horas, o con tratamientos de agua caliente a 55°C durante 25 minutos, luego
tratar con Formalina, secar rápidamente y espolvorear con fungicidas específicos.
En los almácigos es recomendable usar suelo estéril y realizar un buen manejo de
las plántulas dentro de éstos y durante el transplante.
En el campo, se recomienda la destrucción de plantas enfermas, la erradicación de
malezas del grupo de las Solanáceas, la desinfección de navajas y manos durante el
desbrote y poda, y no regar por aspersión.
Las rotaciones con cultivos no hospedantes por 3 años, y la fumigación del suelo
pueden reducir las poblaciones del patógeno.
Necrosis de médula
La Necrosis de Médula es un problema del tomate tanto de invernaderos como de
los sistemas de producción de campo. El patógeno responsable de la enfermedad fue
primero reportado en Inglaterra en 1978, y más recientemente en Estados Unidos y México.
Sintomatología. Los síntomas foliares se inician como una clorosis y marchitamiento de
las hojas más jóvenes de la parte superior de la planta. Después, en las hojas inferiores se
observan lesiones necróticas en los bordes. Internamente, los tallos de las plantas enfermas
muestran una coloración oscura que se desarrolla en la cavidad medular, la cual avanza en
forma ascendente. Además, se pueden observar espacios largos con cordones transversales
de la médula ennegrecida, los cuales presentan una apariencia de escalera.
Los tallos dañados por esta enfermedad, generalmente manifiestan
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