PANORAMA DEL CONTEXTO DE SALUD PUBLICA Y EL CARIBE
Enviado por NathalyVerah • 18 de Julio de 2013 • 2.351 Palabras (10 Páginas) • 368 Visitas
Panorama del contexto de la salud pública en América Latina y el Caribe: desde los años ochenta hasta la actualidad:
En el año 1992, la OPS publicó “La crisis de la salud pública: Reflexiones para el debate”. Este libro sentó las bases para revitalizar el desarrollo conceptual, metodológico y operativo de la salud pública en la región. En los años ochenta y a principios de los años noventa, los países de la Región enfrentaron distintas crisis económicas y sociales que se vieron reflejadas en el sector sanitario. La crisis económica provino de la deuda externa, que incluía importantes pagos de intereses y que iba acompañada de inflación y un alto índice de recesión. Desde el punto de vista social, hubo una reducción de los beneficios y un aumento general de la pobreza.
Asimismo, el mercado del trabajo informal o no estructurado ha crecido enormemente en los últimos dos decenios. El nuevo modelo de desarrollo globalizado incluye contratos de trabajo flexibles y una fuerte presión para reducir los costos relacionados con el trabajo. Por consiguiente, a pesar del crecimiento económico general registrado por algunos países de América Latina y el Caribe, no se crearon suficientes empleos nuevos y aquellos que se generaron estuvieron principalmente en el sector precario no estructurado. El empleo temporal e inestable, el trabajo por cuenta propia y el subempleo son generalizados en la región.
Julio Frenk sostiene que en los años ochenta y a principios de los años noventa las instituciones de salud pública en las Américas sufrieron una amplia e intensa crisis. América Latina ha sido pionera en el movimiento de salud pública, estableciendo facultades de salud pública en el Brasil y en México, en 1919 y 1922 respectivamente, menos de un decenio después de que se estableciera la primera institución de salud pública en el mundo. Sin embargo, la salud pública se ha aislado cada vez más tanto de los adelantos científicos como de las iniciativas en pos de la organización de los sistemas de salud. Esta tendencia ha relegado a la salud pública a una función secundaria en la comunidad académica y en las áreas de su aplicación.
El menosprecio de la importancia de la salud pública en la organización y el funcionamiento de los sistemas de atención y de servicios de salud es quizás, la causa principal de la baja eficacia social de los sistemas de salud, de los niveles bajos de satisfacción de la población con respecto a la atención recibida y de los fracasos de algunas reformas sectoriales realizadas en los últimos decenios.
El elemento fundamental que caracteriza la crisis actual de la salud pública es la “disociación creciente entre el conocimiento existente acerca de los medios sociales, ecológicos y psicológicos para prevenir eficazmente las enfermedades y la capacidad real de poner en práctica este conocimiento en práctica”. El predominio del modelo médico, que concibe a la salud como el resultado de acciones individuales, plantea un reto para alcanzar la “salud” de acuerdo con el concepto de la como OMS: “un estado de completo bienestar físico, mental y social.”
Los datos probatorios indican que se necesita más que meras medidas terapéuticas para mejorar la salud de la población. Las intervenciones a nivel social, político y económico son cruciales para abordar las causas subyacentes de las enfermedades, que residen en la educación, el empleo, la vivienda, el saneamiento, la calidad de vida y el nivel de ingresos. En este sentido, la salud pública, al considerar a la salud como el resultado de una acción concertada por parte de la comunidad, puede ofrecer una herramienta potente para lograr mejores resultados sanitarios. Al concebir a la salud exclusivamente como la lucha contra las enfermedades, hay una tendencia a restringir las acciones sanitarias al sector sanitario, lo que impide abordar aquellos factores determinantes externos al sector que también afectan a la salud.
Según Orellana, la salud pública experimentó una evolución en los últimos decenios. Mientras que inicialmente se esperaba que el campo de la salud pública se centrara en la erradicación de las enfermedades, a partir de los años setenta la sociedad empezó a exigir que la salud pública fuera un mecanismo que permitiera garantizar el acceso universal a la asistencia sanitaria. Sin embargo, con el cambio hacia una economía basada en el mercado durante los años ochenta y los años noventa, la salud se transformó en un sector que produce bienes de consumo.40 En los últimos años, sin embargo, el criterio de que el mercado quizás no sea el mejor mecanismo para garantizar la salud de aquellos que más lo necesitan ha adquirido fuerza y existen indicios que permiten sugerir un posible renacimiento de la salud pública.
De acuerdo con lo anterior, aunque se han registrado importantes logros en pos de la mejora de los resultados de salud en la Región en los últimos decenios, está claro que debe hacerse más para evitar el millón de muertes anuales injustificadas y evitables que todavía se registran en las Américas. La salud pública, con su orientación hacia la justicia social y su naturaleza intrínsecamente política, es el mejor mecanismo para revertir esta situación y ayudar a alcanzar la meta de los sistemas de salud, que consiste en mejorar la salud de la población.
La realidad actual
La capacidad de salud pública es anticuada y vulnerable en las Américas: la fuerza de trabajo carece de capacitación adecuada y de refuerzos apropiados, la capacidad en materia de laboratorios es anticuada, no hay sistemas de vigilancia en tiempo real y los sistemas epidemiológicos incluyen redes de comunicación ineficaces y fragmentadas, los preparativos y las capacidades de respuesta en caso de emergencias en el ámbito nacional son inadecuados, y muchas comunidades todavía carecen de acceso a los servicios esenciales de la salud pública. El funcionamiento cotidiano del sistema de salud pública se utiliza para alimentos y temas de inocuidad de los medicamentos, vigilancia de la incidencia y de la propagación de microbios resistentes, y las enfermedades crónicas, mientras que la región sigue experimentando la transición epidemiológica de enfermedades principalmente infecciosas a enfermedades crónicas.
Con el transcurso del tiempo, se ha descuidado de las funciones y los sistemas de salud pública, lo que llevado a una erosión de la capacidad de salud pública. Resulta esencial lograr una inversión y una comprensión cada vez mayores de la salud pública para reducir la carga de morbilidad y el daño a las familias, las comunidades y el sistema de asistencia sanitaria, así como para garantizar que se cuente con la capacidad necesaria para hacer frente a los desastres y las epidemias. El reconocimiento renovado de
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