Paradigmas de la medicina
Enviado por Alondra Villalobos Carrillo • 1 de Junio de 2017 • Apuntes • 2.644 Palabras (11 Páginas) • 625 Visitas
11/5/2017[pic 1]
Grupo 6-8| Propedéutica en la docencia II. |
[pic 2][pic 3]
INTRODUCCIÓN.
Una forma simple de entender el concepto de paradigma es como un conjunto de ideas rectoras que modelan y guían a los individuos y a la sociedad. Estas ideas derivan de la cosmovisión dominante, por lo tanto, corresponden a un momento histórico, económico y social específico. En este contexto, “los paradigmas son representaciones de una visión social determinada” (Ortiz Quezada, 2001; 20).
Para Thomas Kuhn, un paradigma científico es un “conjunto de ideas que durante un tiempo proveen de problemas y soluciones a una determinada comunidad científica” (Kuhn, 1971; 19). En este sentido, el paradigma científico entrega la posibilidad de comprender una porción de la realidad que es parte del objeto de estudio de la ciencia, sin embargo, al mismo tiempo limita la percepción y la cognición, ya que impide la comprensión de todo aquello que se encuentra fuera de los límites que el mismo paradigma ha establecido.
El paradigma se cristaliza en un cuerpo organizado de conocimientos, el cual se trasmite dentro de la comunidad científica, a través de maestros o de textos de estudio. Esto permite que el paradigma se alimente, reafirme, consolide y se mantenga vigente dentro de dicha comunidad científica.
En cada época conviven una serie de paradigmas que luchan por convertirse en la forma de interpretar la realidad. Generalmente, uno de ellos logra imponerse y se convierte en el paradigma dominante, sin embargo, los otros no desaparecen sino que se mantienen en lo que podríamos llamar la periferia.
Es así, que en cada cultura se privilegiará cierto número de representaciones en detrimento de otras, estas últimas tienen un carácter marginal respecto a las primeras. Cada sociedad, cada época, mantendrá una representación dominante que considera como la causa por excelencia de la enfermedad (Laplantine, 1999; 44). De esta manera, es que cada elaboración de una representación (docta o popular) de la enfermedad es el resultado de una elección, a la vez, cultural e individual, lógica y afectiva.
Las interpretaciones que entregan los paradigmas abarcan diferentes ámbitos de la realidad e incluyen modos o perspectivas particulares de entender la salud y la enfermedad. En este punto, es posible señalar que en cada momento de la historia, es posible encontrar una definición peculiar (y dominante) de las formas en que se debe ejercer la medicina. Es decir, “las creencias y los comportamientos médicos son, al igual que cualquier otra serie de creencias y comportamientos, una consecuencia de los valores culturales dominantes en una sociedad particular” (Coe, 1973; 190). Así pues, es posible afirmar que gran parte de la forma y contenido que encontramos en los sistemas de creencias y en las prácticas médicas, son producto de la cultura que posee cada grupo social
La ética en salud constituye un campo de conocimiento y práctica de límites aún insuficientemente definidos, que tiene como antecedente a la Ética médica - ética aplicada a la actividad profesional del médico, y por extensión a la de los demás profesionales de la salud - cuyo desenvolvimiento iría aparejado al de esta profesión.
Entre los profesionales de la salud, la ética ha sido tradicionalmente asumida como un conjunto de exigencias institucionales hacia su conducta profesional, las cuales se manifiestan en la práctica, como normas de comportamiento que gozan del reconocimiento generalizado de la comunidad profesional de que se trate. Las desviaciones son constantemente corregidas por esta, apelando, en oportunidades, al enjuiciamiento y sanción públicos de los infractores, frecuentemente, en respuesta a demandas de usuarios de los servicios, cuyos intereses han sido lesionados.
Esto explica que la ética, resumida en códigos, haya sido adoptada en el sector salud, más como una cuestión práctica, que como una reflexión sistemática sobre la práctica real. En otras palabras, ha sido mayor la preocupación por establecer los límites de la buena praxis, que por la generación de evidencia científica orientada a su perfeccionamiento.
Con ello, la ética ha sido mutilada en sus funciones esenciales: describir y analizar el cada vez más complejo entramado de las relaciones humanas en la esfera de la salud y, sobre esta base, prescribir, es decir, proyectarse en relación con las normas, conductas y valores vigentes, con propósitos educativos. El practicismo extremo ha conducido, de modo aparentemente paradójico, a la insuficiente atención a las cambiantes necesidades engendradas por la actividad humana en esta esfera.
En las últimas décadas, y como consecuencia de la confluencia de diversos factores, se ha venido produciendo un redimensionamiento del campo de la ética en salud y, consecuentemente, cambios en la actitud de los profesionales del sector hacia esta. La consideración pragmática, practicista, que negaba espacios a la ética como materia de enseñanza, de investigación científica y de reflexión cotidiana, ha comenzado a ser superada. La creencia en que para comportarse éticamente, bastaba con ser bueno en los planos científico - técnico y personal ha ido quedando atrás. La ética en salud se va transformando paulatinamente en cuestión de auténtica relevancia práctica, íntimamente vinculada al mejoramiento de la calidad de los servicios, a la oferta de servicios de excelencia.
DESARROLLO.
La Ética Médica.
La Ética Médica en la Antigüedad. Los orígenes de la Ética Médica se remontan al mundo antiguo. El Código de Hammurabi (1753 a. n. e) incluye en su articulado, desde tan temprana época, un conjunto de preceptos orientados a la regulación del ejercicio de la Medicina. El conocido Juramento Hipocrático - que forma parte del Corpus Hippocraticum, colección de escritos médicos de épocas y escuelas diversas recopilados en el siglo III a. n. e. - constituye el documento más importante de la tradición ética occidental en Medicina. El análisis de éste y otros escritos de la época, como los Consejos de Esculapio y las obras de Galeno, ha permitido caracterizar, con suficiente precisión, la ética médica en la Antigüedad.
Esta es una ética profundamente naturalista, al considerar que el ajustamiento al orden natural constituye el criterio supremo de moralidad. Así, por ejemplo, las enfermedades crónicas eran comúnmente atribuidas a un desarreglo de las costumbres - mores - por defecto o por exceso (abuso de la bebida, de la comida, de otros placeres). Esta transgresión de costumbres naturales o ajustadas al orden natural - que era asumido como único orden moral - determinaría que estas enfermedades fuesen consideradas enfermedades morales y que quienes las padecían - in firmus - fuesen tenidos por sujetos faltos de firmeza, no sólo física, sino también moral, fuesen tratados como incapacitados físicos y morales.
...