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Que Es El Ego


Enviado por   •  15 de Octubre de 2014  •  2.687 Palabras (11 Páginas)  •  191 Visitas

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¿Qué es el ego?

El EGO se desarrolla en el ser humano aproximadamente a partir de los seis meses de edad. Es una estructura mediadora entre el puro impulso del id y la realidad del entorno externo. Está gobernado por el "principio de realidad".

El ego es el que controla todo el sistema consciente nuestro. El ego debemos entenderlo aquí en términos de socialidad, es decir, en esa relación de mi yo con la sociedad.

¿Cuáles son las manifestaciones del ego?

El ego, que funciona de acuerdo con el principio de realidad, es el encargado de reprimir los impulsos. Aunque Freud escribió como si el ego fuera un elemento concreto, es más lógico considerarlo como una función del aparato psíquico. Quizás la más importante contribución de Freud a la psicología fue la identificación de muchas funciones del ego, a las que designó con expresiones que frecuentemente utiliza hoy el pensamiento ilustrado y hasta la conversación corriente: - Represión: es impedir que un impulso entre en la conciencia; - Racionalización: es un intento de explicación coherente, lógica, moral, de un acto o hecho cuyos motivos verdaderos no se perciben; - Proyección: es expulsar de sí y localizar en otro (persona o cosa) algo que no se reconoce o que se rechaza de sí mismo; - Introyección: es hacer pasar, en forma fantasmática, de "afuera" a "adentro" objetos o cualidades propias de los mismos. Se relaciona también con la identificación del yo con otra persona o con alguna de sus cualidades; - Regresión: Dentro de un proceso psíquico, es ir hacia atrás en la secuencia de los estadios del desarrollo psíquico; - Formación reactiva: Es una actitud o hábito de sentido opuesto a un deseo reprimido, constituído como reacción contra éste; - Desplazamiento: Es el traspaso de la actitud de interés, de un objeto a otro.

¿Cómo podemos manejar positivamente el ego?

La socialidad del hombre es una exigencia vital, puesto que, siendo él ser de necesidades, es en la interacción con la sociedad, donde encuentra la satisfacción de las mismas; esto lo logrará, sin embargo, a través de las relaciones sociales transformadas en filia, es decir, en amor fraternal, relaciones de ser a ser, donde el anonimato queda al margen. Una verdadera fraternidad, como suele pintar Marcel, que se traduce como "toda posibilidad de humanizar nuestras relaciones con nuestros semejantes".

A la luz de la fraternidad es como el trabajo y la idea de servicio pueden desarrollar toda su riqueza concreta, que se traduce en la misma promoción de personas, pues esta realización personal está a la base del acto social, ya que, como "el hacerse persona es promoverlas, todo acto personal, en este sentido, es acto social, es decir, de dos socios, unidos en la actuación de valores que los trascienden como individuos y como personas"; de aquí, el por qué "no se puede promover la sociedad como masa, sino que cada individuo, personalmente promovido, la promueve".

En esta situación fraternal se realiza el trabajo en su forma auténtica. No se da un trabajo alienado, es decir, un trabajo sin esperanza que reduzca a los individuos a la despersonalización, a la neurosis, o, principalmente, que reduzca o anule el sentido de la vida. Tal situación debe ser evitada conforme a la orientación dada por las manifestaciones culturales: la maquinaria estatal, jurídica, la Iglesia, la escuela, etc., para así integrar al hombre en la sociedad y transformar su trabajo en existencia con propósito.

De aquí proviene el mundo cultural como el tentativo humano de satisfacer sus necesidades, luchando contra la escasez a través de la energía tecnológica entendida como energía provocadora y transformadora de la naturaleza, donde radica "el más elemental y primigenio carácter del hombre, más aún, su esencia constitutiva: el ser-para-Ia-vida". De esta manera se logra establecer un sistema de trabajo organizado, dentro del cual, el hombre adquiera un significado de la vida o, más bien el acto mismo de vivir, acto del que salta la libertad, desde el momento en que consigue subordinar el mecanismo económico a las necesidades o propósitos humanos y, por ende, sociales: "Los hombres no solamente conviven, sino que cooperan. Se unen en la cooperación con miras a producir bienes, para el logro de un fin económico o moral. Lo cual es posible en cuanto los hombres que cooperan no poseen los mismos hábitos,antes se diferencian profundamente por sus capacidades y por sus aptitudes físicas e intelectuales". Así surge la división del trabajo de los hombres guiada por la libertad de elegir conscientemente, que no se agota en una simple cooperación con miras al resultado común, sino, al resultado mayor y común, apreciable económicamente, e incluso, a un superior fin ético, individual y colectivo. De este modo, integradas las fuerzas de los hombres se crea el medio propicio para el fortalecimiento de la personalidad que es apenas posible en una sociedad bien organizada.

¿Qué es el superego?

El SUPEREGO es una instancia de la personalidad, cuya función es equiparable a la de un juez o censor del ego. La conciencia moral, la auto-observación, la formación de ideales, son algunas de sus manifestaciones. Según la ortodoxia freudiana, el superego es heredero del complejo de Edipo, producido por interiorización de las exigencias y prohibiciones familiares.

El super-ego representa las restricciones morales y el estímulo hacia la perfección, enfrentándose al ello, que es el receptáculo de los impulsos, y al que Freud llamó 'una caldera de energías en ebullición'.

¿Cuáles son las manifestaciones del superego?

El ego esa fuerza directiva que aparece en las ideas y principios que practicamos y, a la vez, representa las restricciones morales y el estímulo hacia la perfección, que presionan al id y al ego.

Se instaura aquí la sabiduría, la cual debe entenderse como la actitud de moderación y prudencia respecto a todas las ideas y principios del hombre, tendientes a las relaciones con sus semejantes y, a su vez, con la trascendencia, para aspirar a la consecución de una fe firme y respetuosa.

Es necesario orientar, en un sentido positivo, la diversidad de ideas y principios que relacionan a los hombres entre sí hacia la misma fraternidad, antes aludida, hacia el orden de la moralidad y, por ende, hacia la fe y la confianza de los hombres entre sí, hacía esa participación, como diría Marcel, con las personas por medio del crédito: creer que me será fiel, creer en su fidelidad. Esto se puede conseguir con esa nota de prudencia que consiga dar orden al crédito entre los hombres.

Las relaciones del hombre también son relaciones con una trascendencia. Se establece una religación en

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