Regeneracion Femenina

De espalda al calendario

Parece mentira este umbral de tiempo,
desde que tus pasos caminan paralelos a los míos
el colchón se dibuja en el aire
a la almohada le brotan sueños.
Tu sonrisa es el mejor presagio,
tus miedos te recorren viva
y mi cabeza ya no juega a mi favor
la has puesto en mi contra, me muestras el espejo.

Aquí adentro ya no es seguro,
ni siquiera de madrugada cesan las mesas frías
las mecedoras que se mecen solas,
la colección de miradas que atesoro.
Antes de salir a buscarte
y mucho después de encontrarte entre letras
te hallé entre telarañas y polvo sobre el buró;
anidabas recuerdos rotos en el armario, que vestías a diario,
¡espera! qué no se te olvide el paraguas de olvido.

Las semblanzas, los relatos;
sonrisas pactadas en pantalla, registradas en la retina.
Las palabras que están por mencionar,
las pajillas y servilletas, la marca redonda de pocillo de café en su base,
los silencios, el par de precipicios en tu rostro,
el alba de película, el frío quemándote los dedos,
las huellas de regocijo en el viento, miradas cándidas al suelo y cielo,
el sudor en el alma;
un ímpetu entre ombligo y espalda,  un vertiginoso sentir.

Alista tu peor peinado,
prepara tu peor ropa,
enciende tu arrogancia
que a este glacial no le cabe más frío,
y al bochorno una gota de sudor lúgubre.
Espero encontrarte justo cuando me haya perdido
entre: quédate aquí y nunca jamás,
cuando no existan comas, ni numerosos pasos;
esperando en la fuente las cuatro estaciones
de cara al viento, con mis ojos cerrados.
Espero abrazarte entre la multitud estrépita e indiferente,
ofrecerte zumo de limón o vinagre si prefieres

Yo soy sólo un muerto que resucita de noche en noche,
que salta en los charcos de risa en risa,
de tecla en tecla;
probando en la infinidad de picaportes
con el riesgo de encontrar lo que sí se me ha perdido.  

¿A dónde irán los sueños? ¿qué te susurra el alma en las noches?
Morfina para la suerte y almanaques tabú en la habitación.
Tendámonos en la grama y sujétate fuerte en el camino,
viajemos colgados en las fibrillas de los dientes de león.
Sonriamos, pues no tenemos armas contra el tiempo
y él no teme de cimitarras, de metáforas e hipérboles.

Desenfunda el sol que llevas dentro,
amárrate los cordones como te enseñó mamá
que yo asumo tus silencios como axiomas sordomudos.

 Es una hermosa vista ¿no crees?, puedes sentarte a mi lado si así deseas…

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