Relación entre educación jesuita y educación ambiental
Enviado por Ana Maria Anaya • 10 de Abril de 2021 • Ensayo • 895 Palabras (4 Páginas) • 90 Visitas
19 enero de 2020
Relación entre la educación Jesuita y la educación ambiental
La educación Jesuita a lo largo de su historia se ha caracterizado por ser innovadora y puesta al servicio de los demás. Tal como lo dicen muchos de los miembros de la Compañía de Jesús, los alumnos de las instituciones jesuitas han de ser “hombres y mujeres para y con los demás”, “ciudadanos del mundo”, “competentes, conscientes, compasivos y comprometidos” con la justicia en el servicio a la sociedad. La educación jesuita busca formar hombres y mujeres que reconociendo los dones que poseen, los acojan y cultiven y los pongan al servicio de la construcción de un mundo cada vez más justo y solidario. Por eso, en la actualidad, no es de sorprenderse que la educación jesuita se preocupe tanto por el medio ambiente, ya que siempre está respondiendo a las nuevas necesidades de nuestro tiempo.
Cuando el Papa Francisco publicó su encíclica sobre Ecología, ningún jesuita se sorprendió. Desde la última Congregación General (CG35) en 2008, se ha ido tomando conciencia progresivamente la urgencia de la cuestión ecológica, entendida como una invitación a salvaguardar la Creación. “El cuidado del medio ambiente afecta a la calidad de nuestra relación con Dios, con los otros seres humanos y con la misma creación. Afecta al centro de nuestra fe en Dios y nuestro amor a Él”. Y particularmente explícito que el modelo de explotación de las fuentes de energía y otros recursos naturales está afectando particularmente a los pobres: “Para escuchar, una vez más, el llamamiento a promover relaciones justas con la creación, hemos sido movidos por el clamor de los que sufren las consecuencias de la destrucción medioambiental”.
Los tres aspectos que más preocupan a los jesuitas son:
- El cuidado de la naturaleza: los jesuitas consideran que porque somos sus “cuidadores” debemos conocerla, quererla y protegerla.
- La defensa de los más vulnerables: las comunidades más pobres y las generaciones futuras, siendo las poblaciones que menos han contribuido al deterioro del medioambiente son, sin embargo, las más expuestas a los desastres ecológicos y las que más sufren sus efectos.
- Una propuesta de un nuevo estilo de vida: “el modo de vida consumista de los países que solemos decir desarrollados, así como el de las poblaciones ricas de estos países, no puede alcanzar a todos, porque el planeta no dispone de tantos recursos” y por eso necesitamos una “cultura de la sobriedad compartida”, respetuosa con la creación y solidaria con los vulnerables.
Muchas de estas premisas se pueden encontrar en la Encíclica Laudato Si’ que el Papa Francisco publicó en el 2015. La encíclica toma su nombre del Cántico de las criaturas compuesto por san Francisco de Asís. En él se recuerda la grandeza y la belleza de toda la creación, que debe ser cuidada y respetada por los hombres, y de la Tierra que “es una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos”. La encíclica se articula en torno al concepto de ecología integral, esto es el medio ambiente en el que se desarrollan las relaciones básicas del ser humano: con Dios, consigo mismo, con los demás y con la creación.
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