Resiliencia socio ecológica y uso sostenible
Enviado por dugar80 • 27 de Agosto de 2018 • Ensayo • 1.198 Palabras (5 Páginas) • 95 Visitas
Resiliencia socio-ecológica y uso sostenible
Por: Duberney García-G.
Maestría en Conservación y Uso de la Biodiversidad – Universidad Javeriana
- Primera Parte
- Introducción
El mantenimiento de la biodiversidad y la sostenibilidad de los recursos naturales a largo plazo, depende de la capacidad de las instituciones o entes sociales de diseñar reglas o principios de uso que se adapten a las condiciones particulares del área donde se desenvuelven, y la capacidad de organización y ajuste de estas reglas frente a cambios o acontecimientos que puedan poner en riesgo la funcionalidad de los sistemas de gobernanza o de los ecosistemas sobre los cuales se basa el sustento económico y social.
- Problema
Un sistema natural que presente mayor complejidad y biodiversidad tendrá mejor capacidad de proporcionar recursos y servicios ecosistémicos que generen bienestar social y económico, y al mismo tiempo tendrán mayor capacidad de absorber o soportar eventos de disturbio. La pregunta que se explora es si las comunidades que dependen de estos recursos tienen la capacidad de adaptarse al cambio y factores que puedan alterar su estructura, y cuáles son los elementos que deben ser incorporados para el desarrollo de sistemas que permitan el uso sostenible de la biodiversidad.
- Marco conceptual
En los textos analizados se incorporan las siguientes categorías conceptuales: biodiversidad, sostenibilidad, resiliencia, instituciones y reglas institucionales, gobernanza, recursos y servicios ecosistémicos, perturbaciones y procesos de cambio.
- Objetivos
Identificar las características que determinan la resiliencia de los sistemas ecológicos y sociales, así como su interconexión.
Determinar cuáles aspectos de las instituciones son necesarios para el manejo de los sistemas naturales y su capacidad de respuesta frente a los cambios ambientales.
2.1 Análisis critico
La existencia de la sociedad humana está basada en la explotación y aprovechamiento de los recursos naturales, los cuales han sido utilizados de forma diferencial de acuerdo con la infraestructura social y económica de cada región o comunidad. Es evidente que a lo largo del planeta, todos los ecosistemas han sido transformados o han sufrido algún tipo de alteración, lo cual se ha traducido en una serie de perturbaciones que amenazan con la continuidad de los procesos ecológicos, la biodiversidad, y en últimas, la provisión de bienes y servicios ecosistémicos sobre los cuales se basa el sustento de las comunidades humanas. Frente a esta situación, se ha reconocido la necesidad de acciones que permitan la conservación y el uso sostenible de los ecosistemas, manteniendo los beneficios derivados sobre el bienestar humano (Millenium Ecosystem Assessment, 2005).
Así como un ecosistema de mayor complejidad o diversidad puede proporcionar mayor cantidad de recursos, así mismo tendrá una mayor resiliencia o capacidad de absorber perturbaciones sin alterar su equilibrio dinámico. En la medida que las comunidades humanas han ejercido la sobreexplotación de los recursos naturales, y han alterado o destruido los ecosistemas a través de prácticas productivas intensivas, se ha disminuido esta complejidad y la resiliencia de los sistemas naturales, incrementando su vulnerabilidad frente a eventos de disturbio.
De esta forma, en la medida que las instituciones adopten acciones encaminadas a mantener la complejidad de los ecosistemas, no solo habrá una mayor disponibilidad de recursos a lo largo del territorio que pueden estar al alcance o ser aprovechados por una mayor cantidad de actores sociales, sino que se obtendrá una mejor capacidad de respuesta frente a los cambios ambientales, sin que estos afecten de forma severa la dinámica económica y social.
Como lo describe Adger (2000), los sistemas sociales y ecológicos están conectados a través de relaciones sinérgicas y coevolutivas. La dependencia de recursos se asocia a comunidades cuyo orden social, subsistencia y estabilidad son función directa de la producción de recursos y economía local, y en muchos casos no solo existe dependencia por recursos específicos, sino más bien de la totalidad del ecosistema (Adger, 2000). Desafortunadamente, en muchos casos los sistemas productivos se han basado en la utilización intensiva de ciertos recursos y el desarrollo de prácticas que han eliminado otros componentes del ecosistema que son vitales para que tales recursos puedan mantenerse a lo largo del tiempo, disminuyendo al mismo tiempo la capacidad de afrontar perturbaciones ecológicas o sobresaltos en el marco productivo y económico. Como lo han mostrado algunos estudios, tanto la resiliencia ambiental como social requieren de niveles mínimos de riqueza en cuanto a la disponibilidad de recursos, y en el momento en que estos hayan sido eliminados o sean de difícil acceso, la capacidad de respuesta de las comunidades biológicas y sociales será muy baja o difícil de recuperar (Ranjan, 2012).
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