Sistema Musculo-esquelético
Enviado por ceugenia • 7 de Octubre de 2012 • 1.109 Palabras (5 Páginas) • 949 Visitas
Relación e Integración del Sostén y Movimiento
La unión de los huesos, las articulaciones y los músculos constituyen en conjunto el elemento de sostén, protección y movimiento del cuerpo humano, formando el sistema esquelético-muscular.
De pies a cabeza, los huesos nos proporcionan sostén al cuerpo y ayudan a darle forma. El cráneo protege nuestro cerebro y nos conforma la cara. La médula espinal, la cual es un canal de intercambio de mensajes entre el cerebro y el cuerpo, está protegida por la columna vertebral. Los huesos no trabajan solos, necesitan de la ayuda de los músculos y las articulaciones. Las costillas forman una cámara albergando el corazón, los pulmones, el hígado y el bazo, y la pelvis ayuda a proteger la vejiga, los intestinos y, en las mujeres, los órganos reproductores. Y aunque los huesos son muy ligeros, son también los suficientemente fuertes para soportar todo el peso de nuestro cuerpo.
Nuestro esqueleto consta de 206 huesos, que empiezan a desarrollarse antes del nacimiento. Inicialmente, cuando el esqueleto se empieza a formar, está compuesto de cartílago flexible, pero en pocas semanas comienza el proceso de osificación. La osificación consiste en que el cartílago es sustituido por duros depósitos de fosfato de calcio y elástico colágeno, los dos principales componentes de los huesos. Este proceso se completa en aproximadamente 20 años.
Los huesos, junto con los cartílagos, constituyen el armazón rígido que da forma y sostén al cuerpo humano. Según su forma externa, los huesos se clasifican en: largos, cortos, planos e irregulares. En los huesos largos predomina la altura sobre la anchura y el grosor (el fémur, la tibia, el húmero, etc.). Los huesos cortos son aquellos en los que no predomina ninguna de las tres dimensiones, más bien presentan un aspecto cúbico; se localizan principalmente en el tarso del pie y en el carpo de la mano. Los huesos planos suelen ser delgados y de aspecto curvo; se localizan en el cráneo y las costillas. Los huesos irregulares son aquellos que por sus características morfológicas no pueden incluirse en ninguna de las clasificaciones anteriores; se localizan en el sacro, el cráneo y las vertebras.
Los huesos están compuestos por dos tipos de material. El hueso compacto, que es la parte sólida, dura y externa del hueso, con aspecto de marfil y sumamente resistente; en su interior hay orificios y canales que llevan vasos sanguíneos y nervios. El hueso esponjoso, que se encuentra en el interior del hueso compacto; formado por una especie de red, compuesta por diminutos trozos de hueso denominados trabéculas, los espacios de esta red están llenos de médula roja y médula amarilla. También ayudan al cuerpo a desempeñar otras funciones para que pueda crecer y mantenerse fuerte, tales como masticar alimentos y transportarlos a través del sistema digestivo.
Los huesos están sujetos a otros huesos mediante largas tiras fibrosas, denominadas ligamentos. El cartílago, una sustancia flexible y elástica que recubre las articulaciones, sostiene los huesos y los protege en las partes donde friccionan entre sí.
Las articulaciones son las conexiones existentes entre los componentes rígidos del esqueleto, o sea, entre los huesos o los cartílagos. Todas las articulaciones varían en su estructura y disposición, y están especializadas en determinadas funciones.
Para que podamos mover nuestro cuerpo, los humanos disponemos de músculos, los cuales están conectados a los huesos mediante
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