TEORIA DEL CAOS
Enviado por Galavizita • 27 de Noviembre de 2012 • 3.597 Palabras (15 Páginas) • 504 Visitas
Caos, determinismo, atractores, complejidad, azar, predicción, indeterminación, entropía, equilibrio, … Uno de los más grandes descubrimientos del pasado siglo XX por la fuerza que generó en los estudios científicos en muchas de sus áreas, la Teoría del Caos, es, por desgracia, también, fuente de los más grandes equívocos y malinterpretaciones por parte de gente, sobre todo en la izquierda esotérica, que, sin estar la mayoría de las veces involucrada en la ciencia, piensan que el determinismo ha muerto, que “toda la realidad” (signifique esto lo que ellos quieran) es impredecible e incognoscible, que la ciencia “ha encontrado sus límites” y tonterías por el estilo cuyo listado podría llenar páginas interminables. La fuente de todas estas tonterías se encuentra antes que nada en el desconocimiento y la soberbia de quienes no hacen el mínimo esfuerzo por entender esta fascinante teoría, cosa por lo demás, nada nuevo: basta con ver que esto último se aplica a los detractores de la Biología Evolutiva que con singular desparpajo todas las veces que tienen oportunidad demuestran su ignorancia.
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Quizás algunos lectores podrían pensar, regresando al asunto de este artículo, que una comprensión mínima de la teoría implica el conocimiento de matemáticas avanzadas que se encuentran fuera de su alcance por el tiempo que tendrían que invertir en su estudio. Afortunadamente, y en la mejor tradición de acercar el conocimiento especializado a un gran público, hoy reseñaremos para el buen lector de La Ciencia y sus Demonios el libro del físico argentino (desafortunadamente ya fallecido) Moisés José Sametband, titulado “Entre el orden y el caos. La complejidad”, que se encuentra disponible en la colección “La ciencia para todos”, número 167, del Fondo de Cultura Económica.
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Este libro tiene varias ventajas que facilitan la lectura tanto del lego como del especialista: escritura dinámica y amena, definiciones claras, carencia de ecuaciones que puedan atemorizar a los lectores no especialistas o conocedores, y múltiples ejemplos que refuerzan la parte teórica. Todo esto hace de la lectura del libro una verdadera delicia -que ojalá se pueda transmitir a los lectores en este breve ensayo,- y permite, al finalizarla, quitarse de muchos equívocos acerca de lo que es el caos y verlo lo más cercano que lo ve un especialista.
Y el doctor empieza en la introducción con algunas acotaciones importantes: la primera es en dónde y de que manera se aplica el estudio del caos.
Se trata (el caos) de una nueva y muy promisoria manera de aplicar las leyes conocidas de la física, con la ayuda fundamental de la computadora, a fenómenos muy variados que abarcan, además de los tradicionales en física, a los que se presentan en las ciencias biológicas y en las ciencias sociales, siempre y cuando se les pueda encarar como si se tratará de sistemas dinámicos complejos.” (en negrita nuestro).”
Y es en esta acotación en donde encontramos la primera acometida contra la idea absurda de que no podemos conocer algo “ya que la realidad es compleja (otro mantra favorito de los alucinados de la izquierda esotérica, pero no solo), ya que si no es posible poner al fenómeno que estamos estudiando en un sistema dinámico complejo (después el Dr. Sametband explicará que es esto), no tenemos algo que hacer. Esto es muy normal en la investigación científica ya que todos los que se encuentran involucrados en ella saben de la importancia de la delimitación de los fenómenos a estudiar.
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Pero la utilización del método en sí mismo, es la principal preocupación del autor, qué además se encuentra consciente de los malos usos que se hacen de la palabra caos y de la palabra determinismo:
En realidad aparece aquí un problema de interpretación entre quienes no están familiarizados con las ciencias físicas o matemáticas – y debido en parte a la declaraciones de algunos científicos – se ha instalado una especie de mitología del Caos o Desorden, que asigna un significado trascendente al azar (real o aparente) de la naturaleza, y que proclama la muerte definitiva del determinismo, cuando todo indica que para los sistemas caóticos sigue siendo válido el determinismo, si bien se requiere una descripción probabilística de su comportamiento.
Y este es un punto muy importante, ya que hemos visto en este blog y amigos que por ejemplo, los detractores de la biología evolutiva piensan que el azar impide por razones que ellos solamente parecen entender la evolución de las especies. Curiosamente es posible verificar que los extremos se tocan: por un lado los defensores pseudoizquierdistas del raro discurso de Sandín (olvidando que éste avala a la biología evolutiva) usan el azar para negar y atacar la evolución, de la misma manera que los literalistas bíblicos del creacionismo y su hermanito exquisito del diseño inteligente lo hacen para defender a su creador mítico o extraterrestre, olvidando en ambos casos las verificaciones experimentales que avalan esta biología y los cursos deterministas, de manera probabilística, que tiene la evolución de las especies.
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Y al caos (el autor menciona que no hay tal “teoría del caos”) plantea el Dr. Sametband que es necesario despojarlo de cualquier referencia mágica:
Debería de evitarse la utilización de un lenguaje que parezca atribuir un alcance mágico al “caos”: en los textos científicos este concepto tiene un sentido preciso que nos remite a fenómenos complejos, particularmente difíciles de formular matemáticamente, pero que no manifiestan, en principio, relación alguna con el Caos primordial concebido por las antiguas mitologías.
Y es importante dejar en claro que las leyes fundamentales de la física siguen rigiendo y que el hecho de que se utilicen, como veremos, las características estadísticas para predecir comportamientos no es un “drama epistemológico” como algunos han sugerido.
La fuerte carga emocional que tiene la palabra caos es en parte causante de las confusiones antes mencionadas, y ha contribuido a ello el hecho de que aún no está definitivamente establecido el nombre de esta disciplina. (En negrita nuestros.)
¿Caos?
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Y conscientes como están los científicos acerca de esta situación nos comenta el Dr. Sametband que hablaremos de “caos determinista” para diferenciarlo del caos producto del puro azar, aunque los especialistas saben que de un tiempo a la fecha la palabra que ha ganado un lugar fuerte es el de complejidad, “ (…) que designa el estudio de los sistemas dinámicos que están en algún punto intermedio
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