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Toma De Desiciones


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2014  •  2.130 Palabras (9 Páginas)  •  188 Visitas

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Primera carta “El enseñar no existe sin el aprender”.

Los seres humanos vamos aprendiendo según nuestras experiencias y las de otros. Los profesores, tenemos la misión de guiar a los alumnos hacia la obtención de conocimientos, desarrollo de habilidades o destrezas, u obtención de ciertas actitudes y valores. Según, nuestra preparación nos acredita como personas que ya tenemos las competencias para llevar a cavo esta función. Se supone que ya sabemos lo que enseñaremos. Sin embargo, eso no significa que el profesor lo sabe todo y que ya no hay nada que aprender.

Los docentes día a día tenemos la oportunidad de aprender no solo de los errores de nuestros alumnos sino también de los propios. Ser profesor no implica saberse todo como una receta de cocina, porque se trabaja con seres humanos los cuales no siempre piensan, actúan o responden de la misma forma. Por esta razón, los maestros aprendemos en cada una de las experiencias que tenemos.

No siempre se es posible efectuar los mismos procesos, ni los mimos resultados. En cada experiencia y contacto que tenemos en el proceso de enseñanza y aprendizaje son caminos distintos que se recorren, pues no siempre los alumnos tendrán las mismas dudas que responder ni mucho menos siempre tendrán las mismas respuestas que dar a determinada interrogante. Es por eso que el “El educador aprende primero a enseñar, pero también aprende a enseñar al enseñar algo que es reaprendido por estar siendo enseñado”.

Por lo anterior, el maestro tiene el reto de estar en constante estudio, porque obtener una licenciatura no es suficiente para atender estos desafíos. Entendiendo el termino de estudiar como “alcanzar la comprensión más exacta del objeto, es percibir sus relaciones con los otros objetos. Implica que el estudioso, sujeto del estudio, se arriesgue, se aventure, sin lo cual no crea ni recrea”.

Una de las herramientas que le permitirán al profesor estudiar sus experiencias, es la lectura. La cual entendemos no solo como la decodificación de signos, sino como un proceso donde existe una comunicación entre el lector y el autor del texto. Leer, implica interpretar, analizar, reflexionar y comprender cada una de las palabras (enunciados) que el autor escribió.

No obstante, los profesores podemos llegar a enfrentarnos a diferentes dificultades de comprensión lectora. Para superarlas existen algunos instrumentos fundamentales. Entre ellos están: los diccionarios (entre ellos el etimológico, el filosófico, el de sinónimos y antónimos), manuales de conjugación de los verbos, de los sustantivos y adjetivos, enciclopedias; o bien, la lectura comparativa de texto de otro autor que trate el mismo tema y cuyo lenguaje sea menos complejo.

Segunda carta “No permita que el miedo a la dificultad lo paralice”

Ya hemos reflexionado sobre la importancia y el por qué los profesores debemos tener una constante preparación. Ahora bien, muchos logramos reconocer esa necesidad, sin embargo, no hacemos nada para atenderla. Con frecuencia el obstáculo que se debe pasar es el temor o miedo que provoca la sola idea de regresar al estudio.

Se define al miedo como “sentimiento de inquietud frente a la idea de un peligro real o imaginario”. El estudio es un proceso que se llega a considerar como complicado debido a que presentar muchos obstáculos. Hay que realizar investigaciones, comprender y escribir textos, analizar problemas, etc. Sin embargo, es el medio que nos permite superar nuestras dificultades y en consecuencia ser mejores en nuestra labor.

Es conveniente señalar, que al estudio lo tenemos que ver como un deleite y una necesidad; más no como una carga porque de ser así es muy probable que lo abandonemos en cualquier momento. Tenemos que estudiar por gusto, curiosidad, o por querer ser más competentes, no solo por obtener más puntos en el escalafón.

Si nos topamos frente a dificultades de comprensión de textos es recomendable utilizar instrumentos auxiliares como: los diccionarios, las enciclopedias, la internet, la lectura comentada, etc. Pero nunca cerrarnos a la idea de que no comprendemos y que mejor por eso hacemos a un lado la lectura. Huir frente a esta primer dificultad, es permitir que el miedo nos paralice.

Estas reflexiones no solo son dirigidas a los profesores para que ellos las apliquen en ellos, sino para que también las lleven a sus aulas. Nuestros estudiantes también deben de ver y sentir al estudio como una necesidad. Deben sentir gusto por ir a la escuela y no solo porque son obligados o presionados por sus padres.

Tercer carta “Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad”

Hoy en día es muy frecuente toparnos con personas que se dedican a la docencia solo “porque no tuvieron otra posibilidad”; o bien, es frecuente escuchar decir “se hacen que me pagan, me hago que trabajo”. Son frases que en algún momento hemos escuchado hablar o peor aun las hemos dicho.

Sin embargo, se nos olvida que estamos tratando con niños, adolescentes, adultos (¡seres humanos!) con los cuales no podemos estar experimentando o jugando haber que sale o resulta. Tenemos la gran responsabilidad de contribuir en su formación par que su vida tenga éxitos o fracasos. Es por esta razón que los docentes debemos de tener una ética sólida, unos valores y actitudes bien definido. Debemos desempeñar nuestra labor con gusto y realizar nuestras acciones con la seriedad que se merece.

No obstante, tampoco debemos de conceptualizar nuestra función como la más importante, porque bien sabemos que atrás de nosotros esta otra institución formadora que es la familia y la sociedad en general. Sin embargo, si debemos de concebir nuestro quehacer educativo como fundamental en la formación de los ciudadanos.

En la actualidad, la sociedad ya no está reconociendo la relevancia de nuestro quehacer. Nos topamos ante bajos salarios, capacitaciones deficientes, escuelas formadoras de maestros de baja calidad, escuelas con pocos recursos o materiales, etc. Y es lamentable darse cuenta que en muchos de los casos nosotros mismos hemos contribuido a ese retroceso, claro está que unos más que otros. Maestros, que dejan a sus alumnos sin clases hasta por meses, por ser participes de huelgas que tienen la finalidad de mejorar sus condiciones laborales.

Con lo anterior, el autor no se refiere a que sean malas estas acciones. Por el contrario, ¿quién sino el profesor para reclamar sus derechos y valorar sus esfuerzos? Sin embargo, nuestros alumnos no son los responsables de que tengamos esas malas condiciones salariales, en consecuencia no tienen porque salir perjudicados. Hay que

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