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Trabajo practico de pedagogia: Ley 1420


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2014  •  Trabajo  •  2.381 Palabras (10 Páginas)  •  1.069 Visitas

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Trabajo practico de pedagogia

Ley 1420

Consignas:

-comparar los últimos dos textos leídos con la película la ley 1420 “una aventura de educar “

En 1869 y 1898 más de sesenta maestras norteamericanas dejaron los EE.UU, viajaron a Argentina para hacer educadores.

Se puede analizar el tipo de vida que llevaban en Estados Unidos, los motivos por los que aceptan el desafío de educar a los argentinos, y las experiencias que tuvieron. En general, las maestras se sentían extremadamente orgullosas de haber sido elegidas para cumplir el propósito de educar, con lo cual, aceptaban la misión con total devoción, sabiendo que tenían que pasar aventuras, iban a tener emociones, tristezas, tragedias, frustraciones. En ciertos casos eran cuestionadas por tomar semejante desafío, dado que los Americanos Latinos del Sur eran vistos como bárbaros, bestias salvajes incapaces de aprender. Sin embargo, las maestras validaban su posición al respecto, insistiendo en que la experiencia sería enriquecedora, sin importar las dificultades que debieran atravesar como, por ejemplo, tener que aprender un idioma completamente nuevo, como lo era el español.

La función con la que estas maestras fueron traídas al país era la de formar maestras y fundar escuelas normales en varias ciudades de nuestro país. Sarmiento confiaba plenamente en que estas maestras serían capaces de educar a toda la masa de la población que debía ir al colegio. Estas actitudes demostraron que, no sólo las maestras estaban dedicadas a su función, sino que además ponían todo de si para ayudar a Sarmiento en su afán de hacer cumplir la Ley 1420, recientemente aprobada en el año 1884.

Entre el siglo xlx en europa y america la primera enseñanza fue inexistente.

La trayectoria y el desenlace de estas maestras no fue tan exitoso como el comienzo. Al ser imposible venir directamente hacia el país, el barco en el que embarcaban debía ir primero a Inglaterra. Viajando durante meses, varias maestras perdieron la vida o enfermaron duramente. Ya en Argentina, muchas tuvieron muchos problemas con el idioma, ya que no habían tenido la suficiente preparación, y los alumnos no eran chicos educados previamente. A pesar de que el sueldo comenzó a ser cada vez menor y de que las leyes no las amparaban, las maestras recibían mucho afecto por parte tanto de sus alumnos como de sus padres.

Entre las maestras que llegaron al país se encontraban Frances Wood, Jennie Howard, Sara Eccleston y las hermanas Frances y Clara Armstrong. Frances Armstrong se despeñaba en en la Escuela Normal de Córdoba, en la cual había disminuido enormemente el alumnado, porque el obispo cordobés había resuelto excomulgar a todo niño que concurriera a una escuela dirigida por protestantes. La señorita Armstrong decidió entrevistarse con el representante papal, y luego con el ministro de Instrucción Pública, para que le permitiera reunir las condiciones exigidas por el obispo, y los niños regresen a las aulas. Como toda respuesta, obtuvo una reprimenda. Su intervención fue vista por el ministro como una intromisión en asuntos de política, y se le recordó que había sido empleada únicamente para enseñar, y no para cuestionar decisiones.

Como resalta Juan Carlos Tedesco en la película, estas maestras mostraron otras maneras de ser mujer, es decir otra construcción posible de género, al elegir un proyecto profesional propio, y no depender de su padre o su marido para su sustento. Decidieron trabajar en forma independiente, desempeñándose en un país lejano, aprendiendo otro idioma y costumbres, donde el concepto de trabajo y servicio público incluía involucrarse en los ámbitos de poder y de toma de decisiones, como nos muestra la iniciativa que toma Frances Armstrong.

La contracara de este avance, también señalado por Tedesco, es que esta posibilidad, al venir de la mano de mujeres extranjeras, no era vivido como algo perteneciente a nuestra cultura, sino como algo ajeno a nuestros valores y costumbres.

Este proceso iniciado por la fundación de escuelas para maestros, será también el germen de un proceso más amplio en la economía del país, como es la entrada de las mujeres al circuito de trabajo. A partir de la sanción de la Ley 1420, desde el Estado se promueve la enseñanza pública, universal y gratuita. Esto provocará que el Estado se convierta en promotor de la entrada de las mujeres al mercado laboral, en su condición de maestras asalariadas.

Quien piensa y decide traer a las maestras que ayudarán a poner en práctica el nuevo sistema educativo es el prócer Domingo Faustino Sarmiento. Para entender su fascinación con las maestras de EE.UU y la educación, es preciso comprender que visión él tenía en cuanto a qué educación quería formar. Habiendo sido un autodidactica que no había asistido nunca a una escuela, Sarmiento creía que la educación no se le debía prohibir a nadie. En su visión, todo niño que perteneciera al país tenía el derecho y la obligación de asistir a una escuela, siguiendo con los lineamientos de la Ley 1420, la cual calificaba a la educación como gratuita, laica, obligatoria y común. Sin embargo, Sarmiento no consideraba a todos los niños en esta concepción, porque bajo su punto de vista, ciertos bárbaros eran incorregibles e incapacitados de cualquier tipo de aprendizaje. Esta educación para todos lograría fomentar el sentimiento de nación en un país donde grandes masas inmigratorias habían llegado, y en donde poco se compartía entre la aglomeración de culturas.

Sarmiento había viajado a la ciudad de Boston, Massachussets, en el año 1865, y había formado estrechos lazos con la intelectualidad local, entre los que se encontraban Horace Mann, el pedagogo precursor de la educación pública en EEUU, y su esposa Mary, quien más tarde lo ayudaría a seleccionar personalmente a las maestras que vendrían a la Argentina, con buenos antecedentes familiares y profesionales. Sarmiento resaltaba que la educación de las mujeres para la docencia no era una cuestión de filantropía, sino de industria y de economía. Asimismo, señalaba una importante ventaja: la educación pública resultaría más barata, ya que las mujeres cobrarían un salario inferior al de los varones, porque se lo consideraba sólo un suplemento familiar. Este detalle monetario implicaba que las mujeres seguían siendo consideradas inferiores en comparación a los hombres, quienes siempre se habían dedicado a ser el sustento familiar. De esta manera, el Estado lograba validar el lugar de inferioridad que ocupaba la mujer

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