CUENTO: “LLUVIA DE AMOR”

COLEGIO DE BACHILLERES PLANTEL 13

“QUIRINO MENDOZA Y CORTÉS”

TURNO MATUTINO

LENGUA Y LITERATURA

PROFA. SUSANA ORTEGA LUNA

CUENTO: “LLUVIA DE AMOR”

ALUMNA: ALVARADO GARCÍA ALONDRA.

GRUPO: 306

Lluvia de Amor

Era un día nublado, me encontraba caminando por la calle, sola; la calle parecía fantasmal, sin un alma, solo me encontraba yo.

Caminaba pensando en lo que haría al llegar a casa, de pronto, una gota sigilosa acarició mi rostro, empezó a llover; corrí a un tejado para taparme, y ahí estaba él, ese intento de príncipe azul, con sus ojos claros, fornido y con una sonrisa encantadora; ¡era perfecto!

En ese momento sentí las llamadas “mariposas en el estómago”, ¿será que me había enamorado?, no lo sé, pero era la sensación más bonita que había sentido. En eso, entre la incesante lluvia nuestras miradas chocaron, él sonrió, y yo sin más que hacer le dije hola, el me respondió con una voz muy varonil, de esas voces que pocos hombres tienen.

-Hola, ¿está muy fuerte la lluvia, no?

-Sí, parece como si no fuera a parar. – le respondí tartamuda.

Comenzamos a platicar, me puse muy nerviosa, como si nunca hubiera hablado con un hombre, o más aún, con una persona.                                                                                                                   La lluvia estaba en pleno apogeo, y yo, con los nervios recorriéndome de pies a cabeza, no sabía que decir, estaba perpleja, cuando sentí un calor que cubría mi espalda.

-Hace mucho frio, debes taparte. – me dijo cuándo me cubría con su chamarra.

¡Fue hermoso! Ya no era un intento de príncipe azul, ahora era un auténtico príncipe salido de un cuento, y yo, una plebeya enamorada perdidamente de él.

Todo iba perfecto, aquella plática era cada vez más interesante, hasta que se marchó aquella lluvia que había sido testigo de aquel acontecimiento junto con la felicidad que había provocado en mí, aquella sonrisa en nuestros rostros se marchó.                                                                                      Cuando paró la lluvia no nos quedó más que despedirnos; yo, le di las gracias por la amabilidad que me dio y le devolví su chamarra con una última sonrisa. Los dos nos despedimos, y tomamos caminos diferentes.

Seguí mi camino, y volví a andar por la calle sola, pero ahora en mi pensamiento estaba aquel chico que me había provocado esas maripositas en el estómago, jamás lo volvería a ver y eso me consternaba, pues nunca había sentido algo igual, ni con mis ex amores, ni con nada; sentía como si me arrancaran un pedazo de mi corazón bruscamente, sin ningún permiso.                                           Pero algo dentro de mí me impedía seguir caminando, conforme avanzaba, cada vez era más fuerte la sensación y el deseo de volver y estar con él. Sabía que estaba perdidamente enamorada y no  podía dejar ir este amor tan fuerte que me había hecho sentir; así que no pude más, me di la media vuelta, y a lo lejos vi a aquel chico fornido, de ojos claros y sonrisa encantadora que venía corriendo detrás de mí, nos volvimos a encontrar, de nuevo nuestras miradas chocaron y ambos sonreímos.

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