Cada diciembre la ciudad de La Plata empieza a vivir otro clima

Cada diciembre la ciudad de La Plata empieza a vivir otro clima, no sólo porque un año se va y otro nuevo está por llegar, sino porque las calles empiezan a invadirse de chicos, jóvenes de diferentes edades y hasta adultos, con un solo objetivo: confeccionar un muñeco y llegar a terminarlo para el 31 de diciembre a la noche, para poder recibir así el nuevo año que arranca.

¿Qué son estos muñecos? Son figuras de diversos tamaños, pero suelen medir entre 3 y 7 metros. Tienen una estructura de madera o metal, a la que se le atan alambres y así se le va dando la forma del personaje que originalmente se tenía pensado representar. Luego se forra con cartones y papel de diarios junto con la famosa mezcla de harina y agua conocida como “engrudo”. Por último se empieza a pintar de colores, tratando de jugar con las sombras y las luces para que el personaje sea más real.

Todo lleva un proceso largo, no se empieza de la noche a la mañana ni tampoco es un trabajo de fácil organización. Lo primero que hacen los participantes de este fenómeno es reunirse por grupos, dependiendo el barrio, los amigos en común,  las actividades que los atraviesan en su día a día y así varias alternativas más, pero lo que tienen en común todos los integrantes es  que desean hacer un muñeco de fin de año.

Al juntarse lo primero es debatir diferentes cuestiones como el presupuesto, quién será el responsable de firmar el permiso municipal, dónde va a estar el muñeco previo a instalarlo en la calle, qué se va a representar y qué rol va a cumplir cada uno. Luego de las primeras reuniones donde se van cerrando estas cuestiones nombradas anteriormente, empieza la parte más divertida. Los integrantes del muñeco empiezan a buscar materiales que le sean útiles: diario, maderas, cartones, alambres, clavos, pintura. Todo material es bienvenido.

La distribución del trabajo está organizada por lo general de modo que los más chicos, por ejemplo entre siete y once años, son los encargados de cortar la circulación de las calles, donde el muñeco se encuentra, para pedir dinero a los transeúntes que justo circulen por ahí. También están encargados de la venta de rifas o pedidos de contribución a los vecinos del barrio, tocando timbre casa por casa. Los más grande en edad son los que realizan las tareas propias de la  construcción del muñeco: armado de la estructura (sea de madera o metálica), clavado, empapelado, pintado del muñeco.

A veces no se hace diferencia entre varones y mujeres y, en muchos otros, existen tareas que sólo realizan los varones, por ejemplo el clavado o los trabajos que sean en la parte más alta del muñeco, donde para llegar hay que subir por andamios y es una tarea más “peligrosa”.  Mientras las mujeres pueden realizar empapelado y pintura o para las mujeres que prefieren no ensuciarse ni arruinarse la ropa,  hacen compañía, ceban mate o piden plata.

El momento tal vez más complicado es pedir el permiso municipal, donde por lo general aparecen los adulto, o alguno de los jóvenes que sea mayor de 18 años y quiera hacerse responsable del muñeco. Y esto es un dilema, porque siempre suele haber denuncia de los vecinos por ruidos molestos o por contaminación (papel de diario en los cordones, cartones por la calle o claves que pueden dañar las ruedas de los automovilistas), y se ve afectado directamente quien se haya anotado como responsable en la Ordenanza Municipal nº 8974. Dicha ordenanza dispone que “los muñecos o similares no deben afectar la seguridad pública. La ubicación será determinada por el Departamento Ejecutivo. El D. E. otorgará un permiso, sólo con la previa verificación de que no afecte a las personas. Entre una quema y otra deberán existir como mínimo  300 m de distancia. El permiso será sin cargo, y notificar a los responsables su contenido. Los responsables de la instalación de los muñecos deberán asegurar la posterior limpieza del lugar.”

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