Cuento

La vida, mi vida, a Dios

Era un sábado pensando las cinco de la tarde, yo estaba tomando un baño porque iba a salir con un amigo más tarde. Jamás me hubiese pasado por la cabeza que el chico con el que saldría aparecería en mi baño tratando de detener a unos hombres que empujaban la puerta del mismo, yo estaba muy asustada y no sabía qué hacer, aquellos hombres se llevaron a mi amigo, pero tenía el extraño miedo y pensamiento de que a quien querían era a mí, sabía, estaba tan segura de que regresarían por mí y así fue, en menos de dos minutos regresaron, aventaron la puerta y yo desnuda y empapada, con la regadera aun tirando agua, me detenía de la cortina. A ellos nos les importo que yo estuviera en esas condiciones me agarraron bruscamente y mi corazón latía fuertemente aunque no era comparado con lo que sentí después de que uno de ellos me apunto en la espalda con una enorme pistola, me empujo hacia afuera y caí de bruces sobre el piso de mi cuarto.

-Escucha bien niña te queremos vestida en cinco minutos

- ¿Qué es lo que quieren?

- pronto lo sabrás

Pronto me levante y me cambie con lo primero que pude encontrar, no entendía nada. Fui corriendo con mis padres los cuales al igual que yo parecían no entender nada, les conté todo pero no sabían que pasaba ellos parecían algo raros y hasta creían que esos hombres eran buenos y que harían algo bueno por mí, ahora todo me confundía más. Cuando estaba hablando con mi padre pasó uno de los hombres y abrió la puerta de la casa

• Estas lista, se te hace tarde tienes que estar en el local de la vuelta pronto
• Ya voy no tardo

Cómo todo me obligaba a ir, subí pronto por mis cosas, solo lo esencial, cepillo de dientes, un pantalón por si necesitaba y el dinero que había ahorrado. Baje corriendo y como estaba tan molesta con mis padres no me despedí. Y fue un error no hacerlo.

Cuando llegue al lugar que me dijeron me sorprendí al ver tantos niños y jóvenes, las edades eran desde niños de 6 años hasta jóvenes de 16. La voz de una señora era escuchada por todos tras el micrófono ella nos daba instrucciones. Norecuerdo las palabras que nos decía ya que yo me encontraba muy sorprendida con respecto al lugar sentía que me asustaba demasiado estaba lleno de imágenes religiosas por todas partes. Muchos niños lloraban porque querían a sus padres y todos los mayores intentábamos calmarlos.

Nos guiaron hasta camiones gigantescos en los que íbamos muy incomodos cuando por fin llegamos al lugar  me sorprendí, todo esto me hacía pensar en la segunda guerra mundial. Al llegar nos dieron un discurso algo extraño, decían que estábamos allí porque nosotros seríamos los salvadores de las maldades del mundo, que Dios nos había mandado para mejorar la situación y a ellos para guiarnos. Todas sus palabras me parecían tonterías pero era mejor no abrir la boca. Nos dieron batas que parecían de enfermos de hospital a las mujeres nos separaron de los varones y se nos restringió hablar de cualquier cosa con ellos ni si quiera podíamos mirarlos o hacer cualquier gesto dirigido a ellos si esto pasaba nos castigarían.

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