El Reloj de Bagdad Mi hermana Elba y los altillos de Brumal

El Reloj de Bagdad

Mi hermana Elba y los altillos de Brumal

Cristina Fernández Cubas, novelista, dramaturga y cuentista de Mi hermana Elba y Los Altillos de Brumal, nació en Arenys de Mar, una localidad pesquera de Barcelona en 1945. Sus obras la han llevado a convertirse en uno de los principales autores del género dentro de la literatura española, consiguiendo numerosos premios y como ella misma reconoce, con una clara devoción por Edgar Allan Poe, que la influenciará en toda su carrera literaria.

El cuento que comentaremos a continuación, se titula “El reloj de Bagdad” y se trata del primer cuento, situado dentro de la obra Los Altillos de Brumal, publicado en 1983, cuyo tema principal es el tiempo y los cambios que introduce a su paso. A lo largo de la historia vemos como los grupos sociales más débiles, es decir, los niños y los ancianos tendrán que someterse a su paso; ellos son también las personas más expuestas a los cambios, los niños porque crecen, mientras que los segundos, envejecen y se dirigen al fallecimiento. En ambos casos viven ésta metamorfosis con amargura y antipatía ante la pérdida del ser.

“El reloj de Bagdad”, se puede resumir a partir de la protagonista, que convive junto a su familia y dos niñeras: Matilde y Olvido; con ésta última, tiene una relación especial y mantienen una muy corta conversación sobre las almas. Un día, el padre de la familia adquiere un reloj enorme, recubierto de oro que proviene de Bagdad, impartiendo respeto en toda la casa y que es considerado una obra de arte. Las niñeras tras la llegada del reloj, comienzan a convertirse en víctimas de dicho objeto, sobretodo destaca el caso de Olvido la mujer más mayor de la casa. Tras el regreso de un viaje de la protagonista con su familia y dejada la casa en manos de la veterana Olvido, la familia se encuentra con un escenario poco común y Olvido desaparecida A partir de aquí, la casa se convierte en un caos y una noche comienza a arder. Todos se encuentran a salvo, pero de golpe el reloj de Bagdad en ese preciso momento empieza a sonar y la protagonista sentirá esa “voz” dolorosa como una carcajada. Tras lo sucedido, el padre decide devolver el reloj y el antiguo propietario se niega a proceder a la devolución, y aconseja al padre, que se deshaga de él. Finalmente, el reloj arde en una hoguera y la protagonista visualiza entre las llamas el alma de Olvido bailando.  

Teniendo en cuenta el orden de los acontecimientos, podemos considerar que se trata de un cuento con estructura lineal o cronológica y circular, es decir que los hechos se desarrollan sin alteraciones en el tiempo, por lo tanto, de una manera natural, ordinaria, tal y como suceden. Y a su vez circular ya que la historia desde un inicio hace hincapié a las ánimas y a la posibilidad de creer en ellas, y al final, la protagonista que cree en ánimas, consigue verlas en la hoguera.

Por lo que respecta al narrador, se trata de un narrador interno protagonista o autobiográfico, ya que nos cuenta la historia a partir de sus vivencias y sus recuerdos: “Durante aquel invierno fui demorando, poco a poco, el regreso del colegio.” (p.111), pero sobresale su agudeza a la hora de describir personajes, la personalidad de estos y los acontecimientos que se llevan a cabo, como si pudiera recordar exactamente y con meticulosidad a pesar de que en su momento fuese una niña, creando así, un efecto de narrador omnisciente pero que en verdad no es, de manera que crea una atmósfera dubitativa a su vez y poco confiable, dándonos sensación de distorsión y falsificación a la hora de recordar momentos tan dolorosos y traumáticos.  Además, también es polifónico ya que incluye voces de otros personajes: —“Ni siquiera deben de ser cristianos”—Dijo entonces.” (p.110) para hacernos una idea, la protagonista se trata de un tipo de “espía” que consigue información de todos los protagonistas con gran exactitud, se entera de lo que sucede, de conversaciones... pero no puede saber qué piensan o cuáles son sus intenciones verdaderas, solamente puede sospecharlas y de esta manera, después nos  lo narrará. El lector lo recibe de manera poco confiable, hecho fundamental para sostener el efecto ambiguo de lo fantástico.

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