Autobiografía

Autobiografía

Mi nombre es Gabriel Zaid Cruz Huerta, nací el 11 de enero de 1996 en la ciudad de Minatitlán, Veracruz. Mis Padres Martha Huerta Rodríguez y Daniel Cruz Reyes. Soy el cuarto hijo de mi madre, ya que había tenido un matrimonio antes de los que surgen mis tres hermanas mayores. Martha, Eunice y Areli.

Mis padres vivieron juntos durante 6 años antes de que naciera, ellos me criaron con esmero y amor para darme lo mejor a mí y a mis hermanas de las que se hizo responsable mi papá.

Cuatro años después, por razones de mi madre ella decide separarse de mi padre. Ella queriendo ya no saber más de él decide que nos mudemos a la ciudad de Chetumal, Quintana Roo.

Llegando aquí con unas cosas y unas maletas llenas de ropa empezamos una nueva vida lejos de mi padre. Llegamos a casa de una tía que vivía aquí, y nos mantuvimos en su casa mientras mi madre conseguía un empleo estable y un lugar donde podamos estar mis hermanas y yo.

Después de algunas semanas, nos mudamos a una casa que rentamos justamente enfrente de la casa de mi tía. Allí apenas con unas hamacas empezamos a vivir. Con el paso del tiempo, gracias al trabajo de mi madre, empezó comprando varios muebles para poder vivir cómodamente en este nuevo lugar.

Mi madre, siempre preocupándose por sus hijos nunca dejo de darnos la educación que nos merecíamos. Mis hermanas aunque perdieron un año de estudios por la mudanza, se integraron después a la preparatoria Eva Sámano De López Mateos donde concluyeron sus estudios. Y yo, termine de mi kínder en alguno que no recuerdo su nombre.

Terminado mi kínder, ingresé a una primaria cerca de mi casa llamada Octavio Paz, donde estudie mis seis años. Fue una niñez tranquila y sencilla, tenía todo lo que necesitaba y no me hacía falta nada. No recuerdo muchos eventos importantes durante la primaria.

Cuando terminé la primaria tenía la sensación de que me hacía faltaba algo, pero no sabía que era, fue entonces donde conocí a un seminarista llamado Jorge Chan, quien me invito al preseminario que se iba a realizar en el Seminario Menor De La Inmaculada Concepción aquí mismo, en Chetumal.

El preseminario duró una semana y fue algo realmente nuevo para mí. Nunca había estado tanto tiempo sin hablar con mi mama y realmente la extrañe. Pero en ese lugar encontré algo que me llamó la atención y sentía que debía estar ahí.

Fue entonces que un lunes 18 de agosto del 2008 decidí entrar al Seminario Menor, dejando atrás a todos mis amigos y mi familia. Teniendo un tanto de miedo por saber que era lo que iba pasar, sin embargo mi madre me motivo diciéndome: “Nada pierdes con intentar, siempre te apoyaremos”. Con unas cuantas lágrimas en los ojos me lance a una nueva aventura que estaba a punto de comenzar.

Fue una experiencia única el haber entregado dos años de mi vida a estar en ese lugar, aprendí muchas cosas que como persona, ahora veo lo mucho que me sirvieron para aprender a valorar las cosas que tengo ahora.

El Seminario estuvo lleno de risas, lágrimas, enojos, momentos divertidos y aburridos, sin embargo, fueron los dos mejores años de mi vida hasta el día de hoy. Conocí personas de todos lados, podría decir que tengo amigos dispersos en todo Quintana Roo gracias al seminario. Conocí

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